lunes, 29 de octubre de 2018

POR NUESTRAS IMPERFECCIONES


Al término de los trabajos de cada una de nuestras tenidas, el Venerable Maestro convoca a los hermanos del Taller a formar la Cadena de Unión alrededor del ara, en el centro geométrico de la Logia. Los hermanos se disponen con sus brazos entrelazados formando una circunferencia que queda abierta en la sección ocupada Maestro de Ceremonias. El Venerable Maestro interroga a este oficial acerca del motivo por el que la Cadena esta rota, a lo que el Maestro de Ceremonias responde: "Por nuestras imperfecciones, Venerable Maestro".

 

Este "defecto" de la Cadena constituida por los hermanos es análogo al que se produce en ocasiones al dividir una circunferencia en un número finito de partes según las reglas de la Geometría. En el caso del reparto de un círculo en diez partes, el cual se relaciona analógicamente con el trenzado de la Cadena de Unión por los diez Oficiales de la Logia, la división se efectúa determinando la intersección de una nueva circunferencia de radio mitad, centrada en el punto medio de uno de los radios —de longitud unitariada de la circunferencia de partida, con la recta que une dicho punto medio con el extremo de un radio perpendicular al anterior. La distancia entre ese extremo y la intersección de la recta mencionada con la circunferencia de radio mitad equivale a la longitud de Cuerda que divide a la circunferencia inicial en diez partes iguales y por tanto, al lado de un decágono inscrito.


No son pocas las veces que el ejercitante realiza la construcción geométrica anterior sin conseguir "cerrar" el decágono, esto es, sin poder hacer coincidir la última división de la circunferencia con la primera debido a un error en la determinación gráfica del módulo que divide en diez la circunferencia.

Dicho módulo —el lado del decágono inscrito— está en proporción áurea con el radio de la circunferencia de la que se parte, razón aritmética ésta que evoca la Belleza arquetípica emanada del Gran Arquitecto por cuanto sintetiza la correspondencia simbólica entre el macrocosmos y el microcosmos en el seno de la Unidad ontológica (en un segmento dividido en dos partes cuyas longitudes se encuentran en proporción áurea, "el todo es a la parte como la parte es a la otra parte".

Como decíamos no son pocas las veces que el aprendiz de geómetra yerra en la división decimal de la circunferencia y no consigue cerrar el polígono inscrito de diez lados por haber cometido imperfecciones en el trazado. Estas imperfecciones se deben a un manejo tosco del compás. Son frecuentes los errores en la determinación de longitudes por no llevar las puntas del compás exactamente sobre los puntos cuya distancia se quiere medir.
 

En otras ocasiones, el error se produce por falta de afilado de la punta de carbón y ser los trazos tan gruesos que resulta incierta la posición de los puntos de intersección entre rectas o arcos. Se trata, en uno y otro caso, de imperfecciones que restan exactitud y comprensión al ejercicio geométrico y que son análogas a las espesuras de naturaleza metálica que impiden el cierre de la Cadena de Unión.

El "sellado" de la Cadena se consigue por una gracia espiritual tras la invocación de los atributos divinos —Sabiduría, Fuerza y Belleza— y la actualización de la memoria de la Unidad en cuyo seno la Logia vive —"Uno para todos y todos para Uno"—; ello, porque "la Sabiduría del G.·.A.·.D.·.U.·. es infinita" y "su Fuerza es Omnipotente", y a fin de que "la Belleza de su Obra se refleje en el Universo entero".

 
 
 

EL HERMANO SECRETARIO



El Secretario ocupa el quinto lugar dentro de la estructura jerárquica de la Logia y junto con el Orador y las Tres Luces forma el Consejo de Familia de la misma.

Como representante de la Memoria de la Logia simboliza también la Memoria de la Tradición Masónica y de las Artes y Ciencias que la Orden ha heredado de muy diversas culturas y pueblos.

Su joya o símbolo distintivo está formado por dos plumas entrecruzadas en X que representan a la escritura y por ende a la ciencia de las letras y las palabras.


Se le relaciona también simbólicamente con el dios Hermes que entre otros atributos tiene el de ser el Escriba de los dioses. Su función principal en los trabajos del Taller es la de preparar, leer y hacer aprobar la Plancha de Arquitectura (el acta) de los trabajos de cada tenida, que procura plasmar de modo sintético lo acontecido durante la misma, las planchas presentadas y las manifestaciones hechas por los hermanos, haciendo énfasis sobre todo en el mensaje iniciático que se vierte en cada tenida y su traducción simbólica. El conjunto de esas actas o planchas, denominado Libro de Arquitectura, es el recuerdo de la vida del Taller.

El Secretario es el encargado de llevar la correspondencia de la Logia y normalmente se le asignan también funciones de Archivero o custodio de los archivos y Guarda Sellos. El Gran Secretario cumple las mismas funciones con relación a la Obediencia.




 

INTERPRETACION ASTROLOGICA DE LA LEYENDA DE HIRAM


 
Doce, corresponde a la división más antigua y más natural del círculo, dado por dos diámetros que se cortan a ángulos rectos, y por cuatro arcos del mismo radio que la circunferencia, trazados, tomando como centros, las extremidades de la cruz.

Esta división ha sido aplicada al cielo, es decir, y hablando más exactamente, al zodiaco, determinando en él, doce espacios iguales que el Sol recorre con regularidad en su curso anual aparente alrededor de la Tierra. A las constelaciones que coincidían con estos espacios, les han dado sus nombres, tomados de los animales o de seres animados. Así se formó el duodenario zodiacal, cuyo simbolismo es de extrema importancia; porque el año viene a ser así, el prototipo de todos los ciclos, alegorizando tanto las fases de la vida humana, como las de la iniciación.
 
En los misterios de Ceres, el iniciado compartía, en efecto, los destinos del grano confiado al suelo. Como este grano, debía sufrir la influencia solar para desarrollarse y fructificar, y pasar por esa concatenación de metamorfosis, de la que resulta la revolución circular de la vida; cada signo del zodiaco, toma, desde este punto de vista, una significación particular, que nos esforzaremos en fijar, después de haber dado algunas indicaciones generales sobre el simbolismo de los doce signos.

Cada signo queda caracterizado por un planeta y por un elemento. Veamos qué resulta de ahí, respecto a la iniciación.


ARIES. Fuego. Marte. Es el Azufre de los alquimistas. Fuego constructor interno, estimulante de todo crecimiento y de todo desarrollo. Aletargado durante el invierno, despierta en la primavera, hace germinar el grano y provoca la eclosión de las yemas. Representa la iniciativa individual, que se desprende bajo el impulso de una influencia exterior general, como la energía aprisionada en el germen, entra en obra a la señal del Sol. El ardor iniciático conduce a buscar la iniciación.

TAURO. Tierra. Venus. La Sal, materia receptiva en la cual la fecundación se efectúa. La elaboración interior. Cuidadosamente preparado, el recipiendario es admitido a las pruebas iniciáticas.

GEMINIS. Aire. Mercurio. Los hijos de la tierra fecundada por el Fuego. El doble mercurio de los alquimistas simbolizado por dos serpientes o por una serpiente de dos cabezas. La vitalidad constructiva y organizante. La sublimación de la materia en la flor que se abre. El neófito recibe la Luz.

CANCER. Agua. Luna. La savia llena las formas que alcanzan su plenitud. La vegetación es lujuriosa. Es la estación de las hojas, de la hierba y de las legumbres; pero los granos y los frutos aún están verdes. Los días son largos y la luz abunda. El iniciado se instruye asimilándose la enseñanza iniciática.

LEO. Fuego. Sol. Habiéndose terminado la obra constructiva del ardor sulfuroso e interno de Aries, el fuego externo interviene para sacar y matar todo cuanto sea construcción acuosa, para cocer y madurar la cubierta de los granos maduros. La razón implacable, ejerce su crítica rigurosa sobre todas las nociones recibidas. El iniciado, controla por sí mismo, con severidad, las ideas que han podido seducirle.

