Los Compañeros Masones tienen derecho de asistir a todas las asambleas de su grado, y de dar su sufragio en las deliberaciones que tienen por objeto la promoción de un Aprendiz al grado de Compañero. Además de esto; tienen el derecho de tomar conocimiento de los protocolos de los trabajos de su grado, y de leer las instrucciones de los Compañeros.
Con profundas meditaciones sobre las calidades que caracterizan al Masón consumado y sobre el arte de bien gobernar una Logia, se preparan para la Maestría.
Descorren el velo que cubre los misterios que contiene el segundo Grado, explicándolos, tal debe ser el objeto de su estudio.
Deben entregar sus reflexiones por escrito a su Padrino o al Orador, sujetándose a su aprobación seguro de que miraran como una obligación el ayudarles en sus trabajos.
Los Compañeros están obligados a frecuentar, con aplicación asidua las Logias de Aprendices y las suyas propias y cuando obligaciones importantes se lo impidan, están obligados a hacerlo presente a la Logia.
Si un Compañero descubriese entre sus amigos un hombre digno de ser recibido Masón y que este le manifieste un gran deseo de serlo, como no tiene derecho para proponerlo, lo hará presentar por un Maestro, el cual tomando su lugar responderá del prosélito.
Después de haber cumplido el tiempo fijado por los reglamentos generales con el celo que requiere su grado, todo Compañero puede aspirar a obtener la Maestría. Además, tiene derecho de pretenderla anticipadamente cuando con escritos sabios discurridos y meditados profundamente, de pruebas suficientes de haberse ocupado seriamente en los principios y dogmas del orden. El fruto de tal trabajo será presentado a la Logia por el Padrino o por el Orador.
Estando los Compañeros privados de la palabra, como los Aprendices, ocurrirán a su Padrino o a otro Maestro cuando tengan algo que proponer a la Logia.
AL COMPAÑERO MASÓN
El Aprendiz que se ha penetrado del primer grado con que ha sido condecorado, debe sentir una gran satisfacción cuando por premio de su aplicación y celo por el trabajo ha llegado a subir las cinco gradas del Templo, y a recibir el grado de Compañero.
Una nueva Luz brilla a su vista, su esfera se engrandece, y sus ojos pueden recorrer un horizonte mas vasto sin temor de lastimar su vista con los faces luminosos que parten del O.·. Puede con seguridad fijar la estrella resplandeciente cuyo resplandor vivo y brillante viene a iluminarle.
Esta estrella misteriosa que es el principal emblema del grado de Compañero, debe particularmente atraer toda su atención.
Esta estrella que separa de sus ojos las densas tinieblas que rodean al profano ignorante e incrédulo, le servirá de norte para dirigirse en el estudio de la sabiduría. Le dará a conocer el fuego generativo e invisible que no solamente esparce la vida y la animación sobre los tres reinos de la naturaleza, sino también, que da el movimiento a todo el Universo y arregla el curso de los orbes luminosos que se mueven majestuosamente sobre nuestras cabezas y cuyo espectáculo sublime renovado cada día, nos da una idea de la grandeza y del poder del Gran Arquitecto, cuya sola y única voluntad ha fijado la magnitud de ellos con su soplo divino.
No obstante, aunque le es permitido medir con la vista el inmenso espacio que tiene que recorrer, no debe esperar lograrlo sin dificultad, si no llama en su socorro la quinta ciencia cuya letra inicial que brilla en el centro de la estrella flamígera la está indicando.
Quiero hablar de la geometría, cuyos problemas siempre producen resultados, verdaderos, luminosos e invariables. Con la asistencia de esta ciencia, podrá andar con un paso mas firme en la carrera Masónica. Por medio de ella, pasará sucesivamente de lo conocido a lo por conocer y estudiando y comparando entre sí la cadena de los seres cuyo primer escalón es él, llegará al conocimiento de aquella estrella misteriosa que es el punto fijo del grado de Compañero.
