La historia y la fenomenología, como ciencias positivas de la religión, han desarrollado estudios esclarecedores acerca de la configuración simbólica de los ángeles. Este fenómeno se dio principalmente en los cultos monoteístas, predominando de manera más pura en el Judeocristianismo, en el Mazdeísmo y en el Islamismo; a partir del advenimiento de ciertos reformadores, como Zoroastro (forma griega de Zaratustra) Jesús y Mahoma.
Es digno de mención, que Filón (siglo I) dudó de la existencia de estos seres angélicos y los llamó "emanaciones y fuerzas del universo", como critica a lo que parecía ser un fenómeno reciente en su época; pero lo cierto es que en los núcleos míticos de las principales religiones desde tiempos muy antiguos (entre ellos Grecia y Mesopotamia), aparecen estas entidades ambivalentes intermedias entre los dioses y los humanos con funciones de ordenadores del cosmos y ejecutores de la voluntad divina.
Según los antiguos babilonios, el aire estaba poblado por fuerzas malignas que causaban enfermedades, representadas en el principio del "ZI", especie de vampiros con alas provenientes de los espíritus de ultratumba. Ellos reconocían, independientemente de su panteón politeísta, siete principios personales en el viento, la tempestad y el torbellino. Es posible que el libro sapiensal de Job (cap. 1 y 2), en donde el diablo asesina a sus hijos en una tormenta de viento, tenga su origen en estas creencias.
Es digno de mención, que Filón (siglo I) dudó de la existencia de estos seres angélicos y los llamó "emanaciones y fuerzas del universo", como critica a lo que parecía ser un fenómeno reciente en su época; pero lo cierto es que en los núcleos míticos de las principales religiones desde tiempos muy antiguos (entre ellos Grecia y Mesopotamia), aparecen estas entidades ambivalentes intermedias entre los dioses y los humanos con funciones de ordenadores del cosmos y ejecutores de la voluntad divina.
Según los antiguos babilonios, el aire estaba poblado por fuerzas malignas que causaban enfermedades, representadas en el principio del "ZI", especie de vampiros con alas provenientes de los espíritus de ultratumba. Ellos reconocían, independientemente de su panteón politeísta, siete principios personales en el viento, la tempestad y el torbellino. Es posible que el libro sapiensal de Job (cap. 1 y 2), en donde el diablo asesina a sus hijos en una tormenta de viento, tenga su origen en estas creencias.
Los seguidores de Pitágoras pensaban que nuestra atmósfera estaba poblada de seres espíritus bajo el control de un jefe que tenía su asiento en el imperio del aire, probablemente esta idea fue inspirada en los silfos de la mitología germana, como pequeñas entidades manifestadas en los elementos; gracias a ello se entiende el pensamiento cristiano acerca de Satanás, que es presentado en Efesios 2:2 como "el príncipe de la autoridad del aire".
Siguiendo con esta línea de pensamiento, podemos encontrar motivos de estas criaturas en jarrones y murales griegos y etruscos, donde a menudo se los representan con sexo femenino o en forma de niños. Esto no recuerda a las Nuris, "vírgenes canónicas" que aparecen en la mitología islámica, en formas de ángeles femeninos, cual Valkirias hiperbóreas de las que tanto nos habló Lamartine. También era cosa común entre los Persas representar a sus reyes como seres alados. En la "puerta de Ciro", en las ruinas Pasargada, encontramos un bajorrelieve del monarca con cuatro alas saliendo de su torso. Al igual que el dios principal prezoroastrico Atar, el fuego solar en su carro (luego reemplazado por Ahura Mazda), era plasmado con una apariencia similar pero viajando dentro del disco astral remero, como se puede ver en la pared de la inaccesible tumba de Jerjes y Darío II. No obstante, el desarrollo pleno de estas estructuras angélicas se da para una etapa tardía de la historia de un pueblo por razones que expondremos en el siguiente trabajo.
ACERCA DE LOS ANGELES
La palabra ángel era conocida por el mundo paleosemita como "algo santo" (Del término arameo IRIM: Lit. sagrado, separado). Sin embargo, en el hebreo primitivo adoptó la forma de Mal’ak, que se traduce principalmente como mensajero o enviado de alguien "santo". En las fuentes testamentarias, el término Mal’ak, muchas veces significa "espíritu" o "viento"(Tal vez aludiendo a la velocidad del mensajero), pero esto depende del contexto.
Esta idea esta apoyada por un conjunto de idiomas arcaicos como el ugarítico, el arábigo (Malik)y el etíope, donde su significado es de uso similar. En algunos pasajes bíblicos como el de II Reyes 20: 2, 3, él término Mal’ak, aplica a los mensajeros reales que envió el rey Ben-Hadad de Siria al reino de Israel en una misión diplomática. En todos los casos parece atribuirse a alguien que ha sido designado como correo real y que debe transitar a través de una gran distancia con el fin de comunicar "algo importante" a "alguien influyente". Sin embargo, en la mayoría de los casos expuestos, el término se adjudica a seres sobrenaturales que cumplen papeles comunicativos en carácter de asignación divina.
Pero ¿Quiénes eran estas entidades propias de algunas mitologías? ¿Por qué se los presenta en muchos núcleos míticos como seres ambivalentes, es decir, de una naturaleza santa, pero a la vez demoníaca sin llegar a ser dioses? ¿Por qué propenden a desarrollarse estas figuras simbólicas de una manera más notable en el seno del monoteísmo?