VIRGO. Tierra. Mercurio. La sustancia fecunda, esposa virginal del fuego fecunda, después del parto vuelve a ser virgen. La cosecha está madura y el calor menos tórrido. Habiendo ya elegido sus materias de construcción, el iniciado, los reúne para desbastarlos y tallarlos, según el destino que piensa darles.

LIBRA. Aire. Venus. Equilibrio de las fuerzas constructoras y destructoras. Madurez: el fruto en todo su sabor. El compañero en condición de desplegar su máximo de actividad últimamente aplicada.

ESCORPIO. Agua. Marte. La masa acuosa fermenta. Los elementos de la construcción vital se disocian, atraídos por nuevas combinaciones. Desorganización revolucionaria. El sol precipita su caída hacia el hemisferio austral. Complot de los malos compañeros. Hiram es herido de muerte.


SAGITARIO. Fuego. Júpiter. El espíritu animador se desprende del cadáver y se eleva en las alturas. La naturaleza toma un aspecto desolador. Los obreros abandonados, sin dirección, se lamentan y se dispersan para buscar el cuerpo del maestro asesinado.

CAPRICORNIO. Tierra. Saturno. Nada vive ya: sustancia terrestre está inerte, pasiva; pero fecundable. La tumba de Hiram es descubierta, gracias a la rama de acacia, único vestigio de la vida desaparecida.

ACUARIO. Aire. Saturno. Los elementos constructores se reconstituyen en la tierra reposada, que se prepara a nuevos esfuerzos generadores. Se satura de dinamismo vitalizante. Se exhuma el cadáver del arquitecto y se forma la cadena para resucitarlo.

PISCIS. Agua. Júpiter. El hielo se rompe; las nieves se funden, y el suelo abreva los fluidos propios para ser vitalizados. Se alargan los días rápidamente y el reino de la luz se afirma. Hiram ha resucitado y vuelve a tener conciencia: Se ha encontrado la palabra perdida.



 

domingo, 28 de octubre de 2018

LA FUNCION DEL TESORERO Y EL TESORO DE LA LOGIA

 
Respecto a las oficialías de la Logia, hay que considerar un do­ble aspecto; por un lado su aspecto simbólico dentro de la misma y por otro su calidad de soporte para el trabajo interior de quien la ejerce.

En lo que concierne al Tesorero se da además un tercer aspecto que es el referente a su cometido administrativo en cuanto encargado de la tesorería de la Logia, cobro de las cuotas, derechos por aumento de salario, pagos reglamentarios establecidos a las instancias administrativas superiores, provisión de los fondos necesarios para el funcionamiento de la misma, etc.


Esta parte de la función de oficialía, siendo necesaria es desde luego la menos importante, pues lo esencial es la parte que corresponde a la custodia y administración del Tesoro simbólico, que no es otro que su caudal iniciático que es el que en definitiva da sentido a la Logia misma. Tesoro integrado por las joyas y el oro de sus símbolos y ritos, recibidos, guardados y transmitidos.
 
Siendo como es la Logia una representación simbólica del cosmos, donde cada elemento está simbolizando un elemento superior, al Tesorero le corresponde representar, en un aspecto al menos, al planeta Júpiter, expansivo y benéfico, relacionado además con el número cuatro, primer número de la manifestación; junto al Hospitalario, el Experto y el Maestro de Ceremonias, se encuentra por otra parte en la zona que en el esquema del Arbol cabalístico proyectado en el plano de la Logia pertenece al mundo de Beriyah, o de la Creación, que se corresponde a su vez con el Alma Superior del microcosmos.
 
En su aspecto de soporte para el trabajo interior forma parte del secreto iniciático, pues lo que él promueve —como toda otra función— pertenece al ámbito de lo inexpresable y sólo se puede apelar a la experiencia de los otros para intentar explicarlo, y aun así siempre sería de un modo imperfecto e incompleto.

Apuntaremos para terminar que las oficialías y sus funciones emanan del Venerable Maestro que es quien las designa y las nombra, al igual que la Creación emana del Verbo, de quien es símbolo. El Tesorero sin embargo no es designado sino elegido y aunque en el presente se nos escape el sentido de esto —y en la Masonería todo tiene sentido y nada está puesto porque sí— sí intuimos que hay en ello un misterio y un secreto ligados directamente con la recepción y la transmisión de los códigos simbólicos de la iniciación masónica.



EL TESORO DE LA LOGIA

La función del Hermano Tesorero consiste en custodiar el Tesoro de la Logia, cobrar a los hermanos las cuotas que el Taller tiene estipulado y que sirven para cubrir los gastos que éste tiene, asegurándose de que lodos los hermanos estén a plomo con dicho Tesoro.
 
A menudo se tiene la tendencia a ver en este cargo sólo el elemento de orden administrativo, que aunque esencial para una Logia, no es en verdad sino sólo un aspecto utilitario y práctico, y se nos pasa por alto el importante simbolismo implícito en esta función.
 
Una de las enseñanzas comprendidas en este cargo es aquella que nos muestra al Tesorero como un recaudador, es decir alguien que está dispuesto a exigirnos, incluso a penalizamos, si no cumplimos con el pago de la deuda contraída con el Tesoro de la Logia el día de nuestro juramento, y que desde luego se relaciona con algo mucho más sutil y trascendente que la mera cuestión monetaria, dado que en la Logia nada es superfluo y mucho menos profano, incluidas las monedas que los hermanos depositan en el Tronco de la Viuda.
 
Esta aportación monetaria que cada cual hace al fondo común de la Logia está referida simbólicamente a la idea de una contribución y un apoyo compartido, es decir fraterno, pues es gracias a un trabajo hecho en común, como en verdad se construye el edificio de la Masonería.
 
La Logia es un modelo ejemplar, un microcosmos; pero esta idea de microcosmos no está referida exclusivamente al hecho de que su marco formal sea un mundo en miniatura donde están representados los símbolos del Cosmos empezando por el cielo, la tierra y los planetas, así como por los propios oficiales y sus movimientos gestuales dentro de ese espacio, sino que todas las funciones ejercidas por los oficiales, que son cargos despersonalizados que forman parte de una estructura arquetípica, son parte constitutiva de las enseñanzas masónicas.
 
La lección implícita en la función del Hermano Tesorero es recordarnos que en una organización iniciática que trabaja de forma colectiva, como es el caso de nuestra Orden, es fundamental la contribución intelectual de todos sus miembros, lo cual significa estar a la altura de nuestras propias posibilidades, lo que sería efectivamente estar a plomo con uno mismo y por lo tanto con la Logia.
 
El cargo de Tesorero, como todas las oficialías que se ejercen en la Logia, son símbolo de un orden y una autoridad que nos sobrepasa y que están destinados a servir de soporte a nuestra instrucción individual y a operar por tanto en la Logia interna de cada uno de los miembros del Taller.
 
De tal modo está diseñada la Masonería que el resultado de esta operación de intercambio, armonía y orden puede redundar no sólo en el bien particular de cada quien sino en el de la Logia en general que es bella y sólida si sus columnas una a una lo son también.
 
El cargo del Tesorero, en fin, nos recuerda nuestro deber como miembros de este Taller, de mantener protegido permanentemente nuestro capital que no es otro que la unidad de la Logia, que viene dada por la comunión de todos sus activos en un solo y único interés: la realización espiritual, sustentada por la Enseñanza Masónica emanada de los símbolos y los ritos, los que conforman una estructura bella e inteligente análoga al Cosmos, expresión de la Sabiduría del Gran Arquitecto del Universo.
 
