Q.·. H.·. recientemente iniciado:
Acabáis de recibir la luz, es decir, de nacer a la vida masónica, y de ser iniciado en nuestros misterios.
Apenas podéis imitar nuestros signos de reconocimiento, balbucear la palabra sagrada, y ni tenéis una idea de nuestros dogmas, y ya vuestra imaginación se impacienta, y se lanza en la senda de las hipótesis: vuestro corazón, quisiera sentir, vuestra inteligencia quisiera, comprender lo que nuestra institución promete a aquellos que el amor al bien y el deseo de ser útil a la humanidad conduce hacia nosotros.
Ya sois h.·. masón, y me preguntáis todavía lo que es la francmasonería; nuestros símbolos están expuestos a vuestros ojos, y no los comprendéis; en fin, si el objeto que nos proponemos os es desconocido, ignoráis como podremos llegar a alcanzarlo.
¿Qué son los francmasones? ¿De dónde vienen? ¿A dónde van? Tales son las preguntas que surcan en este momento por vuestra mente, y de las cuales voy a ocuparme en responder, si queréis prestarme vuestra atención.
No vayáis a creer, sin embargo, que os descubriré enteramente nuestros misterios, pues os engañaríais; en primer lugar, no podemos revelarlos todos en el primer grado porque la instrucción masónica se completa en las gradas que el iniciado debe todavía subir después de éste; en segundo lugar, procedemos generalmente del mismo modo que los filósofos; preparamos, alumbrando tanto como nos es posible los alrededores, y en seguida dejamos a los iniciados seguir libremente su camino, persuadidos de que la prudencia, la circunspección y el discernimiento los guiarán a través de tantos obstáculos y dificultades con que dicha senda está sembrada.
No vayáis a creer, sin embargo, que os descubriré enteramente nuestros misterios, pues os engañaríais; en primer lugar, no podemos revelarlos todos en el primer grado porque la instrucción masónica se completa en las gradas que el iniciado debe todavía subir después de éste; en segundo lugar, procedemos generalmente del mismo modo que los filósofos; preparamos, alumbrando tanto como nos es posible los alrededores, y en seguida dejamos a los iniciados seguir libremente su camino, persuadidos de que la prudencia, la circunspección y el discernimiento los guiarán a través de tantos obstáculos y dificultades con que dicha senda está sembrada.
La denominación de Francmasón indica a la vez un carácter, el de libertad y verdad, y un deber, el de trabajo e instrucción. Los tres grados que forman la masonería simbólica están muy lejos de ser jerárquicos, como lo creen en el mundo profano puesto que no tienen otro objeto sino el de señalar alegóricamente las tres edades del hermano masón, o sea las tres épocas de su educación, observando de este modo la ley natural a la cual obedecen todos los seres.
Por el solo hecho de haberos incorporado a nuestra Sociedad, habéis contraído numerosas obligaciones, porque, entre nosotros, no hay ni un solo derecho adquirido como masón, que no sea el objeto serio de un deber.
Nosotros respetamos los derechos del hombre, pero hacemos todavía más caso de los deberes a que ellos se obligan. Esta reciprocidad de derechos y deberes mutuos constituye el lazo indisoluble que une a los francmasones entre sí; lazo que podéis ver figurar emblemáticamente alrededor del frisado de nuestros templos, y que á menudo veréis formarse simbólicamente entre todos los HH.·. presentes al terminar nuestros trabajos, bajo la denominación de la cadena de unión.
La masonería, lo mismo que todas las corporaciones, bien constituidas, tiene una organización que le es propia, su administración y sus leyes. Un Francmasón para ser lo que llamamos regular, debe formar partea de una Logia, asistir a sus trabajos, instruirse, y contribuir tanto a sostenerla como a los actos de beneficencia que en ella se practiquen; en el caso contrario, es un masón ocioso e inactivo, que nosotros llamamos sin oriente.