Sondeándose y estudiándose a sí mismo, es como puede llegar a obtener con presteza, el Sub.·. grado de M.·. que es el complemento de la Mas.·. Simb.·. con el cual acabará, de correr el velo que todavía le impedirá descubrir nuestros emblemas, y le hará conocer claro y palpable el verdadero intento de ellos, que debe ya presumir, si corrigiendo sus costumbres y practicando la virtud se ha penetrado su alma de nuestros misterios, y de los principios morales que se le han dado a conocer.
Si un Compañero descubriese entre sus amigos un hombre digno de ser recibido Masón y que este le manifieste un gran deseo de serlo, como no tiene derecho para proponerlo, lo hará presentar por un Maestro, el cual tomando su lugar responderá del prosélito.
Después de haber cumplido el tiempo fijado por los reglamentos generales con el celo que requiere su grado, todo Compañero puede aspirar a obtener la Maestría. Además, tiene derecho de pretenderla anticipadamente cuando con escritos sabios discurridos y meditados profundamente, de pruebas suficientes de haberse ocupado seriamente en los principios y dogmas del orden. El fruto de tal trabajo será presentado a la Logia por el Padrino o por el Orador.
Estando los Compañeros privados de la palabra, como los Aprendices, ocurrirán a su Padrino o a otro Maestro cuando tengan algo que proponer a la Logia.
AL COMPAÑERO MASÓN
El Aprendiz que se ha penetrado del primer grado con que ha sido condecorado, debe sentir una gran satisfacción cuando por premio de su aplicación y celo por el trabajo ha llegado a subir las cinco gradas del Templo, y a recibir el grado de Compañero.
Una nueva Luz brilla a su vista, su esfera se engrandece, y sus ojos pueden recorrer un horizonte mas vasto sin temor de lastimar su vista con los faces luminosos que parten del O.·. Puede con seguridad fijar la estrella resplandeciente cuyo resplandor vivo y brillante viene a iluminarle.
Esta estrella misteriosa que es el principal emblema del grado de Compañero, debe particularmente atraer toda su atención.
Esta estrella que separa de sus ojos las densas tinieblas que rodean al profano ignorante e incrédulo, le servirá de norte para dirigirse en el estudio de la sabiduría. Le dará a conocer el fuego generativo e invisible que no solamente esparce la vida y la animación sobre los tres reinos de la naturaleza, sino también, que da el movimiento a todo el Universo y arregla el curso de los orbes luminosos que se mueven majestuosamente sobre nuestras cabezas y cuyo espectáculo sublime renovado cada día, nos da una idea de la grandeza y del poder del Gran Arquitecto, cuya sola y única voluntad ha fijado la magnitud de ellos con su soplo divino.
No obstante, aunque le es permitido medir con la vista el inmenso espacio que tiene que recorrer, no debe esperar lograrlo sin dificultad, si no llama en su socorro la quinta ciencia cuya letra inicial que brilla en el centro de la estrella flamígera la está indicando.
Quiero hablar de la geometría, cuyos problemas siempre producen resultados, verdaderos, luminosos e invariables. Con la asistencia de esta ciencia, podrá andar con un paso mas firme en la carrera Masónica. Por medio de ella, pasará sucesivamente de lo conocido a lo por conocer y estudiando y comparando entre sí la cadena de los seres cuyo primer escalón es él, llegará al conocimiento de aquella estrella misteriosa que es el punto fijo del grado de Compañero.
Sondeándose y estudiándose a sí mismo, es como puede llegar a obtener con presteza, el Sub.·. grado de M.·. que es el complemento de la Mas.·. Simb.·. con el cual acabará, de correr el velo que todavía le impedirá descubrir nuestros emblemas, y le hará conocer claro y palpable el verdadero intento de ellos, que debe ya presumir, si corrigiendo sus costumbres y practicando la virtud se ha penetrado su alma de nuestros misterios, y de los principios morales que se le han dado a conocer.
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