Comprender esta realidad es nuestro mayor y más valioso Tesoro, y en su custodia va implícita nuestra existencia. Es el Tesorero, quien justamente tiene encomendada la salvaguarda de la llave de esa fortuna, cuyo mejor refugio, como dicen los textos de la Tradición, es el corazón incorruptible.

 
 
 

LA INSTALACION DE LOS OFICIALES DE LA LOGIA


Queremos en esta plancha reflexionar sobre un tema de primer orden en nuestro trabajo anual. La costumbre es terminar el ciclo, lo que se suele llamar curso masónico, alrededor de la festividad de San Juan Bautista, en el Solsticio de Verano, con la elección de los oficiales para el nuevo curso que comenzará en septiembre / octubre. Así el curso masónico termina con el anuncio de que será posible reanudar los trabajos, al contar con un nuevo colegio de oficiales (sean sus miembros nuevos o los del anterior colegio confirmados en sus puestos) que tomará el relevo.
 
En esta elección participan los maestros de la Logia dispuestos, en libertad, a elegir los nuevos oficiales y a la orden para aceptar la función que les sea asignada.


Podemos establecer una analogía entre las partes del cuerpo y los oficiales de la Logia, pequeño cosmos en el que éstos, como unos símbolos más dentro del mismo, desempeñan su función; haciendo así posible la vivificación del mundo; sumándose al gesto prototípico y ordenador del G.·. A.·. D.·. U.·., Principio que anima la Orden Masónica, como todos sabemos.
 
Importa la función y no la persona que la desempeña, que hoy será un hermano y mañana otro. Decimos hoy y mañana refiriéndonos a cursos distintos pues no en vano al instalarse el colegio los nuevos oficiales juran sus cargos. Lo hace el Ven.·. M.·., los dos Vig.·., y el Orador lo efectúa en nombre del resto. Así pues cada oficial jura desempeñar su función por el tiempo para el que ha sido designado comprometiéndose a una labor podríamos decir en profundidad, extensión y elevación, en un tiempo otro que se concreta en un aquí y ahora a lo largo del curso masónico.

Por lo que llevamos dicho vemos la importancia de la continuidad en un cargo, fuere el que fuere, para encarnar la función misma, comprenderla y conocerla como aspecto del Uno que se despliega en esta pluralidad.


Son diez los oficiales de la Logia como diez son los números y las Sefiroth del Arbol de la Vida. El diez, es la suma de la circunferencia más el centro que la genera. Los nueve oficiales desempeñan su función dirigidos por el Venerable M.·. de la Logia situado en el Oriente lugar al que todos dirigen su mirada.

El trabajo masónico cuenta con un soporte que es el rito:

Así como el sol se levanta por el Oriente para abrir la carrera del día, así el Ven.·. M.·. está en el Oriente para abrir la Logia y dirigir los trabajos.


Nos dice el ritual de Apertura, y el Primer Vigilante se sitúa en Occidente porque.

 Así como el sol tiene su ocaso en Occidente para cerrar la carrera del día, el Primer Vig.·. está ahí para ayudar al Venerable M.·. a cerrar la Logia, pagar a los obreros y asegurarse de que estén satisfechos.

Tal como el día transcurre entre la salida y la puesta del sol, los trabajos masónicos lo hacen entre el rito de Apertura y el de Cierre de la Logia, entre el Mediodía y la Medianoche y así como
cada amanecer y cada atardecer es distinto y nuevo, lo es cada apertura y cierre aun cuando el ritual sea el mismo pues sin rutinas, y como hombres libres, los oficiales, y todos los hermanos en general, vivifican un rito en el que están incluidos hasta los posibles "despistes" o "equivocaciones" de los participantes.

Uno ha de estar libre, y dispuesto a asumir cualquier función, fuere la que fuere, perseverando en ella hasta que la Orden, a través de la Cámara del Medio de la Logia, así lo disponga; salvo, desde luego, que uno se vea impedido a hacerlo.


 

MAESTRO DE CEREMONIAS, EL MAESTRO DEL RITO


El Maestro de Ceremonias es el oficial que se ocupa esencialmente de que todo en la Logia, objetos y demás cosas del ritual, estén en orden y que todo en el Templo esté conforme al espíritu de la Tenida que debe realizarse.
 
Es por tanto un maestro del Rito.

Este oficial también tiene encomendada la función de preceder y guiar a todos los hermanos en su entrada y salida del templo. Asimismo, todos los desplazamientos que realizan los hermanos dentro de la Logia, bien para sustituirse en un cargo, como para llegar hasta el Trono de la Elocuencia, siempre son precedidos por el Maestro de Ceremonias. Así procede también cuando conduce al Hospitalario a hacer circular el Tronco de la Viuda.
 


Otra de sus funciones es la de emisario. Así se ve cuando él circula el Saco de proposiciones en el que los hermanos dejan sus trazados y propuestas, o sea sus trabajos de investigación, sus estudios y sus reflexiones, escritos que traslada hasta Oriente desde donde la palabra, expresión del pensamiento y de las ideas, es difundida hacia las distintas regiones de la Logia-Cosmos y compartida por todos los miembros del Taller.

Sólo al Maestro de Ceremonias le está permitida la salida de la Logia una vez comenzados los trabajos. Y es, junto al Guardatemplo, morador o guardián del umbral, de ahí que en su insignia además de la vara, el Maestro de Ceremonias lleve una o a veces dos espadas cruzadas.

Este oficial es el encargado de unir los mundos conduciendo a los hermanos desde "pasos perdidos", espacio que está simbolizando el estado de "errancia" que se vive en el mundo profano, hasta recinto diferenciado de la Logia donde va a producirse el rito de creación, escenificación que transcurre en un tiempo mítico y en un espacio sagrado.

Lo primero que pide a los hermanos antes de introducirlos en la Logia es silencio, es decir concentración interna; a continuelion les invita a salir de las tinieblas guiándolos con la luz de su antorcha o Candelabro hasta sus sitiales y lugares de trabajo para que puedan participar, con la dignidad que tiene cada cual a tenor de su grado y función representada, de la Gran Ceremonia Primigenia que está teniendo lugar. Estableciendo permanentemente con sus circunambulaciones un hilo conductor entre todos los hermanos que realizan el acto ritual de apertura de la Logia.

Su atributo es un bastón, símbolo axial. Con él comunica los planos físico y el espiritual o lo que es lo mismo la Tierra con el Cielo, lo cual señala mediante sus tres golpes en el suelo y consecuente elevación de la vara, acto que realiza precisamente en el momento en que son invocados, por las tres Luces de la Logia respectivamente: el Venerable Maestro y los dos Vigilantes, los tres nombres del Gran Arquitecto del Universo: Sabiduría, Fuerza y Belleza. Recordando a todos los asistentes a la Tenida, con este gesto rotundo de la vara, el hecho de que las energías del cosmos perpetuamente descienden y ascienden, al tiempo que el invariable eje de su caña, que precisamente simboliza el caduceo, añade a la lección ritual por él mismo representada que aquello que hace posible la manifestación es justamente el equilibrio entre ambas fuerzas as­cendente y descendente o femenina y masculina, pero eso sí, trans­formadas en una sola energía neutra y andrógina, que se concreta en la Tierra, lo cual señala con toda la contundencia de sus golpes en el suelo.

Siempre provisto de su báculo, tanto en los trabajos ordinarios como durante el rito de Iniciación donde colabora estrechamente con el Maestro Experto, el Maestro de Ceremonias cumple con su papel de conductor y de intermediario, todo lo cual le convierte en el oficial que simbólicamente representa la energía de Hermes, en tanto que Mensajero, ya que este dios comunicador es guía de los hombres a los que trasmite las ciencias, las disciplinas y los ritua­les. No queremos decir con esto que dicho oficial sea el único que representa la energía de Hermes, pues ésta, y la Sabiduría de la que emana, está en realidad encarnada en las funciones de todos los oficiales de la Logia. Es en el caso concreto de "mensajero" y "guía" que el Maestro de Ceremonias está representando a Hermes.

