viernes, 16 de marzo de 2018

LEYENDAS DE. LA FRANCMASONERIA

 
El carácter mixto de ciencia especulativa y arte operativo asumido por la institución masónica en la edificación del templo del Rey Salomón a consecuencia de la unión verificada en aquella época entre la francmasonería pura de los noaquitas y la espuria de los trabajadores tirios, le ha proporcionado dos diferentes clases de símbolos: los míticos o legendarios y los materiales.
 

Entendemos por noaquidae o noaquitas, los descendientes de Noé, patriarca que únicamente conservó el verdadero nombre y culto de Dios entre la raza impía de los idólatras.
 
Los francmasones tienen derecho a proclamar que son los descendientes de Noé, porque continúan profesando la pura religión que distinguió a este segundo padre de la raza humana del resto del mundo.
 
Los tirios que trabajaban en el templo de Salomón descendían de la otra división de la raza humana que se separó del verdadero culto en Sinnar y repudió los principios de Noé. Sin embargo, los tirios restablecieron parte de la luz perdida, como otros místicos de la antigüedad, y terminaron por poseerla por completo cuando se unieron con los trabajadores judíos, que eran noaquitas.

Los símbolos legendarios y materiales de que acabamos de hablar están tan íntimamente unidos por su objeto y designio, que es imposible apreciar los unos sin investigar los otros. Como por ejemplo de ello, diremos que en el templo mismo se ha adoptado por símbolo material del mundo, mientras que la legendaria historia de su fundador es el símbolo mítico del destino del hombre en el mundo.

Todo cuanto es tangible y visible a los sentidos en nuestros tipos y emblemas (como por ejemplo, los utensilios de trabajo, el mobiliario y ornamentos de la logia o la escalera de siete escalones), es un símbolo material. Todo aquello cuya existencia se deriva de la tradición y toma la forma de alegoría o leyenda, es un símbolo mítico.

Por tanto, Hiram el constructor y todo cuanto se relaciona con su leyenda del templo y con su vida (con la rama de acacia, la colina cercana del Monte Moriah, y la palabra perdida), puede considerarse que pertenecen a la clase de los símbolos míticos o legendarios.

Esta división no es arbitraria, sino que depende de la naturaleza de los símbolos y del aspecto con que se presentan a nuestra vista. Así, aunque la rama de acacia es material, visible y tangible, no se puede tomar como símbolo material, pues, como toda su significación se deriva de su íntima relación con la leyenda de Hiram Abif, que es un símbolo mítico, no puede separarse de esta clase sin violencia inoportuna. La pequeña colina cercana al Monte Moriah, la búsqueda de los doce compañeros, y toda la serie de circunstancias relacionadas con la palabra perdida deben considerarse, por idéntica razón, como símbolos legendarios y míticos, y no como materiales.


Estas leyendas de la francmasonería constituyen una parte considerable e importantísima de su ritual. Sin ellas dejarían de existir las porciones más valiosas de la masonería considerada como sistema científico.

Las enseñanzas profundamente religiosas que la institución trata de inculcar deben buscarse sobre todo en sus tradiciones y leyendas, más que en sus símbolos materiales. Recuérdese que hemos definido la francmasonería diciendo que es "un sistema moral, velado en alegorías e ilustrado por medio de símbolos". Por tanto, los símbolos no constituyen por sí solos todo el sistema, pues además existen las alegorías, en las que se velan las verdades divinas de la francmasonería enseñadas a los neófitos en las diferentes leyendas conservadas tradicionalmente por la orden. La íntima relación existente por lo menos entre los objetos y métodos de ejecución de la institución francmasónica y los pertenecientes a los antiguos misterios (en los que se infundió intensamente el carácter mítico de las religiones de su época), dio por resultado que se introdujese este mismo carácter mítico en el sistema masónico.

Los mitos y leyendas estaban tan difundidos en los sistemas religiosos, filosóficos e históricos de la antigüedad, que Hayne cree que toda la historia y la filosofía de los antiguos procede de los mitos.

Faber dice que: "El carácter antiguo propendía a la personificación y a la alegoría, de modo que la sencillez de la verdad se sacrificaba de continuo en el ara de la creación poética".


La palabra MITO, del griego (mitos) historia, significaba en su acepción original la narración de un acontecimiento o suceso, sin que implicara verdad o falsedad; pero tal como hoy se emplea, significa una narración de época remota, que aunque no es necesario que sea falsa, sólo se puede certificar por la evidencia interna de la tradición.

