En este artículo del investigador bíblico Sergio Fuster, se explora la problemática relación entre el Dios bíblico y su posible representación mediante el simbolismo animal. En esta exploración, con sólido basamento documental, se atraviesa la cuestión particular de si Yahvé pudo haber tenido un tótem propio, y el simbolismo bíblico de animales como el león, el toro, el águila, el dragón, la oveja y el pez.
Sin embargo, luego de estas precisiones sobre posibles representaciones animales de la divinidad, el autor de esta investigación subraya el ineludible principio de que, el contexto bíblico-judaico "Yahvé en el culto profético era irrepresentable. Su naturaleza era totalmente ajena a cualquier elemento mágico o natural".
Desde tiempos pretéritos, el hombre ha tratado de reducir el espacio intermedio entre lo sagrado y lo profano mediante el concepto del parentesco. En el sexto día creativo del génesis, Dios hizo al hombre a "su imagen" y "según su semejanza". Se le presenta aquí como "hijo" de Dios. Es decir, separado moralmente del resto de las otras obras vivas, pero allegado a Dios, porque tiene la capacidad de reflejar sus cuatro atributos divinos cardinales, a saber: amor, justicia, sabiduría y poder.
La diferencia con las bestias es que fueron creadas con una constitución valorativa diferente. Esto acontece en el quinto y sexto día respectivamente. Las escrituras los clasifican como: los animales terrestres (domésticos y salvajes), las criaturas voladoras y los monstruos marinos (Hab.Tamin, del caldeo Tiamat). Su función, entre otras, era ser subyugados, domesticados para servir a los propósitos humanos.
Por lo tanto, el relato bíblico de los orígenes plantea una brecha abismal entre la bestia y el hombre ideal; ni que hablar de Dios mismo. Vale decir, que el simbolismo del producto humano como parte integrante de la imagen divina, no animal, en el caso de la configuración monoteísta, es patente.
Sin embargo, para la estructura simbólica de la mayoría de los pueblos antiguos, el hombre en el mundo comparte una solidaridad entre el cielo y la tierra como parte plena y totalizadora del cosmos; lugar al que accede después de su vida terrena, como reintegro a su origen (No debemos olvidar que en la mayoría de los mitologemas, el hombre está compuesto por un principio divino: espíritu; aliento; parte de otra divinidad. Y otro terrestre: barro; tierra; humus; humanidad). Como cité en un trabajo anterior, según las creencias del pasado, en el instante de la muerte, el hombre vuelve a formar parte de un emblema sideral del que procede su estirpe; pero aquí en el espacio telúrico se desdobla en su esencia originaria, y pervive en una polaridad opuesta, en el símbolo animal o vegetal, del cual también procede el eterno retorno (Eclesiastés 12: 7).
Ahora, ¿es posible encontrar estas relaciones entre los israelitas? ¿Permite el sistema monoteísta representar a Yahvé bajo emblemas animales?
¿EXISTIÓ UN TOTEM DE YAHVÉ?
El sistema del tótem:
1. 1- Las tribus que basan su sociedad en el sistema totémico, reconocen su parentesco con el animal representado en el tótem, como emblema terrestre que une a la casta. Dicho animal es hierofánico, sagrado por naturaleza, es el progenitor mítico del clan al que sólo es posible matar o cazar en la instancia ritual ( Wunt "Elementos de psicología de los pueblos" 1912, Pág 116).
1. 2- Se puede rastrear el culto animal hasta las culturas nómadas, sociedades en que la caza y la domesticación era esencial para su subsistencia. En el Génesis, Abel era pastor. Ante Yahvé presentó un carnero (arquetipo de Israel). Para estas sociedades itinerantes todo está en movimiento, como sus animales. Por lo tanto, su espacio es simbólicamente circular, como sus tiendas. Caín, en cambio, era cultivador, ofrece el fruto de la tierra, representa el sedentarismo (culto cananeo), la permanencia, la estática, la construcción con piedra. De hecho él funda la primera ciudad antediluviana, Enoc. Un detalle interesante es que en la época del nieto de Adán, Enos, se "da comienzo a invocar el nombre de Yahvé" (Gen4: 26). Los comentaristas judíos entendían este pasaje como la instauración de un culto profano. Quizá representando a Yahvé elohim en su símbolo animal, como un torillo alado. Entre los fenicios conocido como el dios toro El ( El- eloha, singular de elohim).
Tanto los cultos de pueblos pastores (Israel), como en los ritos de pueblos agrarios (cananeos), tenían una adhesión a las practicas cruentas, y diríamos de estos últimos lascivas y sanguinarias; son "bestiales", instintivos.
Ciertas divinidades con aspecto animal pueden provenir de una imagen totémica primitiva y politeísta, como los dioses egipcios que se enmascaraban con aspectos de diferentes animales. O como la diosa Hindú Genesa o el Dionisos Zagreus, transformado en toro, que fue muerto y devorado por los titanes. Lo que llevó a muchos a establecer la hipótesis que con Yahvé pudo haber ocurrido el mismo proceso evolutivo.