ESTUDIO ESTRUCTURAL DE LAS IMÁGENES ANGELICAS
Si bien la configuración angélica se da con más viveza y trascendencia en los cultos monoteístas, no es exclusivo de ellos. Este fenómeno también se observa muy a menudo en las grandes religiones politeístas, como Egipto, Mesopotamia, India, Grecia y Roma.
El hombre vive lo sagrado a través de la multiplicidad de las figuras divinas, al menos es así en los sectores generales de una civilización. El devoto común que tiene dificultades para comprender lo divino en el terreno de alguna especulación metafísica, hermética, propia de los círculos intelectuales o sacerdotales (de los cuales nos disertan sobre una unidad con el absoluto), expresa lo religioso a través de lo que le es más simple, en la naturaleza y su diversidad de aspectos. Por ello los monismos más ejemplares, como en el caso del panteísmo hindú, son vividos dentro del más explícito politeísmo.
La oscilación del pensamiento teológico entre la multiplicidad de divinidades hasta llegar a configurar una sola, es decir, la movilidad entre el politeísmo y el monoteísmo, esta determinada en buena medida por los procesos históricos de cada pueblo. Así sucedió en Egipto en el sincrético culto al disco solar de Aton, durante el reinado de Amenofis IV, en donde todo el poder político y religiosos fue manipulado para que caiga sobre un solo hombre, el Faraón.
En el monoteísmo, el único Dios, reúne todas las facetas que están repartidas en el panteón de los dioses del politeísmo. Por ejemplo, en la etapa temprana del culto israelita, Yahvé era el Dios del que procedía el bien y a su vez él era el originador de las catástrofes (Deuteronomio Cap. 28), mientras que en el politeísmo existe una divinidad para cada función. A este Dios un, también se lo presenta con aspecto humano, antropomórfico (Exodo 15: 4, quizá esta endecha sea uno de los escritos más antiguos del Pentateuco), donde se lo describe como un varón, es decir con sexo, como los dioses egipcios o fenicios, con rostro; manos; se pasea por el jardín; busca al hombre sin encontrarlo, etc.(Génesis 3: 8-13). Pero a su vez es visto en una etapa histórica monárquica tardía como un Dios tutelar, que esta dentro del predio del templo, como Marduk que fue el custodio de Babilonia, o Asur el guardián de Ninive, etc.
Sin embargo, después de la destrucción del templo de Yahvé en Jerusalén a manos de los ejércitos caldeos, el movimiento profético lo representó como una divinidad no circunscripta a un edificio o ciudad determinada, sino más allá del tiempo y el espacio.
Es en esta etapa (siglo VI a. J. C.)cuando la angelología cobra más fuerza y repercusión en el culto judío. Yahvé es ahora un Dios inalcanzable, al que solo se puede acceder mediante profetas o ángeles. Estos reflejan sus atributos, los espejan o refractan como harían los dioses de un panteón politeísta, por ello muchas veces, como veremos, a los ángeles se los asocia con los elementos de la naturaleza.
El mismo fenómeno sincrético se puede observar en la religión de la antigua Persia, donde el movimiento del reformista Zoroastro (siglo VII a. J. C.) invalidó los dioses antiguos y prevaleció el culto al único Dios, Ahura Mazda y sus atributos; luego convertidos en ángeles benéficos, en contra del malvado Ahrimán y su séquito demoníaco.
Por lo general, estas estructuras angélicas, toman su forma de la monarquía constituida, en donde el Dios uno y principal, asume el papel político y Real. Ahora su corte con sus funcionarios y voceros son vistos como ángeles. En el caso de Israel, al caer la dinastía davidica, toda la expectativa de plasmar su nueva situación política y administrativa fue proyectada en los cielos y se centró en la morada excelsa de Yahvé y su séquito. En las cartas de Amarna (Dinastía XVIII), al faraón se lo consideraba un Dios principal, y a su corte parte del panteón.
En otras palabras, la configuración angélica es muy antigua y con toda probabilidad tenga su origen el seno del politeísmo y en sociedades con cierto desarrollo sociopolítico, al menos allí están presentes; pero sobreviven y se tonifican cuando las funciones de los múltiples dioses se resumen en uno solo, de allí que sobresalgan en los cultos monoteístas.
LAS IMÁGENES ANGÉLICAS EN LA LITERATURA SAGRADA
La presencia de seres divinos ayudantes y serviles a los propósitos del "Dios Uno" como entidades espíritus, tiene raíces en tradiciones orales semitas e indoarias, cuyo vértice se pierden en las tinieblas del pasado.
La fuente de acceso más rica y antigua que tenemos a la mano para estudiar el tema es la Biblia, ya que en la religión Persa rastrear la antigüedad angélica prezoroástrica es una tarea complicada. Solo poseemos datos anteriores al Avesta de las inscripciones fragmentarias de sus monumentos y de las confusas referencias de Herodoto. Con relación al Corán ocurre lo mismo, además que como escrito posterior tiene claras dependencias narrativas con la Biblia. Si bien, los árabes desde tiempos muy remotos creían en espíritus del desierto la configuración angélica fue tomada sin ninguna duda de los registros hebreos.
Evidencia bíblica
Se sabe que el Pentateuco fue el resultado de la fusión de por lo menos cuatro documentos anteriores al primer milenio a. C. Uno de los más antiguos se le llama técnicamente: la fuente "J", Yavista. Si bien la mayoría de los doctos concuerdan en que fueron compilados en forma escrita a partir del siglo X a. C. su origen puede ser tan antiguo como para situarlo en los tiempos del éxodo.