Instrucciones directas y muy eficaces las enseñadas por esta deidad, siempre dirigidas a poner la atención en el conocimiento de uno mismo como modelo para conocerlo todo, pues como ense­ña en la novena lección de su Tabla de Esmeralda:


"El mundo pequeño está hecho a semejanza del mundo grande".

La función más alta expresada en la simbólica del Maestro de Ceremonias es la de unir los planos, por eso es que él ensambla la Cadena de Unión cuando ésta se ha roto. Así aparece reflejado en el ritual, cuando en el momento de formarse la cadena los eslabo­nes se hallan desengarzados, y el Ven.·. Maestro dirigiéndose a este oficial pregunta:

- Hermano Maestro de Ceremonias, ¿por qué está rota la Cadena? a lo que éste responde:

- Por nuestras imperfecciones, Venerable Maestro.

En definitiva esta respuesta significa que la cadena humana solo puede haberse roto por nuestros vicios e ignorancia, que son los impedimentos para encarnar el Conocimiento.

- ¿Cómo podemos cerrarla? Le pregunta de nuevo el Venerable Maestro. Y el Maestro de Ceremonias responde:
- Con las palabras sagradas de Sabiduría, Fuerza y Belleza, uno para todos y todos para uno, repetidas tres veces.

Esta respuesta significa, entre otras cosas, que la Vía Masónica es un camino de perfeccionamiento que se efectiviza:

1. Por la invocación del Nombre Sagrado.

2. Con la ayuda mutua entre los hermanos.

3. Mediante el trabajo ritual de estudio y asimilación de los símbolos masónicos.

- Cerradla, Querido Hermano. Le ordena finalmente el venerable Maestro.

Y el Maestro de Ceremonias, que como Hermes actúa de media­dor, sin dilación la Une. 

 

DESBASTAR LA PIEDRA BRUTA


Durante la ceremonia de Iniciación, inmediatamente finalizada la instrucción que el aprendiz recibe del Hermano Experto, el Ven.·. Maestro le ordena realizar su primer trabajo sobre la Piedra bruta. Es conducido entonces al pie de las gradas del Oriente y el Experto le hace poner la rodilla derecha sobre la primera grada, le da un martillo y un cincel y le enseña cómo golpear la Piedra Bruta por tres veces.
 
Todo el trabajo del primer grado está condensado en este pasaje de la ceremonia de Iniciación, que, como cualquier otro momento del ritual, contiene en sí mismo la instrucción de qué hay que hacer y cómo hay que hacerlo y nos da material suficiente para la reflexión y modelo para la acción.
 


 
Además del simbolismo que contiene, es claro y rotundo el mensaje:
 
Hay que hincarse sobre la rodilla derecha, es decir, hay que doblegar nuestro orgullo, como primer paso en el ascenso por las gradas del conocimiento.
 
Hay que replegarse sobre uno mismo, casi en postura fetal, comenzando por el principio.
 
Hay que aislarse de lo que constituye el mundo exterior, de espaldas a Occidente. Nuestro trabajo ha de estar orientado hacia nuestro firme propósito, mirando a Oriente.
 
Hay que concentrar toda nuestra atención en la Piedra, dándole a este trabajo una prioridad absoluta.
 
Hay que usar el Mazo y el Cincel, la fuerza y la sutileza, la voluntad y la inteligencia, nuestra mano izquierda y nuestra mano derecha.
 
Y hay que golpear por tres veces, hay que visitar los extremos, la polaridad, antes de encontrar el punto de equilibrio.
 
Este es el trabajo básico del masón, el acto primordial sin cuya ejecución ninguna otra promesa de realización puede hacerse efectiva. No puede ser sustituido por ningún otro trabajo físico o intelectual y es la puesta en gesto y en escena de la máxima CONÓCETE A TI MISMO.
 


 
CONÓCETE A TI MISMO se leía en la puerta del templo de Apolo en Delfos. Apolo es el dios del Sol y de la Luz, la fuente de vida para la tierra en lo material y también en lo espiritual, pues de él brotan el Conocimiento, la salud y la inspiración para las ciencias y las artes. Así, Delfos fue considerado un centro espiritual universal y en el interior del templo había una piedra llamada omphalos que simbolizaba el ombligo, el centro del mundo.

Esta máxima puede ser interpretada a diferentes niveles:
 
A nivel psicológico nos invita a perforar la superficie de nuestra imagen, buscando nuestra propia naturaleza debajo del personaje elaborado como fruto de la adaptación social, cultural y familiar. En el crecimiento, durante nuestra primera infancia, hemos aprendido a ocultar algunos de nuestros rasgos de carácter, hemos adoptado otros que eran mejor recibidos en nuestro entorno, y hemos construido un personaje con el cual nos hemos identificado, creyendo ser todo y sólo lo contenido dentro de ese personaje.
 
Desbastar la Piedra bruta significa entonces eliminar la identificación con todo lo que ese personaje representa, para descubrir debajo cualidades, aptitudes, tendencias, sentimientos, que no tenían cabida anteriormente en lo que creíamos ser. Esto tiene una resonancia ética o moral, por la cual tendemos a superarnos, a perfeccionarnos, asumiendo lo negado anteriormente y ejerciendo un control sobre nuestra mente y emociones fruto del poder y de la libertad que da el autoconocimiento.
 
Pero el lema CONÓCETE A TI MISMO tiene un sentido todavía más profundo:
 
Decorando el frontispicio del templo al Conocimiento, estaba significando que este último no puede obtenerse más que en el interior de uno mismo. Platón dijo que todo lo que el hombre aprende, estaba ya en él, siendo el aprendizaje más bien un recuerdo y todas las cosas que lo rodean un reflejo que le ayuda a conocer lo que hay en su interior. A este nivel, al aprendiz se le está diciendo que debe comprenderse primero a sí mismo para poder comprender después todas las cosas, pues verdaderamente todo puede encontrarlo en su interior.
 
La iniciación nos capacita para este conocimiento, dando lugar al nacimiento de un hombre nuevo capaz de conocerse y comprenderse, siendo los diferentes grados, otros tantos niveles de posibilidad de autoconocimiento en la medida en que vamos profundizando hacia nuestro centro, nuestro ombligo espiritual, a través del cual estamos conectados con el único Ser, el único Espíritu.
 
El Masón es siempre y sobre todo, un aprendiz, que no debe perder jamás de vista este trabajo de desbastado de la Piedra. Es un trabajo duro y de precisión. Nunca está finalizado y constituye más bien una manera de vivir: desapegados de nuestro hombre viejo, atentos a nuestro interior, desdoblados en piedra y a la vez cantero, somos la materia prima, las herramientas, la acción y la obra lograda, encarnando así al Ser Humano con mayúsculas, que recrea en sí mismo conscientemente, porque lo ha comprendido, el Orden puesto en la Creación por el G.·. A.·. D.·. U.·.
 
Y para ir realizando en sí mismo este trabajo de autoconocimiento cuenta con la energía que le procura estar conectado a una cadena iniciática y fraternal que traba a todos los masones que han trabajado, trabajan y trabajarán por el mismo fin, en una red que distribuye la Luz del Conocimiento a todos sus eslabones.
 
 

sábado, 27 de octubre de 2018

LA ESTRELLA PENTAGRAMATICA

 
En el ritual de elevación a Compañero el Venerable Maestro invita al Aprendiz a considerar la Estrella Misteriosa de 5 puntas en cuyo centro resplandece la letra G.
 
Situada entre el sol y la luna, la Estrella Pentagramática decora el cielo del Oriente. Oigamos lo que narra la Biblia sobre el cuarto día de la creación:

"Hizo Dios los dos luceros mayores, el lucero grande para el dominio del día y el lucero pequeño para el dominio de la noche, y las estrellas; y púsolos Dios en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra y para dominar en el día y en la noche y para apartar la luz de la oscuridad".