Sin embargo, existen profundas diferencias entre el culto hebreo y el cananeo. Al sur de Jerusalén, en el valle de Hinón, durante el siglo VIII a. C., se llevaba a cabo una horrenda inmolación de infantes al Molek (Malcan, otro aspecto de la divinidad de Baal el hijo del toro El, adorado en Amón), en el culto a la fertilidad y el inicio de las cosechas. Dichos ritos terminaron con la campaña iconoclasta del reformista rey Josias (II Reyes 23: 1-25; II Crónicas 25-34).
El ídolo tenía un busto con cabeza de toro y su cuerpo era un horno llameante de hierro. La relación es clara, el Dios de la fertilidad y la capa telúrica compartía una correspondencia con lo profundo de la tierra donde se obtenían los metales y el emblema animal. La víctima era devuelta al seno materno, a lo abismal, al origen, siendo otra instancia de la disolución, hasta lograr fundirse con lo divino.
Gran parte de los que practicaban dicho culto eran israelitas. En el Antiguo Testamento encontramos innumerables referencias a la inclinación casi natural del pueblo hebreo a adorar estatuarios de becerros ( Exodo 32 1-6, 24, 35; I Reyes12: 11). El sincretismo entre Yahvé-El (dios toro) parece ser la respuesta más viable.
1. 3-Excavaciones arqueológicas han desenterrado, tanto en Eridú como en Jericó, numerosos objetos votivos de animales cultuales en tierras bíblicas que datan del período natufiense reciente. Esto nos recuerda los ídolos familiares que se mencionan en la época patriarcal, conocidos como terafin (Génesis 31), cuyo testimonio se encuentra documentado en las tablillas de Nuzi. ¿Es posible que hayan sido tótems de Yahvé? Mientras la religión de los patriarcas siga siendo un misterio la pregunta quedara sin una respuesta definitiva.
En el sitio Timna, en la península del Sinaí, donde los egipcios explotaban las minas de cobre durante la dinastía XVIII, se ha desenterrado un santuario dedicado originalmente a la diosa Hator, representada a menudo como un becerro. El emplazamiento sostenía una estructura tipo tienda, que luego fue reutilizada por los madianitas emparentados con Moisés. En el interior del santuario, se halló una serpiente totémica de cobre con la cabeza dorada. Lo que nos recuerda al ídolo-serpiente de cobre que los israelitas levantaron durante su travesía en el desierto. Por las referencias del libro de los Reyes, este emblema totémico fue conservado como reliquia en el santuario del templo de Yahvé como objeto de devoción. Si bien, por un lado no podemos hacer ninguna apreciación con respecto al relato del Pentateuco o a las crónicas reales, por el otro, es imposible no establecer relaciones.
LOS ANIMALES SIMBÓLICOS EN LA BIBLIA
2.1-En la Biblia la palabra "bestia" (Heb. Be-hema) tiene una connotación arábiga y se usa en la mayoría de los casos con relación a lo terreno, a lo profano. Algunos animales se han usado figurativamente en este sentido. Cuando Adán y Eva fueron expulsados del Edén y entraron al ámbito de lo humano, Dios los cubrió con pieles; ya no reflejaban las cualidades divinas. En Génesis 4: 7, en sentido alegórico, se relaciona la actitud asesina de Caín con la de un animal (agazapado) que él debía dominar.
En el salmo 80 contrapone la figura de su "escogido" con la de un jabalí. En el libro apócrifo del "Apocalipsis de Moisés" se relata la leyenda judía donde Eva increpa a una bestia que ataca a su hijo Set, y ésta le responde "¡El poder de los animales ha comenzado por tu culpa!", y hace una dicotomía cualitativa entre los seres hechos a imagen de Dios y las bestias salvajes del campo. Estos textos forman un substrato contextual en la que muestran en sentido teológico la condición humana alejada de Dios y que se hallan más cerca del mundo profano, el reino animal, pero en el fondo con un toque divino, dormido, que deben despertar.
Lo cierto es que los animales en los registros testamentarios han sido usados con una diversidad de valencias, esto se debe a la polisemia del símbolo. Nosotros en el presente trabajo repasaremos tres: con relación a lo divino, a lo político y a lo cultual.
CONNOTACIONES DIVINAS:
3. 1- El simbolismo bíblico animal, en ocasiones fue utilizado para representar cualidades divinas. En la Biblia es aplicado frecuentemente como parte integrante de las visiones místicas proféticas. La creencia antigua era que los animales que se aparecen en sueños revelan significados para despertar el alma. Por ejemplo, en la visión del carro del profeta Ezequiel, éste ve la figura de cuatro querubines con cuatro caras cada uno: de águila; de toro; de hombre y de león. La imagen del "carro" alude a la movilidad de todo el drama místico, y las ruedas circulares al mensaje dinámico que caracteriza al pensamiento de las sociedades nómadas. Por lo tanto, el simbolismo animal no podía estar ausente. Además el estar en presencia del trono de Dios tiene que interpretarse a estos símbolos animales como cualidades divinas. El mismo núcleo simbólico aparece en Apocalipsis Cap. 4, con una lectura similar. En este último esquema, si bien el trono está estático, las criaturas querúbicas aladas están en movimiento.