Una Logia para trabajar regularmente debe estar constituida por un poder masónico reconocido, y obedecer sus leyes, y sus decretos. Los hermanos masones, como hombres de orden y de paz, dan por este medio, la prueba del respeto que ellos profesan a la autoridad de los poderes legítimos, así como el ejemplo de obediencia a la ley.
Para daros una idea completa de las comunicaciones establecidas entre las diferentes Logias masónicas del mundo, me será suficiente deciros, que todas en conjunto no forman más sino una sola y misma corporación en asociación universal, de la que, los GG.·. OO.·. Sup.·. Cons.·. o sea, GG.·. LL.·. en cada país, son como los centros públicos, alrededor de los cuales ellas se mueven con todas sus fuerzas y libertad, llevadas todas juntas en obediencia, como los cuerpos celestes siguen una sola y misma ley. Admirable organización que un día podrá dotar a la humanidad del sistema uniforme y regenerador de todos los filósofos y legisladores que han soñado por la dicha de los pueblos.
Una Logia para trabajar regularmente debe estar constituida por un poder masónico reconocido, y obedecer sus leyes, y sus decretos. Los hermanos masones, como hombres de orden y de paz, dan por este medio, la prueba del respeto que ellos profesan a la autoridad de los poderes legítimos, así como el ejemplo de obediencia a la ley.
Para daros una idea completa de las comunicaciones establecidas entre las diferentes Logias masónicas del mundo, me será suficiente deciros, que todas en conjunto no forman más sino una sola y misma corporación en asociación universal, de la que, los GG.·. OO.·. Sup.·. Cons.·. o sea, GG.·. LL.·. en cada país, son como los centros públicos, alrededor de los cuales ellas se mueven con todas sus fuerzas y libertad, llevadas todas juntas en obediencia, como los cuerpos celestes siguen una sola y misma ley. Admirable organización que un día podrá dotar a la humanidad del sistema uniforme y regenerador de todos los filósofos y legisladores que han soñado por la dicha de los pueblos.
¿Qué es la masonería?, me preguntaréis Q.·. H.·. como si una simple definición pudiera satisfacer la ansiedad de vuestros deseos.
Yo os responderé con una sola frase a esa pregunta, con la frase de Platón, diciéndoos que la masonería es el amor, si no hubieran hecho un abuso, que no nos permite emplear el sentido pura que el divino filósofo le dio; pero para fijar mejor vuestras ideas sobre este asunto, yo me limitaré a exponeros en pocas palabras los tres aspectos principales que ella presenta, sin afectar el carácter especial de cada uno de ellos separadamente, así pues: la masonería no es una religión, y ella requiere sin embargo los sentimientos religiosos o de veneración; la masonería no es una escuela filosófica, en el sentido absoluto de la expresión, y sin embargo sus adeptos buscan las lecciones mas admirables de moral y de filosofía; la masonería no es tampoco una sociedad de socorros mutuos, puesto que nadie puede pretender ni exigir vivir de ella o a su costa; sin embargo la beneficencia es uno de los objetos que llama más nuestra atención, y cuya práctica merece toda nuestra preferencia.
Yo os responderé con una sola frase a esa pregunta, con la frase de Platón, diciéndoos que la masonería es el amor, si no hubieran hecho un abuso, que no nos permite emplear el sentido pura que el divino filósofo le dio; pero para fijar mejor vuestras ideas sobre este asunto, yo me limitaré a exponeros en pocas palabras los tres aspectos principales que ella presenta, sin afectar el carácter especial de cada uno de ellos separadamente, así pues: la masonería no es una religión, y ella requiere sin embargo los sentimientos religiosos o de veneración; la masonería no es una escuela filosófica, en el sentido absoluto de la expresión, y sin embargo sus adeptos buscan las lecciones mas admirables de moral y de filosofía; la masonería no es tampoco una sociedad de socorros mutuos, puesto que nadie puede pretender ni exigir vivir de ella o a su costa; sin embargo la beneficencia es uno de los objetos que llama más nuestra atención, y cuya práctica merece toda nuestra preferencia.