En dicha fuente ya se nos habla de los Elohim, palabra hebrea para dioses o señores, similar a los Ellis de las inscripciones caldeas, siempre en asociación con Yahvé Elohim, la deidad única y suprema indiscutiblemente. Estos Elohim, o hijos espíritus de Dios, son los ángeles, pero con una notable relación con los elementos; en este caso con el fuego. En las escrituras este elemento era símbolo ambivalente, por un lado era el atributo de la luminosidad, sabiduría y soberanía suprema; pero por el otro era asociado con la destrucción absoluta, sin recobro ni resurrección.
1-1 Debido a una falta ritual, los primeros hombre fueron expulsados del paraíso terrenal; Yahvé apostó espíritus a la entrada con una espada llameante para que no accedieran al Arbol de la Vida (Génesis 3:24). Estos seres también protagonizaron el episodio de la destrucción por fuego y azufre de las inicuas ciudades del Sidín(sitio desconocido en las inmediaciones del Mar Muerto), entre ellas Adma, Zebollyn, Sodoma y Gomorra.
1-2 En el Sinaí ya se describen a estas criaturas como seres alados, que viajan a grandes velocidades y que son visibles como humo y fuego, con un gran poder tanto destructor como salvador. La columna llameante que acompaño el paso de las hordas israelitas a través del desierto, fue interpretada en la literatura cristiana temprana como la manifestación del Arcángel Miguel. Al igual que en la religión Persa, el fuego sagrado fue configurado como un ser personal. En la cobertura del Arca de la Alianza se entallaron dos figurillas de estas criaturas de oro (símbolo alquímico solar)y tenían poder para destruir a cualquier impuro que ose profanar el lugar santo. Entre los musulmanes, los ángeles benéficos tenían el rostro del Sol. En Egipto durante la Pascua, un ángel "con una espada" inspeccionaba las puertas de las casas, aquella que no estaba pintada con la sangre de un cordero, se tomaba inmediatamente la vida del primogénito de la familia. A esta entidad aterradora se le llama en el Nuevo Testamento como "EL Destructor", como un ser ávido de sangre. A este personaje de la mitología cristiana se lo conoció como aquel que custodiaba el "lago de fuego y azufre" del Apocalipsis.
1-3 Ya en épocas históricas, cuando la invasión asiria al mando de Senaquerib sitió la ciudad de Jerusalén, un ángel en una sola noche exterminó a 185.000 soldados en las inmediaciones de Lakis. Luego en los escritos proféticos se dan imágenes vívidas de estos seres como ministros del único Dios Yahvé, presentado en ropaje real, como veremos.
Estudio comparativo con el Talmud, Corán y el Avesta
2-1 Tanto en la literatura talmúdica, como la Persa y la testamentaria, se los compara a estas entidades aladas con cuerpos celestes, ya sean estrellas o planetas, por la luz que destellan. En Job se habla de ellos como "estrellas de la mañana". Para la mitología Persa Nvare-khchaeta, era el sol y Mah, la luna. Luego configuraron ángeles que regían estos sistemas celestes. A Lucifer, en el Talmud, se lo llama Helel ben-Shahar, el hijo de la aurora, y se lo compara con el enemigo del dios solar, el planeta Venus, el Lucero. Este era él ultimo astro en ocultarse en la mañana, era desafiánte al Sol; como Satanás desafía a Yahvé.
2-2 La Biblia no da el nombre de ningún ángel a no ser el de Miguel y Gabriel (Daniel 12: 1; Lucas 1: 26). La razón es obvia, en la religión hebrea se evitaba el dar adoración a estos seres, para dejar bien establecido que no eran dioses. El Apocalipsis 19: 10, cuando un ángel se le aparece a Juan y este se siente inclinado a reverenciarle aterrado por tan terrible manifestación de poder, este ser replica: "Adora a Dios". Sin embargo, la adoración de ángeles era muy extendida en los primeros siglos de la era cristiana. En la zona de Colosas, este culto era común. En el concilio del siglo IV en Laodicea se estableció: "Los cristianos no deben invocar nombres de ángeles". Y Teodoro, teólogo y escriturario del siglo V, indica que este "vicio" continuaba en sus días.
2-3 Si bien no conocemos sus nombres, la Biblia describe algunos de sus rangos y funciones. En el capítulo 10 de Daniel, aparece el Arcángel Miguel. Arcángel significa "ángel principal o jefe de ángeles". Luego la literatura apócrifa multiplicó a estos jefes haciendo de ellos un verdadero ejercito.
Luego vienen en la corte celestial, los Serafines. Aparecen una sola vez en la Biblia, en Isaías capitulo 6. No se sabe con exactitud el significado de su nombre pero parece ser que eran serpientes ardientes, brillante, o príncipes esplendorosos. Su nombre deriva de una etimología hebrea que quiere decir "devorar" por fuego. Estos seres están por encima del manto real de Yahvé y proclaman al unísono su superlativa santidad y pureza augusta. Dentro de su orden sagrado están encargados de velar por la limpieza absoluta.
Los Querubines son seres que han tenido en la Biblia un papel más protagónico. Están debajo de Yahvé, son el escabel de su trono; como corceles voladores impulsan su carro y ministran ente su presencia. Estos en la profecía reflejan directamente los atributos divinos simbolizados con caras de animales.