Creuzer dice en Symbolik que los mitos y los símbolos proceden por una parte de la situación desamparada y de la pobreza de principios religiosos en que se encontraban los pueblos antiguos, y, por otra, de que los sacerdotes educados en oriente o de origen oriental, trataron de enseñarles conocimientos más puros y elevados. Pero las observaciones del profundo filósofo e historiador Grote dan sobre el probable origen de la universalidad del elemento mítico en todas las religiones antiguas, una idea tan correcta y adecuada al tema de las leyendas masónicas, que no podemos resistir la tentación de citarle libremente:


"Muchos sabios investigadores, especialmente Creuzer, han relacionado la interpretación alegórica de los mitos con la hipotética existencia de un cuerpo de sacerdotes muy instruidos que, procedentes de Egipto y Oriente, enseñaron a los griegos rudos y bárbaros la sabiduría histórica, religiosa y física, ocultándola tras el velo de los símbolos. Dícese que el lenguaje de los símbolos visibles era la forma más vívida de influir en el alma de los oyentes ignorantes cuando el idioma se encontraba todavía en mantillas. El paso inmediato consistió en los términos y el lenguaje simbólicos; pues las exposiciones literales se habían escuchado con indiferencia, aunque se hubieran comprendido, por no corresponder a la cultura intelectual del pueblo".

"Por eso los primeros sacerdotes expusieron sus doctrinas sobre Dios, la naturaleza y la humanidad por medio de alegorías, creando los primeros mitos. Pero, los poetas, idearon además otra clase de mitos más populares y cautivadores, mitos puramente épicos que describían acontecimientos pasados, ora reales, ora supuestos."

"Más tarde, los poetas se apoderaron también de los mitos alegóricos, que fueron confundiéndose con los narrativos; ya no se tuvo en cuenta el asunto simbolismo, y las palabras simbolizantes se tomaron en sentido literal. El nervio de las alegorías primitiva, perdido ya para el vulgo, se conservó únicamente en el seno de varias fraternidades religiosas y secretas compuestas de miembros iniciados con ciertas ceremonias místicas, y dirigidas por familias hereditarias de sacerdotes-presidentes."

"La doctrina secreta de los antiguos mitos teológicos y filosóficos, que constituyera el acopio primitivo y legendario de Grecia y que poseyera el sacerdocio original perteneciente a los tiempos prohoméricos, se conservó en las sectas órficas y báquicas y en los misterios de Eleusis y Samotracia. A quienes se habían sometido a las pruebas preliminares de la iniciación, se les permitía escuchar bajo promesa de guardar secreto, esa antigua religión y esa doctrina cosmogénica, que revelaban el futuro del hombre y la certeza de las recompensas y castigos póstumos, libres ya de las corrupciones de los poetas así como de los símbolos y alegorías que las ocultaban a los ojos del vulgo".

"De esta forma retrotraían los misterios griegos a su época primitiva, y se jactaban de ser los únicos depositarios fieles de la teología y de la física más puras que, originalmente, enseñara a los rudos aborígenes, bajo el inconveniente inevitable de su expresión simbólica, un sacerdocio de iluminados procedentes del extranjero".

Este largo e interesante extracto, no sólo explica filosóficamente el origen y el objeto de los antiguos mitos, sino que además, es una hermosa sinopsis de todo cuanto puede enseñarse en relación con la formación simbólica de la Francmasonería, considerada como una de las depositarias de la teología mítica.


La idea de que existió un pueblo iluminado, que vivió en una época remota y vino de oriente, predomina en las antiguas tradiciones. Esto lo corrobora la palabra hebrea kedem, que significa el ORIENTE, con respecto a tiempos.

La frase de Isaías que dice: "Yo soy hijo de los sabios, e hijo de los reyes antiguos" podría traducirse también "soy hijo de los reyes de oriente" (XIX, II). Adam Clarke dice en una nota explicativa de las siguientes palabras de Ezequiel, XLIII, 2:

"Y vi cómo entraba la gloria del Dios de Israel por el camino de oriente", que "Toda la sabiduría, toda la religión, todas las ciencias y artes han viajado siguiendo el curso del sol desde oriente a occidente".

Bazot dice que "la veneración que sienten los francmasones por el oriente confirma la opinión antes expuesta de que el sistema religioso de la Francmasonería procede del este, y está relacionado con la religión primitiva, cuya primera corrupción fue el culto solar"

Por último, recuérdese la observación que hace el manuscrito de Leland a la pregunta sobre el origen de la Francmasonería, diciendo:


"Empezó con los primeros hombres de oriente, que existieron antes que los de occidente y que, dirigiéndose hacia poniente, trajeron todo su bienestar a los salvajes."

Esta nota puede terminarse cumplidamente con el comentario de Locke a esta respuesta:

"De las palabras anteriores parece desprenderse que los francmasones creen que existieron hombres en oriente antes de Adán, a quien llaman el "primer hombre de occidente", y que las artes y las ciencias nacieron en oriente."

"Algunos célebres eruditos son de la misma opinión; y es cosa evidente que Europa y Africa (que son países occidentales respecto al Asia) fueran salvajes cuando las artes y las costumbres cultas habían alcanzado ya gran perfección en China y la India."


Los talmudistas hacen idénticas alusiones a la superioridad del oriente, Rabbi Bechai dice:

"Adán fue creado de cara a oriente para que pudiera ver cuanto antes la luz y el Sol naciente, por eso supuso que el oriente era parte anterior del mundo."
 

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