No tenemos solamente por objeto aliviar a los desgraciados, sino que también tenemos el de instruir y despejar a los hombres, para que profesen una moral simple y pura, libre de toda preocupación, libre de todo fanatismo, y proclamando la unión de los pueblos y la fraternidad de los hombres.
La masonería no es agresiva, ni exclusiva, ni implacable: es la verdadera Caridad; el objeto que ella tiene en mira no es jamás estrechado ni limitado a un solo hombre, a una familia, o a una clase privilegiada de la sociedad, ni aún tampoco a una nación, puesto que ella se dirige a la humanidad entera; su dogma es la fraternidad universal, y sus medios son la tolerancia, la beneficencia, la propagación de la instrucción, la enseñanza de la verdad y la práctica de las virtudes.
Los antiguos también, en sus misterios, tenían un objeto moral y humanitario; sus iniciaciones, tan injustamente calumniadas más tarde, han contribuido poderosamente a la organización de las sociedades y a la civilización de los pueblos: los primeros preceptos de higiene, de moral, de religión y de legislación, así como los primeros elementos de la agricultura, de las ciencias y de las artes fueron enseñados en los templos, y de allí se esparcieron en la sociedad; los iniciados han sido pues por este medio los primeros artesanos de la civilización del mundo.
Para completar vuestra instrucción masónica, voy a explicaros algunos de nuestros símbolos, lo que os hará comprender el espíritu de nuestra institución mejor que todo nuestro discurso.
Durante vuestra recepción, el Venerable os ha dicho que las pruebas y los viajes a que habéis sido sometido figuran las vicisitudes de la vida del hombre. Para los antiguos, el primer grado de la iniciación era el emblema de la primavera, o sea de todo lo que nace; en el orden moral este emblema simboliza a la niñez, época en donde la vida empieza a desarrollarse, todas las facultades del entendimiento principian a germinar y las fuerzas a ejercer. Esta explicación será suficiente para haceros comprender por qué habéis sido introducidos en la logia con los ojos vendados, medio desnudo, y acompañado de algunos H.·. H.·. experimentados, encargados de dirigir vuestros primeros pasos, y el porque revistiéndoos del mandil, el Venerable os ha dicho que era el primer vestido del masón, y que tenías tres años, edad de la niñez.
Siguiendo esta interpretación, la encontrareis todavía indicada por la primera educación que como aprendiz habéis recibido del maestro que os ha enseñado el medio de haceros comprender por signos, primera manifestación del entendimiento humano, y enseguida el mecanismo del lenguaje con el medio de los elementos de la lectura, primer grado de nuestra inteligencia, y primer paso hacia el estudio y la instrucción.
No os sorprenderá cuando, leyendo nuestros reglamentos, veáis que los aprendices no pueden tomar la palabra en logia, pues vuestra edad no lo permite; no sabiendo todavía nada debéis esperar haber visto, observado y estudiado antes de poder tomar la iniciativa, y antes de aconsejar y dirigir.
En el momento de vuestra iniciación, vuestros ojos han sido heridos por los rayos de una luz brillante, y es porque desde ese instante el hombre ve la luz que existe verdaderamente; esta alegoría figura el paso de una vida a otra, y completa el símbolo de nuestra llegada al primer paso de la escala misteriosa.
Los antiguos dedicaban sus templos, bajo diferentes nombres, a la naturaleza, lo mismo que nuestras salas de reunión, que llamamos templos, presentan en su distribución y en sus ornamentos, la representación elocuente del universo, como indica todo cuanto en este recinto puede llamar vuestra atención: al Occidente se encuentra la puerta de entrada de la logia, al Oriente la representación del sol o sea la luz; a los dos lados laterales el Norte y el Sur, el cielo raso que sirve de techo está pintado de azul salpicado de estrellas como el cielo, y si las logias tienen la forma, de un cuadrilongo, así como los templos griegos y egipcios, es porque los antiguos daban o suponían esta misma forma a la tierra.