2-4 El ángel Gabriel, fue un aporte tardío en la literatura apocaliptica y cristiana (Entre los siglos II-I a. J. C.). Este fue quien se le apareció a María y le anunció el nacimiento virginal de Jesús. Según los musulmanes, fue este mismo quien le revelo a Mahoma lo que luego llego a ser el Corán. Cuenta la tradición, que Mahoma fue a la gruta de Hira para meditar, allí se le apareció Gabriel. Este ser le obligó mediante la agresión física a que recitara el nombre de Alá.
2-5 En la carta a los Colosenses 1. 6 (Ya para la antigüedad tardía), se describen otras categorías "Tronos, Señoríos y Gobiernos o autoridades". Es digno de mención que estos junto con los datos que da el antiguo Testamento, suman siete funciones, similar a los aspectos de los ángeles de Ahura Mazda, los Amesa Spenta. Que eran: 1) El espíritu puro; 2) El buen pensamiento; 3)El orden; 4) La potencia; 5) La devoción; 6) La integridad; 7) La no muerte. Todos y cada uno de ellos totalizan o refractan los atributos completos del supremo Ahura Mazda. Por debajo de ellos, se encontraban innumerables legiones de espíritus benéficos, genios, dioses y demonios. Esta formación es traducida en el Corán por siete cielos en donde existen diferentes categorías de ángeles.
Ya para el siglo IV, Dionisio en su libro El Areopagista, describe una jerarquización que continuó hasta nuestros días. El divide a los ángeles en número de nueve, agrupados en tres carros cada uno. El primer nivel están los Serafines, Querubines y Tronos; en el segundo, Dominios, Virtudes y Poderes; en el tercero Príncipes, Arcángeles y Angeles. A su vez divide a los arcángeles en siete, posiblemente basado en los siete ángeles que tocas las trompetas en el libro de Apocalipsis: Miguel, Gabriel, Raphael, Uriel, Hamsel, Reziel, Auriel(La mayoría de estas identidades no son bíblicas, sino que fueron tomadas las tradiciones orales judías posteriores al siglo II d. J. C. y a los libros deuterocanónocos).
Los ángeles caídos
Cada cosmovisión religiosa tiene su propia interpretación del mal. Generalmente esta es vivida como lo opuesto en coincidencia, es decir, el bien no puede existir en forma independiente del mal. Los ángeles son presentados como seres individuales con voluntad propia y libre albedrío. Estos pueden revelarse contra su creador y oponerse a él. De hecho, los ángeles rebeldes son motivos corrientes en las tradiciones religiosas antes mencionadas.
3-1 Satanás mismo es un ángel rebelde que por su belleza superlativa se hizo así mismo arrogante y quiso ser él mismo un Dios, el Elohim supremo, convirtiéndose en un dios mimo, es decir, sin la capacidad de crear. En Ezequiel 28. 11 al 19, en una endecha contra el rey de Tiro, se habla esotéricamente del diablo, mencionando que era un querubín cubriente y él más bello de su estirpe. Pero no fue el único desleal.
3-2 En el tiempo antes del diluvio, ángeles desobedientes dejaron su sagrado lugar de habitación y adoptaron cuerpos humanos para cohabitar con las mujeres de la tierra, al menos así lo entendían los comentaristas tardíos.
Después de la catástrofe acuática, estos ángeles volvieron a las regiones de los espíritus pero ya no como "hijos de Dios" sino como demonios, bajo las ordenes y dirección del antagonista de Yahvé, Satanás el Diablo.
El núcleo temático del Apocalipsis, es la batalla final de estos seres demoníacos contra los ángeles fieles en la temible batalla del Armagedón.
3-3 En la mitología Persa, paralelo a los siete espíritus se encuentra otros siete demonios del mal, bajo las órdenes de Ahirmán, su contracreador. Ellos los llamaban los Daevas, se creía que si se dejaban restos de cabellos o de uñas sin tratamiento ritual esto les daría más poder. En las especulaciónes judías de los primeros siglos de la era cristiana, aparecen siniestros personajes como Samael, el príncipe de las tinieblas. En el libro de Enoc XVIII: 1, 6 se lo identifica con Shamal una divinidad siria, un cosmocrator o un demiurgo o el Azazel del Levítico en el Antiguo Testamento. Aquel que se opuso a Yahvé el primer día creativo cuando este ordenó que la luz se hiciera.
3-4 Entre los escritos judíos no faltaron los demonios femeninos, como la maligna Lilit. Posiblemente sea la misma que mencionan los hechizos babilonios como el espíritu del viento. En una tablilla sumeria del 2000 a. C. encontrada en Ur, en la epopeya de Gilgamesh y el sauce, habla de una mujer diabólica que habita en los árboles. Es la misma, al parecer, que adopta forma de cabra peluda para la mitología árabe precoránica.
A estas entidades negativas femeninas, se las simbolizaba con serpientes sagradas. En el Tanis Papyrus contiene una lista de títulos que se le daba a estos animales. Un antiguo ritual griego, muestra que las mujeres estériles acostumbraban pasar una noche en el templo de Asclepio con la esperanza de ser fecundadas por una serpiente divina. Esto nos trae a la memoria a los misterios frigios, donde las doncellas se casaban ritualmente con una serpiente sagrada.