Los astros son vehículos de conocimiento: su alternancia de aparición y desaparición en el cielo, sus movimientos, agrupación, distribución y orden dibujan danzas geométricas e historias míticas y arquetípicas a través de las cuales el Gran Arquitecto expresa los Principios y leyes con los que rige el universo y todo lo que en él hay y deviene.

 
Entre el sol relacionado con la maestría, y la luna espejante, símbolo del aprendiz, las estrellas son cuerpos celestes con luz propia que alumbran en medio de la oscuridad de la noche, decorando con belleza el firmamento, cual pequeños luceros que anuncian secretos a quien quiere y puede descifrarlos, y están relacionados muy directamente con el grado de Compañero.
 
 A partir del número cuatro, que los cabalistas llaman de la Creación, podemos empezar a trazar estrellas de 4 puntas, 5, 6, 7, 8,etc. cada una de ellas como una expresión precisa y clara de algún aspecto o idea de la Divinidad. Ahora nos interesa ahondar en la significación de la Estrella Pentagramática. Se insta al compañero masón a identificarse y ser uno con ella, a participar conscientemente de la fuerza y energía que vehicula.
 
Después del nigredo por el que hemos pasado como Aprendices, de ir deletreando en el libro de la vida, de ser cuerpo oscuro y silencioso, nacemos a un nuevo estado de conciencia, iluminado por una tenue luz, que nos habla de la posibilidad de regeneramos y reconocer la androginia de nuestro ser. El compañero puede empezar a leer en ese libro, y el 5 es la grafía y geometría que se le ofrece como objeto de meditación y síntesis de su estado. Cinco son los sentidos del hombre, a partir de los cuales fluye la percepción y aprehensión de dentro a fuera y viceversa; cinco los dedos en cada extremidad, cual rayos divinos que con su acción iluminan la creación, siendo así que por su intermedio el hombre expresa el Arte que se le desvela en su corazón; cinco sus extremidades, si por ello entendemos sus brazos, piernas y cabeza, medios con los que el ser humano se mueve, crea y puede expresar las ideas que va aprendiendo.
 
El cinco es el número del microcosmos, del hombre como un todo en pequeño, síntesis perfecta de los opuestos, que se simboliza por los esponsales entre el primer número par, el dos, y el primer impar, el tres.
 
Visualicemos la flameante Estrella. Inscribamos un ser humano en su interior de tal manera que su cabeza se corresponda con el vértice de arriba, los brazos extendidos en forma de cruz con las puntas laterales y las piernas con las dos de abajo y veremos como esta geometría dibuja un triángulo invertido fusionado con una punta de flecha ascendente.
 
Si, partiendo de los genitales, trazamos dos líneas que se dirijan hacia cada una de las manos y éstas las unimos entre sí tiro con otra línea, he ahí el triángulo invertido. Este es el símbolo de la copa, de la caverna en el interior de la montaña, del corazón, y todo ello nos remite a la idea de receptividad.
 
Las zonas del cuerpo humano que quedan inscritas en esta figura corresponden a los órganos de reproducción y al sistema digestivo y urinario, los cuales tienen relación con operaciones de transformación y purificación que nos recuerdan, haciendo las transposiciones y correspondencias adecuadas, que toda recepción, ya sea de un alimento o germen de orden material o espiritual, demanda una actitud de apertura y vacuidad.


 
Recibimos si nos abrimos, si purificamos nuestra psique de todas sus asperezas y esperamos ser fecundados por la gracia del espíritu. A partir de esta vacuidad el ser humano puede iniciar su ascenso o retorno a la esencia de su ser, lo cual se simboliza por la otra parte de la grafía que completa la estrella de cinco puntas, aquella que dibuja una punta de flecha hacia arriba, siendo las piernas los extremos de abajo y la cabeza el superior.
 
Con los pies bien anclados en el suelo, las piernas sostienen y elevan el edificio humano hacia lo alto, dirigiendo con destreza toda la energía a través de la columna vertebral, con todo el empuje del corazón y el soplo vital que nos llega simbólicamente por los pulmones, hasta la cabeza, símbolo del cielo, de los estados superiores del ser. Tenemos así representada la parte activa, axial, viril, que conecta el cielo con la tierra, y que nos posibilita la identificación con el mundo de los arquetipos universales.
 
Como compañeros es este trabajo con y en el mundo del alma, tanto individual como universal, el que debe guiar nuestra labor interna. Y en el mismo centro de la Estrella y del ser humano, en el corazón, resplandece la letra G, símbolo del artífice de esta geometría, que crea al hombre a su imagen y semejanza, y también de la síntesis de toda dualidad en la unidad indivisible del Principio y de toda la manifestación de Él surgida. Cinco G decoran cada extremo de su forma y corresponden, al menos en una interpretación de este símbolo, a las palabras: geometría, generación, gravitación, genio y gnosis en cuya meditación hallaremos el secreto de nuestra esencia humana y a la vez divina.
 
 Todo el ser humano obedece a una geometría precisa y armónica. El hombre es geometría, el cosmos es geometría y esta ciencia es uno de los vehículos que se le ofrece para conocerse a sí mismo y al cosmos; es más, al gran artífice de esta obra se le nombra Gran Arquitecto del Universo, y en alguna iconografía se le representa como un geómetra con un compás ordenando el caos primigenio. Precisamente, también recordaremos que en algunos Ritos el Gran Arquitecto recibe, en el grado de compañero, el nombre de Gran Geómetra del Universo.
 
Generación sugiere la idea de un Principio que por un acto enteramente misterioso se da a conocer a sí mismo, se refleja en su esencia y crea todos los mundos, manifestados e inmanifestados, pero siempre reflejo de su unidad indisoluble. La generación implica la idea de la transmisión de ese mensaje misterioso de la Unidad, que contiene en sí toda posibilidad, a todos los mundos emanados de sí misma.
 
Por la gravitación un cuerpo es atraído por otro, de centro a centro y se mantiene un equilibrio. Es esta conexión de centro a centro que da la idea de la residencia de la armonía en el punto onfálico de todo ser, y por transposición de cada ser respecto de su origen.
 
Por el genio el ser humano se vincula a su esencia, trepa por el hilo misterioso que une todos los mundos entre sí, y halla la esencia única de todo en todo. El genio permite atravesar los velos de las apariencias y llegar a la esencia de los seres que pueblan el universo y a los estados del ser visibles e invisibles que coexisten simultáneamente con el estado humano. El genio es el poder o facultad de creación que en su acepción más elevada se referirá a ese poder surgido del Gran Arquitecto.
 
Nada más cerca de la Unidad y de la No-Dualidad que la Gnosis. El Conocimiento es, si algo puede decirse, el anhelo más elevado del ser humano.
 
Conocimiento es identificación con el Misterio insondable e incognoscible. Ser uno con ese Misterio.
 
Así pues, la estrella es nuestra guía y esencia como compañeros y sintetiza la misión a laque estamos llamados: conocernos a nosotros mismos y al mundo.
 
 

LA OFICIALIA DEL PRIMER VIGILANTE


La unión de un grupo de masones reunidos ritualmente para trabajar a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo constituye la Logia.
 
Desde su puesto en Logia, de Oriente a Occidente y del Norte al Sur, cada hermano desempeña su función participando en el rito que simboliza el proceso cosmogónico que da cumplimiento Plan del Gran Arquitecto del Universo, quien lo lleva a cabo por medio de los principios universales que de El emanan, según las diferentes formas tradicionales señalan.