El circulo luminoso que veis brillar sobre el altar es el emblema venerado del Dios eterno, cuyo principio vivificante era representado entre los antiguos por un número de rayos iguales a los de los signos del zodiaco, o sea aquel de las esferas conocidas en esos tiempos, o bien solamente al de los planetas; es decir de 12, 9 0 7; ved ahí el porque habernos conservado esta sublime representación alegórica del Creador de los mundos.
El circulo luminoso que veis brillar sobre el altar es el emblema venerado del Dios eterno, cuyo principio vivificante era representado entre los antiguos por un número de rayos iguales a los de los signos del zodiaco, o sea aquel de las esferas conocidas en esos tiempos, o bien solamente al de los planetas; es decir de 12, 9 0 7; ved ahí el porque habernos conservado esta sublime representación alegórica del Creador de los mundos.
Después de lo que ya os he dicho de nuestro origen, no os extrañareis al encontrar en nuestros templos las alegorías celestes, y sobre todo solares: el sistema religioso de los Asirios y Caldeos estaba basado sobre el curso y el paso de los astros; el de los egipcios, bajo los cálculos astronómicos; el de los fenicios y griegos, sobre los grandes secretos y las leyes de la naturaleza; y no solamente las divisiones del cielo, sino que también todas las constelaciones tuvieron su representación espléndida en los diferentes templos de la antigüedad; en fin, las bóvedas sagradas de las iglesias de los cristianos se veían todavía hace poco tiempo pintadas de azul y tachonadas de estrellas de oro. Imitando esos ejemplos, los Francmasones colocan también en sus templos las representaciones, los objetos más espléndidos de la creación, no para adorarlos como a los dioses, pero sí para tener presente en el espíritu las obras más admirables del Ser Supremo, llamado por Platón, como por los masones, el Obrero o el Arquitecto del mundo.
Esas manifestaciones de las más bellas obras de Dios y los fenómenos de la naturaleza se presentarán a vuestros ojos a cada paso en el recinto de nuestros templos. Por ejemplo, las tres luces principales que alumbran la logia son colocadas como ya lo habéis visto: al Oriente, al Occidente y al Sur, porque esos tres puntos del espacio son los que el sol parece seguir en su curso anual. Esos tres candeleros llevando cada uno tres luces, representan las nueve esferas de los antiguos, es decir, los siete planetas, el sol y el cielo de los fijos.
Bajo otro punto de vista, esos tres candeleros, representan también las tres columnas misteriosas que sostienen nuestro, templo, que llevan los nombres de Sabiduría, Fuerza y Hermosura, lo que significa que para ejecutar una obra perfecta es preciso: la sabiduría, ciencia para crear, la fuerza o la firmeza para dirigir, y la hermosura o el arte para adornar. Esas distinciones en todo clásicas del arte masónico recuerdan a la memoria los nombres de tres diosas que el poeta Hesiodo dio por mujeres al dios Júpiter: Metis, porque ella era la más Sabia, Temis, porque ella era la más Justa, y Eurínome, porque ella era la más Bella.
Bajo otro punto de vista, esos tres candeleros, representan también las tres columnas misteriosas que sostienen nuestro, templo, que llevan los nombres de Sabiduría, Fuerza y Hermosura, lo que significa que para ejecutar una obra perfecta es preciso: la sabiduría, ciencia para crear, la fuerza o la firmeza para dirigir, y la hermosura o el arte para adornar. Esas distinciones en todo clásicas del arte masónico recuerdan a la memoria los nombres de tres diosas que el poeta Hesiodo dio por mujeres al dios Júpiter: Metis, porque ella era la más Sabia, Temis, porque ella era la más Justa, y Eurínome, porque ella era la más Bella.