3-5. Entre la escatología musulmana, los individuos inicuos son llevados por ángeles repulsivos de color negro, como los elfos en la mitología celta. En la tumba, según la creencia antigua, dos ángeles negros Munkar y Nakir, examinaban al difunto para ver si era digno de hacer de su tumba un lugar más reconfortante.
Desde las especulaciones teológicas antiguas y medievales, el tema de los ángeles fue abordado por el arte, la liturgia, la mística y literatura universal. Pasando por las imágenes dantescas hasta la poética de Milton, para quedar plasmadas en forma eterna en las representaciones de Durero, han sido verdaderas musas de las expresiones artísticas de todos los tiempos. Donde quiera que miremos en la obra humana siempre están presentes estos seres alados, en las tumbas, en los capiteles, en los museos y en los grabados de los viejos manuscritos bíblicos. Tal vez él porque, se deba a que hombre necesita que lo salven de su incierto destino; o quizá porque en estas representaciones se funden paradigmáticamente la lucha interna que todo mortal padece, la del bien contra el mal, plasmada en la simbólica del combate escatológico de los ángeles.
En el mismo nivel que los gnomos, los elfos, los dragones y los genios, estos entes fabulosos, surcadores de todos los cielos, innominados y de culto proscrito, nos muestran que las imágenes de los ángeles no solo provienen de la memoria de un pasado sagrado y universal, sino que hacen posible que en ellos, aquellos dioses y héroes olvidados perduren para siempre en el espíritu humano.
Autor: Sergio Fuster
Siguiendo con esta línea de pensamiento, podemos encontrar motivos de estas criaturas en jarrones y murales griegos y etruscos, donde a menudo se los representan con sexo femenino o en forma de niños. Esto no recuerda a las Nuris, "vírgenes canónicas" que aparecen en la mitología islámica, en formas de ángeles femeninos, cual Valkirias hiperbóreas de las que tanto nos habló Lamartine. También era cosa común entre los Persas representar a sus reyes como seres alados. En la "puerta de Ciro", en las ruinas Pasargada, encontramos un bajorrelieve del monarca con cuatro alas saliendo de su torso. Al igual que el dios principal prezoroastrico Atar, el fuego solar en su carro (luego reemplazado por Ahura Mazda), era plasmado con una apariencia similar pero viajando dentro del disco astral remero, como se puede ver en la pared de la inaccesible tumba de Jerjes y Darío II. No obstante, el desarrollo pleno de estas estructuras angélicas se da para una etapa tardía de la historia de un pueblo por razones que expondremos en el siguiente trabajo.
ACERCA DE LOS ANGELES
La palabra ángel era conocida por el mundo paleosemita como "algo santo" (Del término arameo IRIM: Lit. sagrado, separado). Sin embargo, en el hebreo primitivo adoptó la forma de Mal’ak, que se traduce principalmente como mensajero o enviado de alguien "santo". En las fuentes testamentarias, el término Mal’ak, muchas veces significa "espíritu" o "viento"(Tal vez aludiendo a la velocidad del mensajero), pero esto depende del contexto.
Esta idea esta apoyada por un conjunto de idiomas arcaicos como el ugarítico, el arábigo (Malik)y el etíope, donde su significado es de uso similar. En algunos pasajes bíblicos como el de II Reyes 20: 2, 3, él término Mal’ak, aplica a los mensajeros reales que envió el rey Ben-Hadad de Siria al reino de Israel en una misión diplomática. En todos los casos parece atribuirse a alguien que ha sido designado como correo real y que debe transitar a través de una gran distancia con el fin de comunicar "algo importante" a "alguien influyente". Sin embargo, en la mayoría de los casos expuestos, el término se adjudica a seres sobrenaturales que cumplen papeles comunicativos en carácter de asignación divina.
Pero ¿Quiénes eran estas entidades propias de algunas mitologías? ¿Por qué se los presenta en muchos núcleos míticos como seres ambivalentes, es decir, de una naturaleza santa, pero a la vez demoníaca sin llegar a ser dioses? ¿Por qué propenden a desarrollarse estas figuras simbólicas de una manera más notable en el seno del monoteísmo?
ESTUDIO ESTRUCTURAL DE LAS IMÁGENES ANGELICAS
Si bien la configuración angélica se da con más viveza y trascendencia en los cultos monoteístas, no es exclusivo de ellos. Este fenómeno también se observa muy a menudo en las grandes religiones politeístas, como Egipto, Mesopotamia, India, Grecia y Roma.
El hombre vive lo sagrado a través de la multiplicidad de las figuras divinas, al menos es así en los sectores generales de una civilización. El devoto común que tiene dificultades para comprender lo divino en el terreno de alguna especulación metafísica, hermética, propia de los círculos intelectuales o sacerdotales (de los cuales nos disertan sobre una unidad con el absoluto), expresa lo religioso a través de lo que le es más simple, en la naturaleza y su diversidad de aspectos. Por ello los monismos más ejemplares, como en el caso del panteísmo hindú, son vividos dentro del más explícito politeísmo.
La oscilación del pensamiento teológico entre la multiplicidad de divinidades hasta llegar a configurar una sola, es decir, la movilidad entre el politeísmo y el monoteísmo, esta determinada en buena medida por los procesos históricos de cada pueblo. Así sucedió en Egipto en el sincrético culto al disco solar de Aton, durante el reinado de Amenofis IV, en donde todo el poder político y religiosos fue manipulado para que caiga sobre un solo hombre, el Faraón.