 
La Logia, símbolo del cosmos, se constituye de forma análoga a como lo hace éste; y las llamadas "oficialías", que son las funciones desempeñan los oficiales de la Logia, se corresponden, de alguna manera, con las funciones que desempeñan los principios universales en la constitución del cosmos y, podríamos decir, asumen el carácter de éstos. Por ello los oficiales en el desempeño de sus funciones en Logia, así como los demás masones que la componen, trascienden lo individual uniéndose en lo universal, confirmando así el carácter universal de la Logia.

Una de las oficialías de la Logia es la del Primer Vig.·., quien junto con el Ven.·. Maestro y el Segundo Vig.·. tienen su correspondencia en los "tres pilares de la Logia", o las "tres pequeñas luces":

- El Ven.·. Maestro con la columna jónica, situada al Sudeste, que simboliza la Sabiduría.

- El Primer Vig.·. con la dórica, situada al Noroeste, que simboliza la Fuerza.

-El Segundo Vig.·. con la corintia, situada al Sudoeste, que simboliza la Belleza.

Los tres principios universales, síntesis de los principios por los que se establece el cosmos, y por los que se establece de manera análoga la Logia.

El Ven.·. Maestro y los dos Vigilantes están situados en la Logia en los vértices de un triángulo: El Ven.·. en el vértice de Oriente, el Primer Vig.·. en el vértice de Occidente, y el Segundo Vig.·. en el vértice del Sur. Este triángulo encierra en su interior el que forman los "tres pilares de la Logia", que a su vez encierra en su interior el Ara con las Tres Grandes Luces y el "Cuadro de Logia".

La resultante de estas trazas geométricas es el centro de la Logia, punto de cruce de los ejes que la miden (Oriente-Occidente, Norte-Sur, y Cenit-Nadir); centro por donde se establece la comunicación con lo universal, por donde se traspasa este mundo alcanzando los mundos superiores. Este centro no es un lugar geométrico, ni físico, aunque éstos lo simbolicen, es un "lugar" espiritual en el cual se da la presencia real del Espíritu en la tierra transmitiendo la influencia espiritual; es el lugar donde se apoya la escalera "cuya cima toca los cielos".

Es: "la casa de Dios y la puerta del cielo", el "solar" de la herencia paterna al que hemos sido devueltos.


De la institución de un centro espiritual se trata en las Escrituras cuando hacen mención de la construcción del Tabernáculo y de la edificación de los Templos de Salomón y de Zorobabel.

"Un centro tal, constituido en condiciones regularmente definidas, debía ser, en efecto, el lugar de la manifestación divina, representada siempre como "Luz"; y es curioso subrayar que la expresión de "lugar muy iluminado y muy regular" que la Masonería ha conservado, parece ser un recuerdo de la antigua ciencia sacerdotal que presidía la construcción de los templos".



La presencia espiritual en el Templo reviste, entre otros, un aspecto interior y otro exterior, que está claramente señalado en la tradición cristiana por la frase:

"Gloria in excelsis Deo, et in terra Pax hominibus bonae voluntatis". Las palabras Gloria y Pax se refieren respectivamente al aspecto interno, con relación al Principio, y al aspecto externo, con relación al mundo manifestado. (R. Guénon)

A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo se encomiendan los trabajos masónicos, y los rituales y catecismos masónicos caracterizan a la Logia como lugar "donde reina la Paz",

"... que en su sentido esotérico, está señalada en todas partes como uno de los atributos fundamentales de los centros espirituales establecidos en este mundo (in terra)."

Desde el punto de vista del microcosmos, el centro de la Logia simboliza el estado primordial del ser humano, el estado original, "en el centro", en el Paraíso terrenal, desde donde éste establece directamente la relación con su Artífice. Así pues el centro de la Logia desde el punto de vista del macrocosmos simboliza el centro espiritual de este mundo o, lo que es lo mismo, el centro por donde este mundo está en comunicación con el Gran Arquitecto del Universo; y desde el punto de vista del microcosmos simboliza el centro espiritual del ser humano, que es el centro por donde éste puede acceder, igualmente, a la Unión con Él.


Volviendo a la oficialía que nos ocupa el primer deber de un Vig.·. en Logia es asegurarse de que la Logia está debidamente cubierta. La expresión masónica "estar a cubierto" está simbolizada en la Logia por su techo estrellado que representa la bóveda celeste, es decir el cielo. Y aquí, cielo significa:

..."lo que cubre", "lo que esconde", pero también "lo que está escondido"; y este último sentido es doble, es lo que está escondido a los sentidos, el dominio suprasensible, y es también, en los períodos de ocultamiento o de oscurecimiento, la Tradición que cesa de estar manifestada exteriormente y abiertamente, es decir el "mundo celeste" que viene a ser entonces el "mundo subterráneo".

El Guardatemplo, o "tejador", es quien cubre el Templo, el "cubridor" de la Logia, el "guardián del umbral". Su función simboliza la guarda y custodia de la Logia, como caverna iniciática, vigilando el tránsito de aquellos que, procedentes del mundo de fuera, es decir del mundo profano, aspiran a acceder al mundo de dentro, el recinto sagrado. Y señalamos esta función, cuyo desarrollo sería objeto de otro trazado, por estar relacionada y, en cierta medida, complementarse con el deber de asegurarse de que la Logia está cubierta, que decimos tiene encomendado el Vig.·.. En este sentido, la función de éste consiste en guardar, o cubrir, la Logia, el centro espiritual en este mundo; lo cual representa, por una parte, conservar:

"Siempre intacto el depósito de la Tradición, que no está afectado por los cambios que sobrevienen en el mundo exterior".

Y por otra, asegurarse que el Guardatemplo cumple su función, la vigilancia del acceso a la iniciación como "incorporación" a la Logia, es decir al centro espiritual en este mundo, y por ella a la cadena de la Tradición.


El Primer Vig.·. se sitúa en la Logia al Occidente y su atributo es el Nivel. Está allí para ayudar al Ven.·. Maestro a abrir y cerrar la Logia, vigilarla y despedir a los obreros contentos y satisfechos. Está ubicado en uno de los extremos de ésta, en el que se halla situada la puerta, y en el que está, igualmente, el Guardatemplo, con lo que hemos visto que ello representa.

Situado enfrente del Oriente, refleja, a la Logia, la Luz que el Ven.·. Maestro irradia; esta es su función de instructor de la Logia, reflejar la Sabiduría que aquél representa. Al mismo tiempo vigila e inspecciona, desde la horizontal, es decir con el Nivel, los trabajos de la columna del Sur; en particular aquellos que realizan los Compañeros, de cuya instrucción y tutela está directamente encargado; función que se ve complementada, desde la vertical, por el Segundo Vig.·., encargado particularmente de la de los Aprendices, viéndose ambas unidas en la Escuadra del Ven.·. Maestro.

La función de despedir a los obreros contentos y satisfechos puede entenderse como el justo efecto de unos trabajos "justos y perfectos". En este sentido el Primer Vig.·. debe cumplir su función de instructor y vigilante de los trabajos, como todos los obreros deben cumplir, en sus diferentes grado y condición, las funciones que les corresponden. En tanto en cuanto los trabajos sean hechos así, los obreros marcharán contentos y satisfechos.


Corresponde pues al taller en su conjunto, si bien es cierto que la jerarquía de funciones lleva consigo la correspondiente jerarquía de responsabilidades, poner voluntad y empeño para trabajar rectamente, en vertical y en horizontal, y levantar así obra regular.

Cada cual debe trabajar según su grado y función; unos recibiendo, receptivos y abiertos, otros devolviendo y transmitiendo aquello que anteriormente se les ha dado y han recibido y que en modo alguno les pertenece. La intención real de obrar así hará darse cuenta al taller de sus deficiencias y carencias, que puede ocurrir que sean sustanciales pero que, en sí mismas, serán un estímulo para superarlas. Reconociéndolas se reconoce el taller y se reconocen los obreros en Libertad, Igualdad, y Fraternidad. De esta manera, la asimilación de la influencia espiritual transmitida por el Gran Arquitecto del Universo, que preside real y efectivamente la Logia, será su salario justo, "aquí Paz y después Gloria", y marcharán contentos y satisfechos.