Las dos columnas que veis colocadas a la entrada del templo, representan aquellas que según la Biblia, formaban el pórtico del templo de Salomón; ellas recuerdan también a las columnas de Hércules, que figuraban, como ya sabéis, los últimos límites o el Non plus ultra y la marcha aparente del sol, con el cual ese héroe fue muchas veces comparado.
Los misterios de los antiguos comprenden también los cuatro elementos, y las pruebas físicas a que nosotros sometemos a los profanos, se relacionan igualmente. Los viajes simbólicos tenían y tienen todavía por objeto el establecer alegóricamente la identidad de las comunicaciones que existen entre el orden moral y el orden físico, según las leyes de la naturaleza.
Después de lo que antecede, debéis fácilmente concebir H.·. míos que la Francmasonería abraza a la vez diversos objetos importantes, tales como el origen de las fábulas, la historia de todas las religiones, la más pura filosofía, la relación de los fenómenos astronómicos y físicos de todas las épocas de la humanidad, la práctica de las ciencias exactas, la interpretación del gran libro de la naturaleza, y que su código se ha formado de todo aquello, en donde la moral era enseñada por los preceptos y máximas aceptadas de todos los pueblos civilizados. La masonería es, pues, una ciencia que para ser bien comprendida, exige muchos estudios de experiencia y de discernimiento.
La educación masónica presenta además tres fases distintas o sea progresivas, por las cuales, es verdad, todos los masones no pueden pasar, pero de las que todos pueden aprovechar, y que son : la iniciación o la revelación de los misterios, la práctica o el trabajo, la enseñanza o el sacerdocio. Los diferentes grados de los antiguos misterios se establecerán sobre esas mismas bases ó divisiones.
La educación masónica presenta además tres fases distintas o sea progresivas, por las cuales, es verdad, todos los masones no pueden pasar, pero de las que todos pueden aprovechar, y que son : la iniciación o la revelación de los misterios, la práctica o el trabajo, la enseñanza o el sacerdocio. Los diferentes grados de los antiguos misterios se establecerán sobre esas mismas bases ó divisiones.
Me queda poca cosa que añadir para terminar la interpretación de los símbolos que debemos llevar a vuestro conocimiento.
Habéis bebido la copa de la amargura, es una práctica que nos viene de los misterios de Eulisis; en el momento en que el neófito la bebía, el Hierofanto le dirigía estas propias palabras:
"Que esta agua sirva de Lethé (quiere decir, de olvido) a las falsas máximas que hayáis podido oír de la boca de los profanos, y del brebaje de Mnemosyne (quiere decir, de memoria) para las lecciones de sabiduría que os serán enseñadas."
"Que esta agua sirva de Lethé (quiere decir, de olvido) a las falsas máximas que hayáis podido oír de la boca de los profanos, y del brebaje de Mnemosyne (quiere decir, de memoria) para las lecciones de sabiduría que os serán enseñadas."
Tres alhajas figuran en el grado de Aprendiz y sirven de adorno a los tres H.·. H.·. que están encargados de la dirección de la logia, esas alhajas son la escuadra, el nivel y la perpendicular. El objeto característico de esas tres alhajas indican suficientemente cual es el espíritu que debe presidir a nuestros trabajos, sin que por el momento sea necesario explicar más extensamente su sentido.
En fin, tres hermanos dirigen una logia, tres golpes designan el mando, tres cuestiones forman toda la doctrina moral del masón, tres pasos componen su marcha, tres años su edad, y tres grados comprende toda la masonería simbólica. Esta observación del número tres, tan célebre en la antigüedad y que ha caracterizado particularmente vuestro grado, forma uno de los tipos misteriosos cuyas numerosas combinaciones os serán comunicadas más tarde.