En el monoteísmo, el único Dios, reúne todas las facetas que están repartidas en el panteón de los dioses del politeísmo. Por ejemplo, en la etapa temprana del culto israelita, Yahvé era el Dios del que procedía el bien y a su vez él era el originador de las catástrofes (Deuteronomio Cap. 28), mientras que en el politeísmo existe una divinidad para cada función. A este Dios un, también se lo presenta con aspecto humano, antropomórfico (Exodo 15: 4, quizá esta endecha sea uno de los escritos más antiguos del Pentateuco), donde se lo describe como un varón, es decir con sexo, como los dioses egipcios o fenicios, con rostro; manos; se pasea por el jardín; busca al hombre sin encontrarlo, etc.(Génesis 3: 8-13). Pero a su vez es visto en una etapa histórica monárquica tardía como un Dios tutelar, que esta dentro del predio del templo, como Marduk que fue el custodio de Babilonia, o Asur el guardián de Ninive, etc.
Sin embargo, después de la destrucción del templo de Yahvé en Jerusalén a manos de los ejércitos caldeos, el movimiento profético lo representó como una divinidad no circunscripta a un edificio o ciudad determinada, sino más allá del tiempo y el espacio.
Es en esta etapa (siglo VI a. J. C.)cuando la angelología cobra más fuerza y repercusión en el culto judío. Yahvé es ahora un Dios inalcanzable, al que solo se puede acceder mediante profetas o ángeles. Estos reflejan sus atributos, los espejan o refractan como harían los dioses de un panteón politeísta, por ello muchas veces, como veremos, a los ángeles se los asocia con los elementos de la naturaleza.
El mismo fenómeno sincrético se puede observar en la religión de la antigua Persia, donde el movimiento del reformista Zoroastro (siglo VII a. J. C.) invalidó los dioses antiguos y prevaleció el culto al único Dios, Ahura Mazda y sus atributos; luego convertidos en ángeles benéficos, en contra del malvado Ahrimán y su séquito demoníaco.
Por lo general, estas estructuras angélicas, toman su forma de la monarquía constituida, en donde el Dios uno y principal, asume el papel político y Real. Ahora su corte con sus funcionarios y voceros son vistos como ángeles. En el caso de Israel, al caer la dinastía davidica, toda la expectativa de plasmar su nueva situación política y administrativa fue proyectada en los cielos y se centró en la morada excelsa de Yahvé y su séquito. En las cartas de Amarna (Dinastía XVIII), al faraón se lo consideraba un Dios principal, y a su corte parte del panteón.
En otras palabras, la configuración angélica es muy antigua y con toda probabilidad tenga su origen el seno del politeísmo y en sociedades con cierto desarrollo sociopolítico, al menos allí están presentes; pero sobreviven y se tonifican cuando las funciones de los múltiples dioses se resumen en uno solo, de allí que sobresalgan en los cultos monoteístas.
LAS IMÁGENES ANGÉLICAS EN LA LITERATURA SAGRADA
La presencia de seres divinos ayudantes y serviles a los propósitos del "Dios Uno" como entidades espíritus, tiene raíces en tradiciones orales semitas e indoarias, cuyo vértice se pierden en las tinieblas del pasado.
La fuente de acceso más rica y antigua que tenemos a la mano para estudiar el tema es la Biblia, ya que en la religión Persa rastrear la antigüedad angélica prezoroástrica es una tarea complicada. Solo poseemos datos anteriores al Avesta de las inscripciones fragmentarias de sus monumentos y de las confusas referencias de Herodoto. Con relación al Corán ocurre lo mismo, además que como escrito posterior tiene claras dependencias narrativas con la Biblia. Si bien, los árabes desde tiempos muy remotos creían en espíritus del desierto la configuración angélica fue tomada sin ninguna duda de los registros hebreos.
Evidencia bíblica
Se sabe que el Pentateuco fue el resultado de la fusión de por lo menos cuatro documentos anteriores al primer milenio a. C. Uno de los más antiguos se le llama técnicamente: la fuente "J", Yavista. Si bien la mayoría de los doctos concuerdan en que fueron compilados en forma escrita a partir del siglo X a. C. su origen puede ser tan antiguo como para situarlo en los tiempos del éxodo.
En dicha fuente ya se nos habla de los Elohim, palabra hebrea para dioses o señores, similar a los Ellis de las inscripciones caldeas, siempre en asociación con Yahvé Elohim, la deidad única y suprema indiscutiblemente. Estos Elohim, o hijos espíritus de Dios, son los ángeles, pero con una notable relación con los elementos; en este caso con el fuego. En las escrituras este elemento era símbolo ambivalente, por un lado era el atributo de la luminosidad, sabiduría y soberanía suprema; pero por el otro era asociado con la destrucción absoluta, sin recobro ni resurrección.
1-1 Debido a una falta ritual, los primeros hombre fueron expulsados del paraíso terrenal; Yahvé apostó espíritus a la entrada con una espada llameante para que no accedieran al Arbol de la Vida (Génesis 3:24). Estos seres también protagonizaron el episodio de la destrucción por fuego y azufre de las inicuas ciudades del Sidín(sitio desconocido en las inmediaciones del Mar Muerto), entre ellas Adma, Zebollyn, Sodoma y Gomorra.