 

domingo, 21 de octubre de 2018

EL SEGUNDO VIGILANTE


Cada oficial alumbra un ámbito de la Logia, y como símbolo vivo de una década arquetípica, desvela una faceta de la joya, un lado de polígono, una nota de la sinfonía, contribuyendo con su sola presencia a la armonía perfecta del cosmos del que el propio templo masónico es un modelo.
 
En la danza cíclica que tejen los oficiales del Taller cada vez que se instala un nuevo colegio, podemos reconocer, entre muchos otros simbolismos, el del recorrido rítmico, recurrente y acompasado de los planetas en torno al Sol, siendo éste el reflejo resplandeciente de la Luz inmaterial surgida del Uno sin segundo.

En este movimiento aparente de traslación, nos ha tocado ocupar transitoriamente la posición del 2° Vigilante. Por un instante nos detenemos y escuchamos la vibración emitida desde este enclave, en un intento de identificamos con el matiz que toma la luz, con la forma que aquí adopta el Ser para darse a conocer a sí mismo; es decir, operamos una alquimia de disolución y coagulación con la substancia de esta posición, signada por un tiempo, un espacio y una forma, para, conociéndola, conocernos, y trascendiendo sus cualidades identificamos con la esencia, pues conocer es ser y encarnar plenamente la energía-fuerza vehiculada por cada símbolo.
 
Antes de abrir los trabajos reina el más absoluto silencio y oscuridad, la Posibilidad, sin ninguna determinación ni distinción. El Verbo surgido de la Nada, simbolizado por la voz del Venerable Maestro, pregunta al 2° Vigilante:

¿Cuál es el primer deber de un vigilante en Logia?
Y éste responde:
 
- Venerable Maestro, es asegurarse de que la Logia esté debidamente cubierta.

Entonces se le pide al Hermano Guarda Templo que cumpla con su oficio, y a través del 2° Vigilante llegan los resultados de la cobertura exterior del templo al Venerable Maestro.
 
Se ha trazado una primera línea invisible. Después, la cuestión dirigida al 1º Vigilante sobre el segundo deber de un Vigilante en Logia, el cual contesta:

- Venerable Maestro, es asegurarse de que todos los asistentes son Aprendices Masones, están en su lugar y en el sitio que les corresponde.

Con la Palabra se ha geometrizado un triángulo invisible entre estos tres puntos, los tres oficiales que dirigen la Logia, llamados también sus "tres luces".
 
A continuación, con la circunambulación que realizan los dos Vigilantes para comprobar la regularidad interior, se delimita además el marco sagrado donde se desarrolla la labor de edificación, se concibe el encuadre que todo iniciado deberá recorrer y finalmente trascender, se anclan los fundamentos; todo ello en la más absoluta penumbra. Y acto seguido:

"...Es a los pies del Oriente en donde los tres oficiales de la Logia se "unen" para "recibir" la Luz que simbólicamente emana del Delta, lo que es lo mismo que la recepción y transmisión ritual de la influencia espiritual que a través de las respectivas funciones de estos tres oficiales en verdad "dirigirá" los trabajos de la Logia."

Cada uno irá entonces hacia el pilar que le corresponde, y al invocar el arquetipo divino se iluminará gradualmente cada ámbito, desde el más interno y esencial al más exterior y manifestado, empezando por la Sabiduría del G.·.A.·.D.·.U.·. siguiendo por la Fuerza y finalmente por la Belleza, hasta que todo el espacio reluzca esplendorosamente.
 
Al 2° Vigilante le corresponde el pilar o la estrella de la Belleza. Y aquí nos detendremos unos instantes para evocar al mito.

En la antigüedad greco-romana, Venus o Afrodita es la diosa de la Belleza y del Amor, símbolo también de la Vida en tanto que dadora de todas las formas sutiles, de la fecundidad y la fertilidad, del matrimonio y de la familia. En verdad, preside todas las uniones, esos lazos sutiles que ensamblan los seres de todos los mundos con el Espíritu Universal. Engendrada por las gotas de esperma del castrado Urano que han caído sobre el mar, Afrodita nace entre la espuma. Nos dice el Himno Homérico:

"Las Horas, de diadema de oro, la acogieron con agrado y la vistieron con divinos vestidos (...)
 
Después de haber colocado todos estos adornos en torno a su cuerpo, la condujeron ante los inmortales. Estos al verla la saludaron con cariño y la acogieron con los brazos abiertos:
 
Cada uno deseaba que fuera su legitima esposa y llevarla a su casa: tal embeleso les producía la hermosura de Citerea coronada de violetas(...). Nadie ha podido escapar de su poder, ni entre los dioses bienaventurados ni entre los mortales hombres".

Sólo hay tres dioses cuyos corazones Afrodita no ha podido seducir: Atenea, asociada a la Sabiduría; Artemisa, a la Luna y Hestia, símbolo de la Virgen incólume. Medítese en ello, pero por ahora, centrémonos en la Belleza.
 
Pone Platón en boca de Diótima en El Banquete o del Amor:

"Préstame ahora, Sócrates, toda la atención de que seas capaz. Quien, en los misterios del Amor, se eleve hasta el punto en el que estamos, después de haber recorrido convenientemente todos los grados de lo bello, llegado al término de la iniciación, percibirá de golpe una belleza maravillosa. ¡Oh Sócrates!, la que era el fin de todos sus trabajos anteriores, belleza eterna, increada e imperecedera, libre de crecimiento y de disminución, que no es hermosa en tal parte y fea en otra, bella en un concepto y fea en otro, para éstos o para aquellos; belleza que nada tiene sensible como un rostro, unas manos, o algo corporal, que no es tal pensamiento o tal ciencia, que no reside en un ser diferente de sí misma, en un animal, por ejemplo, o en la tierra o en el cielo o en cualquier otra cosa, sino que existe eterna y absolutamente por sí misma y en sí misma, de la que participan todas las demás bellezas, sin que el nacimiento o la destrucción de éstas le cause la menor disminución o el menor crecimiento, ni la modifique en lo más mínimo.
 
Cuando de las bellezas inferiores se ha sido elevado, por un amor bien entendido de los jóvenes, hasta esta belleza perfecta y se comienza a entreverla, se ha llegado casi al final. Porque el camino derecho del amor, ya lo siga uno mismo, ya sea guiado por otro, es comenzar por las bellezas de aquí abajo y elevarse hasta la belleza suprema, pasando por así decirlo por todos los grados de la escala, de un cuerpo a dos, de dos a todos los demás; de los cuerpos bellos a las ocupaciones hermosas, de éstas a las ciencias hermosas, hasta que, de ciencia en ciencia, se llega a lo que es por excelencia, que es la ciencia de lo bello y se acaba por conocer lo que es bello por sí mismo".

En el Volumen de Arquitectura Introducción a la Ciencia Sagrada Programaa Agartha leemos:

"La belleza de la forma es el ropaje y la atracción de la Belleza del Principio, y por lo tanto lo refleja armónicamente."

Es por ello que el 2° Vigilante proclama una vez consagrado el templo:

"La Belleza de su obra se manifiesta en el Universo entero."

Venus simboliza el poder atractivo, la fuerza unitiva que ejerce el Principio divino en todos los planos del Ser, y al mismo tiempo también ilustra los matices que adopta esa atracción en cada mundo o estado. La propia naturaleza de esta deidad lleva implícita la gradación del camino ascendente, desde lo más material y corpóreo a las formas más sutiles y de éstas a los arquetipos universales, para, finalmente, equilibradas en el centro todas las posibles dualidades, alcanzar la fusión con el Espíritu. Y si no, veamos a la Venum pandémos, la popular, diosa de las sonrisas, los engaños, el dulce placer, la seducción y el deseo, su aspecto más denso e inferior; la Venus presbytéra y amétor que representa el amor más inmaterial a medio camino del Amor Supremo y finalmente la Venus Ourania, la celeste, la que preside la expresión más pura de la fusión o identificación de todo con el Principio.