Habéis prestado un juramento que os liga para siempre a la francmasonería; es muy sagrado, y antiguamente las penas más terribles se imponían a los adeptos perjuros. Las fábulas de Prometeo y de Tántalo no tienen otra significación. Edipo perdió la vista por haber divulgado el enigma del Fénix. Y Alcíbiades fue desterrado y entregado a las furias por haber revelado los misterios de Ceres.
Entre los discípulos de Pitágoras, si algunos de ellos perjuraban o se separaban de la sociedad olvidando sus preceptos y sus leyes, se limitaban a hacerles los funerales como si estuviesen muertos, y prohibían el nunca jamás pronunciar entre ellos el nombre del perjuro. Los hermanos masones guardan igualmente el más grande secreto sobre todo lo que pase en sus reuniones, y deben ser fieles a su juramento.
Y a veis, por lo que acabo de exponeros, que todo en la masonería tiene su explicación, y que nuestros símbolos y nuestras prácticas no son misterios más que para aquellos que no trabajan por conocerlos y profundizarlos. No me es permitido levantar enteramente el velo que cubre todavía para vos una parte de nuestros emblemas, pero trabajando y estudiando alcanzareis muy pronto merecer que los maestros os comuniquen todos sus conocimientos así como los secretos del arte que ellos profesan. Acordaos que Pitágoras sometía a sus discípulos a cinco años de silencio y de estudio, y que las pruebas éntrelos antiguos eran tan terribles, que varios iniciados, como el mismo Orfeo, no pudieron soportarlas hasta el fin. Fue probablemente por este motivo el que Virgilio dijera en el canto séptimo de la Eneida "que es muy fácil descender al abismo del Averno, pero que para llegar a salir de ese lugar formidable, y poder subir después hasta las regiones de la luz, era preciso un esfuerzo supremo de parte de un mortal".
Hoy en día es bien diferente, porque las pruebas de la iniciación son puramente filosóficas, morales y simbólicas, en vista de que la instrucción está más esparcida y los hombres son más inteligentes; pero tenemos sin embargo, ciertas reglas, a las que los nuevos iniciados deben someterse, y antes de pasar a un grado superior el aprendiz está entregado a cinco meses de estudio, de observación y de trabajo.
En resumen, creo haberos demostrado que nuestra dogma es la fraternidad universal vivificada por la caridad, esto sólo os hará comprender porque las discusiones políticas y religiosas están prohibidas entre nosotros; no vayáis a creer sin embargo que esta prohibición sea debida a una longanimidad pueril, o al temor, o a una indiferencia razonada, esto sería un error, puesto que ella es solamente debida a la sabiduría y buen sentido de nuestros maestros que, privando nuestras reuniones y nuestras relaciones de esos dos grandes motivos de discordia y de división entre, los hombres, nos han abierto y preparado de este modo el camino de la paz y de la verdad.
En efecto la masonería, como institución filosófica, y universal, es de todos los países, pues ella tiene buenos y fieles adeptos en todas partes, como en todas las religiones y en todos los partidos políticos; también la masonería rechaza todas las ideas que tiendan a minorar o a limitar su influencia, localizándola en las barreras estrechas de cualquier nacionalidad, o bien reduciéndola, en un círculo circunscripto de una secta o de un partido.
Resulta que los preceptos de moral y de filosofía adoptados por los hermanos masones, procedente de todo lo que es bueno, justo y santo en todas las religiones, sin preguntarse de donde vienen: sea ya de Moisés, Jesucristo, San Juan, San Pablo, San Jerónimo, o San Agustín, o ya sean, de Buda, Zoroastro, Confucio, Platón, Aristóteles o Cicerón, de modo que sin adoptar ni rechazar a ninguna de las religiones existentes, los hermanos masones, las respetan y las admiten todas, limitándose a reconocer, como doctrina dogmática la inmortalidad del alma, la existencia de un Dios único y eterno, a quien todos veneramos bajo la denominación más filosófica, y es la del G.·. A.·. D.·., es decir autor y creador de todas las cosas.