1-2 En el Sinaí ya se describen a estas criaturas como seres alados, que viajan a grandes velocidades y que son visibles como humo y fuego, con un gran poder tanto destructor como salvador. La columna llameante que acompaño el paso de las hordas israelitas a través del desierto, fue interpretada en la literatura cristiana temprana como la manifestación del Arcángel Miguel. Al igual que en la religión Persa, el fuego sagrado fue configurado como un ser personal. En la cobertura del Arca de la Alianza se entallaron dos figurillas de estas criaturas de oro (símbolo alquímico solar)y tenían poder para destruir a cualquier impuro que ose profanar el lugar santo. Entre los musulmanes, los ángeles benéficos tenían el rostro del Sol. En Egipto durante la Pascua, un ángel "con una espada" inspeccionaba las puertas de las casas, aquella que no estaba pintada con la sangre de un cordero, se tomaba inmediatamente la vida del primogénito de la familia. A esta entidad aterradora se le llama en el Nuevo Testamento como "EL Destructor", como un ser ávido de sangre. A este personaje de la mitología cristiana se lo conoció como aquel que custodiaba el "lago de fuego y azufre" del Apocalipsis.
1-3 Ya en épocas históricas, cuando la invasión asiria al mando de Senaquerib sitió la ciudad de Jerusalén, un ángel en una sola noche exterminó a 185.000 soldados en las inmediaciones de Lakis. Luego en los escritos proféticos se dan imágenes vívidas de estos seres como ministros del único Dios Yahvé, presentado en ropaje real, como veremos.
Estudio comparativo con el Talmud, Corán y el Avesta
2-1 Tanto en la literatura talmúdica, como la Persa y la testamentaria, se los compara a estas entidades aladas con cuerpos celestes, ya sean estrellas o planetas, por la luz que destellan. En Job se habla de ellos como "estrellas de la mañana". Para la mitología Persa Nvare-khchaeta, era el sol y Mah, la luna. Luego configuraron ángeles que regían estos sistemas celestes. A Lucifer, en el Talmud, se lo llama Helel ben-Shahar, el hijo de la aurora, y se lo compara con el enemigo del dios solar, el planeta Venus, el Lucero. Este era él ultimo astro en ocultarse en la mañana, era desafiánte al Sol; como Satanás desafía a Yahvé.
2-2 La Biblia no da el nombre de ningún ángel a no ser el de Miguel y Gabriel (Daniel 12: 1; Lucas 1: 26). La razón es obvia, en la religión hebrea se evitaba el dar adoración a estos seres, para dejar bien establecido que no eran dioses. El Apocalipsis 19: 10, cuando un ángel se le aparece a Juan y este se siente inclinado a reverenciarle aterrado por tan terrible manifestación de poder, este ser replica: "Adora a Dios". Sin embargo, la adoración de ángeles era muy extendida en los primeros siglos de la era cristiana. En la zona de Colosas, este culto era común. En el concilio del siglo IV en Laodicea se estableció: "Los cristianos no deben invocar nombres de ángeles". Y Teodoro, teólogo y escriturario del siglo V, indica que este "vicio" continuaba en sus días.
2-3 Si bien no conocemos sus nombres, la Biblia describe algunos de sus rangos y funciones. En el capítulo 10 de Daniel, aparece el Arcángel Miguel. Arcángel significa "ángel principal o jefe de ángeles". Luego la literatura apócrifa multiplicó a estos jefes haciendo de ellos un verdadero ejercito.
Luego vienen en la corte celestial, los Serafines. Aparecen una sola vez en la Biblia, en Isaías capitulo 6. No se sabe con exactitud el significado de su nombre pero parece ser que eran serpientes ardientes, brillante, o príncipes esplendorosos. Su nombre deriva de una etimología hebrea que quiere decir "devorar" por fuego. Estos seres están por encima del manto real de Yahvé y proclaman al unísono su superlativa santidad y pureza augusta. Dentro de su orden sagrado están encargados de velar por la limpieza absoluta.
Los Querubines son seres que han tenido en la Biblia un papel más protagónico. Están debajo de Yahvé, son el escabel de su trono; como corceles voladores impulsan su carro y ministran ente su presencia. Estos en la profecía reflejan directamente los atributos divinos simbolizados con caras de animales.
2-4 El ángel Gabriel, fue un aporte tardío en la literatura apocaliptica y cristiana (Entre los siglos II-I a. J. C.). Este fue quien se le apareció a María y le anunció el nacimiento virginal de Jesús. Según los musulmanes, fue este mismo quien le revelo a Mahoma lo que luego llego a ser el Corán. Cuenta la tradición, que Mahoma fue a la gruta de Hira para meditar, allí se le apareció Gabriel. Este ser le obligó mediante la agresión física a que recitara el nombre de Alá.
2-5 En la carta a los Colosenses 1. 6 (Ya para la antigüedad tardía), se describen otras categorías "Tronos, Señoríos y Gobiernos o autoridades". Es digno de mención que estos junto con los datos que da el antiguo Testamento, suman siete funciones, similar a los aspectos de los ángeles de Ahura Mazda, los Amesa Spenta. Que eran: 1) El espíritu puro; 2) El buen pensamiento; 3)El orden; 4) La potencia; 5) La devoción; 6) La integridad; 7) La no muerte. Todos y cada uno de ellos totalizan o refractan los atributos completos del supremo Ahura Mazda. Por debajo de ellos, se encontraban innumerables legiones de espíritus benéficos, genios, dioses y demonios. Esta formación es traducida en el Corán por siete cielos en donde existen diferentes categorías de ángeles.