"Lo de arriba es como lo de abajo". Y arriba, en el cielo del 2º Vigilante resplandece la nítida luz del planeta Venus, llamado también lucero del alba o vespertino, según que aparezca en el firmamento al amanecer, o bien una vez que los últimos rayos del Sol se han escondido tras el horizonte. Venus lo precede de cerca, y al igual que el gallo, canta la que será su carrera diurna, o bien evoca la estela del astro Rey recién desaparecido tras el horizonte para realizar su viaje nocturno.
 
Por su gran cercanía y al mismo tiempo suficiente lejanía del Sol se lo divisa en el cielo todavía azul, como si antes de correr el tupido velo negro de la noche, o justo después de descorrerlo, se abriera una ventana en el ínterin que anunciara el tránsito de un tiempo a otro, de un estado a otro, de un mundo a otro, y así, marcando graciosamente el compás del tiempo cíclico, insinuara otra posibilidad entre el devenir y el no tiempo o tiempo mítico de los orígenes, antesala de la eternidad.
 
La simbólica de este planeta está, pues, íntimamente ligada al Sol, centro del mundo, corazón del ser, punto al cual tiende el iniciado que se deja guiar por el sutil hilo de Ariadna que finalmente le señalará la salida del laberinto y lo instalará en la conciencia de la plenitud del estado humano, iniciándose entonces el tránsito por los estados superiores del Ser.
 
Venus anuncia al corazón y por eso en la iconografía alquímica se lo representa a veces como una bella mujer con un corazón llameante en la mano, o también con un espejo. El 2° Vigilante colabora tanto en la delimitación del espacio como del tiempo sagrado; su sitio en Logia es a Mediodía, para observar el Sol en su meridiano y llamar a los hermanos del trabajo al ocio y del ocio al trabajo a fin de que obtengan provecho y alegría.

En el punto cenital del Sol, momento en que su luz cae en perpendicular o en plomada sobre el mundo y cuyo fenómeno diurno es análogo al del solsticio de verano en el año o al del punto de la plenitud del aspir en el ciclo respiratorio, aquel se detiene, y justo entonces es cuando el 2° Vigilante llama a los obreros al trabajo. Simbólicamente los despierta y durante las doce horas siguientes de declive del ciclo, las cuales son especialmente aptas para la recepción de los efluvios que descienden del cielo, los pone manos a la obra, insinuándoles un aspecto de la materia sobre el que deben empezar a laborar, el correspondiente a la esfera séptima del Arbol de la Vida, Netsah, la Victoria, perteneciente al plano de Yetsirah, el llamado "Mundo de las Formaciones". La energía que se irradia en este punto es misericordiosa, acuática, positiva, activa, expansiva, pródiga en producciones, dúctil, incluso hasta voluptuosa y bien apta para conformar las pasiones, emociones, sentimientos, deseos, flujo y reflujo, ascenso y descenso, aguas permanentemente en movimiento.
 
Con suma destreza, el artesano debe identificar y nombrar todos estos aspectos, pero sólo los podrá domar y amansar gracias a la acción de la influencia espiritual venida de lo alto, o del centro, la cual hará posible el remanso de las aguas y su conversión en un espejo donde se reflejen y refracten los mundos superiores.
 
La plomada que figura sobre el sitial del 2° Vigilante indica que este delicado arte sólo es posible si uno está totalmente a plomo, ajustado al eje, al hilo sutil que pende desde la sumidad del templo hasta su nadir, atravesando y religando todos los mundos entre sí, armonizándolos, dándoles su razón de ser, e indicando la vertical que debe remontarse para salir del límite del cosmos.
 
El obrero que se entrega de corazón al trabajo, esto es, que se vacía de todo lo individual, obtendrá como provecho sucesivas transmutaciones que culminarán en la transformación y de ahí al infinito sólo silencio. Lo dicho no tiene en absoluto nada que ver con transacciones indefinidas en los mundos del alma, ni con identificaciones con las formas, negocios con el símbolo, ni con aventuras duales con el mito. No, el provecho es reconocerlo todo en uno y simultáneamente, trascendiendo cualquier apariencia y vehículo, fusionarse con lo único real, lo inasible, lo inefable, lo inmutable, lo eterno. Nos dice Fousard:

"La vida espiritual debe estar en movimiento incesante entre la aparición y Aquel que no aparece jamás."

Y también:

"Dios es nada, Dios es todo, es negándose que establece la criatura, es negando la criatura que se le afirma. La teofanía afirma y niega, es idéntica a lo divino y se distingue de ello, manifiesta que es, pero no lo que es, a modo de un vestido que revela el cuerpo escondiéndolo.

Y la intuición de esta Realidad en la copa del corazón es el origen de la alegría del masón,

...pues no hay nada que procure más dicha que el deseo de identificación con el Infinito mismo. Es una alegría nacida al tomar conciencia de la universalidad y liberación final que nos aguarda tras la obra.

Es por ello también que cuando se clausuran los trabajos el 2° Vigilante hace referencia nuevamente a la alegría e invoca:

¡Que la alegría esté en los corazones!

"Y lo de abajo es como lo de arriba". Los antiguos alquimistas y filósofos decían de Venus que era el Tema o la Tierra, de cuyas entrañas se extrae el cobre, el metal análogo a la energía celeste, cálido, rojizo, maleable, conductor de luz y de calor. Cuando se humedece, reverdece, al igual que hace un campo fértil cuando es convenientemente labrado, abonado, sembrado, regado por la lluvia y el rocío; entonces brota, crece, florece, fructifica, se multiplica, impregnando todo de aromas, colores, sabores y susurros.
 
En numerosos grabados se representa también a esta energía como una mujer que sostiene una rama con siete flores.

"Su poder es perfecto cuando se convierte en tierra"

Versa la Tabla Esmeralda. El siete es el número de Netsaht, módulo cuya reducción retorna al Uno. Las cartas del Tarot que se corresponden con esta sefirah son la siete y la catorce, El Carro y La Templanza, en ambas aparece una tierra áurea con brotes verdes. En la séptima, sobre este piso resplandeciente hay un carro y dos caballos conducido por un auriga que es guiado por el ímpetu del Espíritu. En la de La Templanza, aparece sobre el dorado suelo una mujer alada practicando el arte de la mixtura, preparada para emprender el vuelo, la vida nueva presentida al final del laberinto de las aguas. Esta tierra, que uno debe penetrar y visitar hasta su misma entraña es el anuncio de la Tierra de los Vivos, habitada por los iniciados que han pasado por la muerte y la han vencido, la Tierra Santa o Pura, residencia de la Inmortalidad.

"Para que se obren los milagros de una sola cosa". Cuando el artesano labora A L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·., sus obras salen a la luz y resplandecen. El Arte es el vehículo para esa construcción cósmica, un hacer sagrado, la recreación que actualiza el gesto original del Principio, el Supremo Arte de conocerse a sí mismo. La música que surge de la columna de armonía pulsada por el 2º Vigilante insinúa la proporción, medida, ritmo, afinación que preside y fundamenta esta real labor a la que todos estamos libremente convocados. ¡Invocamos a Hermes, a Venus y a las Musas para que por su Intermedio:

"...subyuguemos cualquier discordante pasión que haya dentro de nosotros, y se armonicen y enriquezcan nuestros corazones con el Amor y la Bondad del Santísimo y Gloriosísimo Señor, Gran Arquitecto del Universo!"

Finalizado el canto a las formas, reflejo o eco de las ideas, todo se repliega en el seno del Sí mismo. La ilusión se desvanece. Misterio.

 
 

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