En efecto la masonería, como institución filosófica, y universal, es de todos los países, pues ella tiene buenos y fieles adeptos en todas partes, como en todas las religiones y en todos los partidos políticos; también la masonería rechaza todas las ideas que tiendan a minorar o a limitar su influencia, localizándola en las barreras estrechas de cualquier nacionalidad, o bien reduciéndola, en un círculo circunscripto de una secta o de un partido.
Resulta que los preceptos de moral y de filosofía adoptados por los hermanos masones, procedente de todo lo que es bueno, justo y santo en todas las religiones, sin preguntarse de donde vienen: sea ya de Moisés, Jesucristo, San Juan, San Pablo, San Jerónimo, o San Agustín, o ya sean, de Buda, Zoroastro, Confucio, Platón, Aristóteles o Cicerón, de modo que sin adoptar ni rechazar a ninguna de las religiones existentes, los hermanos masones, las respetan y las admiten todas, limitándose a reconocer, como doctrina dogmática la inmortalidad del alma, la existencia de un Dios único y eterno, a quien todos veneramos bajo la denominación más filosófica, y es la del G.·. A.·. D.·., es decir autor y creador de todas las cosas.
En fin, los verdaderos masones se guían por la luz de las antorchas que alumbran, pero no por aquellas que incendian, por más que nuestros detractores nos calumnien con lo contrario, olvidándose, sin duda, de los crímenes cometidos por esa Inquisición en nombre de un Dios de paz, de bondad y de caridad; los masones fabrican, pero no destruyen.
En consecuencia, hermano mío, lo que distingue a un Francmasón es la tolerancia, tanto en religión como en política, así como un verdadero espíritu de conciliación en todas las relaciones de la vida social.
Ya os he hablado de la caridad, y sabéis muy bien que la tolerancia, la paciencia y el espíritu de conciliación son las cualidades esenciales de esta virtud.
En fin, como el gran orador romano puedo deciros que trabajamos con un ardor incomparable para propagar la religión conforme a las leyes de la naturaleza, y hasta arrancar las últimas raíces de la superstición, de esa superstición que nos amenaza, nos atormenta y nos mortifica, en cualquier parte que nos encontremos. Pero yo deseo en esto que me comprendáis bien; destruir la superstición, no es destruir la religión.
Añadiré todavía con el mismo autor que era iniciado: "el carácter propio de la masonería es no cortar las cuestiones, probar lo que les parezca verosímil, comparar los sistemas, exponer lo que se puede decir en favor de cada opinión, y sin interponer su autoridad, dejar a los auditores una entera libertad de juzgar, siendo fieles a este uso que Sócrates nos ha trasmitido, y con el cual buscaremos siempre la mayor conformidad."
Los signos y palabras que os han sido comunicados son suficientes para haceros reconocer como hermano por todos los masones de la tierra. En las capitales más populosas, como en los desiertos y mares, en las iglesias como en las sinagogas, y en los templos de Brahama, en las repúblicas más liberales, como en los imperios más despóticos, en las cosas más pobres como en los palacios de los reyes, por todas partes esos simples signos os preparan una recepción cordial, y os ponen en relación con un amigo, un defensor y un protector; a cada instante ellos os procuran una nueva familia y otra patria, porque no hay extranjeros para los H.·.
He concluido mi muy Q.·. H.·. y si he podido lograr en este corto bosquejo, haceros conocer y apreciar nuestra institución, mis deseos están satisfechos y llena mi misión. Estudiad, trabajad, y vos la conoceréis y la apreciaréis mejor todavía; pero recordad siempre que nuestra divisa es Igualdad, libertad y fraternidad, y sabed que nuestro principal secreto consiste en la práctica de esta antigua máxima de los sabios:
AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS.
0 comentarios:
Publicar un comentario