Ya para el siglo IV, Dionisio en su libro El Areopagista, describe una jerarquización que continuó hasta nuestros días. El divide a los ángeles en número de nueve, agrupados en tres carros cada uno. El primer nivel están los Serafines, Querubines y Tronos; en el segundo, Dominios, Virtudes y Poderes; en el tercero Príncipes, Arcángeles y Angeles. A su vez divide a los arcángeles en siete, posiblemente basado en los siete ángeles que tocas las trompetas en el libro de Apocalipsis: Miguel, Gabriel, Raphael, Uriel, Hamsel, Reziel, Auriel(La mayoría de estas identidades no son bíblicas, sino que fueron tomadas las tradiciones orales judías posteriores al siglo II d. J. C. y a los libros deuterocanónocos).
Los ángeles caídos
Cada cosmovisión religiosa tiene su propia interpretación del mal. Generalmente esta es vivida como lo opuesto en coincidencia, es decir, el bien no puede existir en forma independiente del mal. Los ángeles son presentados como seres individuales con voluntad propia y libre albedrío. Estos pueden revelarse contra su creador y oponerse a él. De hecho, los ángeles rebeldes son motivos corrientes en las tradiciones religiosas antes mencionadas.
3-1 Satanás mismo es un ángel rebelde que por su belleza superlativa se hizo así mismo arrogante y quiso ser él mismo un Dios, el Elohim supremo, convirtiéndose en un dios mimo, es decir, sin la capacidad de crear. En Ezequiel 28. 11 al 19, en una endecha contra el rey de Tiro, se habla esotéricamente del diablo, mencionando que era un querubín cubriente y él más bello de su estirpe. Pero no fue el único desleal.
3-2 En el tiempo antes del diluvio, ángeles desobedientes dejaron su sagrado lugar de habitación y adoptaron cuerpos humanos para cohabitar con las mujeres de la tierra, al menos así lo entendían los comentaristas tardíos.
Después de la catástrofe acuática, estos ángeles volvieron a las regiones de los espíritus pero ya no como "hijos de Dios" sino como demonios, bajo las ordenes y dirección del antagonista de Yahvé, Satanás el Diablo.
El núcleo temático del Apocalipsis, es la batalla final de estos seres demoníacos contra los ángeles fieles en la temible batalla del Armagedón.
3-3 En la mitología Persa, paralelo a los siete espíritus se encuentra otros siete demonios del mal, bajo las órdenes de Ahirmán, su contracreador. Ellos los llamaban los Daevas, se creía que si se dejaban restos de cabellos o de uñas sin tratamiento ritual esto les daría más poder. En las especulaciónes judías de los primeros siglos de la era cristiana, aparecen siniestros personajes como Samael, el príncipe de las tinieblas. En el libro de Enoc XVIII: 1, 6 se lo identifica con Shamal una divinidad siria, un cosmocrator o un demiurgo o el Azazel del Levítico en el Antiguo Testamento. Aquel que se opuso a Yahvé el primer día creativo cuando este ordenó que la luz se hiciera.
3-4 Entre los escritos judíos no faltaron los demonios femeninos, como la maligna Lilit. Posiblemente sea la misma que mencionan los hechizos babilonios como el espíritu del viento. En una tablilla sumeria del 2000 a. C. encontrada en Ur, en la epopeya de Gilgamesh y el sauce, habla de una mujer diabólica que habita en los árboles. Es la misma, al parecer, que adopta forma de cabra peluda para la mitología árabe precoránica.
A estas entidades negativas femeninas, se las simbolizaba con serpientes sagradas. En el Tanis Papyrus contiene una lista de títulos que se le daba a estos animales. Un antiguo ritual griego, muestra que las mujeres estériles acostumbraban pasar una noche en el templo de Asclepio con la esperanza de ser fecundadas por una serpiente divina. Esto nos trae a la memoria a los misterios frigios, donde las doncellas se casaban ritualmente con una serpiente sagrada.
3-5. Entre la escatología musulmana, los individuos inicuos son llevados por ángeles repulsivos de color negro, como los elfos en la mitología celta. En la tumba, según la creencia antigua, dos ángeles negros Munkar y Nakir, examinaban al difunto para ver si era digno de hacer de su tumba un lugar más reconfortante.
Desde las especulaciones teológicas antiguas y medievales, el tema de los ángeles fue abordado por el arte, la liturgia, la mística y literatura universal. Pasando por las imágenes dantescas hasta la poética de Milton, para quedar plasmadas en forma eterna en las representaciones de Durero, han sido verdaderas musas de las expresiones artísticas de todos los tiempos. Donde quiera que miremos en la obra humana siempre están presentes estos seres alados, en las tumbas, en los capiteles, en los museos y en los grabados de los viejos manuscritos bíblicos. Tal vez él porque, se deba a que hombre necesita que lo salven de su incierto destino; o quizá porque en estas representaciones se funden paradigmáticamente la lucha interna que todo mortal padece, la del bien contra el mal, plasmada en la simbólica del combate escatológico de los ángeles.
En el mismo nivel que los gnomos, los elfos, los dragones y los genios, estos entes fabulosos, surcadores de todos los cielos, innominados y de culto proscrito, nos muestran que las imágenes de los ángeles no solo provienen de la memoria de un pasado sagrado y universal, sino que hacen posible que en ellos, aquellos dioses y héroes olvidados perduren para siempre en el espíritu humano.
Autor: Sergio Fuster
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