El águila dorada de Palestina, por su mirada penetrante ha sido símbolo de la sabiduría de Yahvé. En la antigüedad se la relacionaba con las hierofanía, o las apariciones visibles de poderes misteriosos, usada frecuentemente como signo supersticiosos de mensajes divinos. En el medioevo, el águila con las alas extendidas representaba las tres personas de la combinación trinitaria cristiana. De esta ave sublime se creía que al envejecer volaba hacia el sol para quemar sus alas reintegrándose al fuego y al oro, y luego se bañaba en las aguas bautismales recuperando su vigor, símbolo cristiano de la muerte y resurrección de Cristo.
El león crinado fue todo un emblema de realeza y justicia. En la escalinata que llevaba al trono del rey Salomón había doce leones de oro en cada lado ya que a la dinastía davídica se la llama "el león que es de la tribu de Judá"; y en la visión de Ezequiel simboliza la equidad de Dios, el juez supremo.
El toro era ilustración del poder de Yahvé y de las fuentes fecundantes de la vida. En su sangre residía la redención y era el tipo profético de una simiente mesiánica salvadora. Por ello se entiende que se hallaran representaciones de él en el altar de cobre de sacrificios del patio del templo.
La cara del hombre, es un símbolo patente del amor, cualidad superlativa de Dios como principio neutro que sólo Yahvé puede manifestar y que sólo el humano puede refractar. Se notara que aún en esta interpretación simbólica no se deja de mostrar el distanciamiento que pone el pensamiento hebreo entre el hombre y la bestia.
CONNOTACIONES POLÍTICAS:
4. 1-Otra asociación que ha hecho el hombre del simbolismo animal es con relación a su identidad territorial y sus escudos correspondientes. En épocas donde los límites geográficos eran imprecisos, el estandarte animal suplía esa función ya que el signo sideral no ofrecía ninguna solución al ser demasiado vago. Con el tiempo, el signo animal que identificaba al pueblo o en su defecto el emblema del dios o ancestro, empezó a dibujarse en los broqueles "circulares". En este caso podemos ver una solidaridad entre el simbolismo animal y los estandartes. Filón de Alejandría nos narra que en tiempos de Tiberio, Poncio Pilato gravó su imagen en escudos ceremoniales, lo que provocó el levantamiento del pueblo judío.
4. 2-Las hordas de cazadores, se identificaban con el león al igual que los persas. Las sociedades patriarcales ostentaban el toro salvaje y su cornamenta. En Egipto se tenía por signo faraónico la serpiente áspid, y los escitas se representaban con los caballos. También encontramos el signo en Roma, donde aparece el águila como emblema imperial.
4. 3- En él capitulo 7 de Daniel, se presentan las imágenes de cuatro bestias que salían del mar, del caos primordial. Significan reinos y naciones agresivas, integradas por hombres de iguales características, buscando el dominio de unas sobre otras. Es una lucha de supremacías de reinos en constante movimiento. "En cuanto a las bestias, porque son cuatro, hay cuatro reyes que se pondrán de pie en la tierra" (Dan 7: 17). Estos representaban a Babilonia, bajo la figura dinámica de un león con alas, que luego le fueron arrancadas. Se interpreta como que los sucesores de Nabucodonosor II ya no conquistaron territorios con la misma rapidez. Media y Persia, aparece como un oso terrible que tenía tres costillas en su boca, símbolo de las tres direcciones por donde se extendieron sus dominios: Mesopotamia, Tracia (Asia menor) y Egipto. Grecia como un leopardo joven (Alejandro hijo de Filipo II) con cuatro alas y cuatro cabezas (sus cuatro generales que le sucedieron) y a Roma con una bestia polimorfa temible, que todo a su paso lo trituraba.
4. 4-En el Apocalipsis de Juan, aparece una única bestia que reúne simbólicamente los significados de las visiones de Daniel. Se presenta a las potencias mundiales protagonistas de la historia bíblica como distintas cabezas, siete en total, que procede de un mismo cuerpo, es de color escarlata (en un trabajo futuro trataremos el tema del símbolo de los colores) y posee diez diademas. Los cuernos son símbolos bíblicos de naciones o reyes. Esta también sale del mar, del caos primitivo y lleva el número 666. El 6 no alcanza el número perfecto, el 7, el hecho que el 6 se repita tres veces es símbolo de imperfección.
4. 5- En el Apocalipsis cristiano, aparece un dragón (gr. Drakon) con siete cabezas. La serpiente en esta valencia es Satanás mismo, aquel viejo reptil que tentó sinuosamente a Eva. El hecho que tenga el mismo número de cabezas que la bestia escarlata nos quiere decir que el diablo domina a las potencias mundiales. Además lidera a los ángeles caídos, representados en el drama como la tercera parte de las estrellas que el maligno ofídio arrastra con su cola.
La estructura de sentido de estos oráculos, corresponden con el estilo de la literatura "apocaliptica" bastante usada para el siglo II a. C; y de ella tenemos numerosos ejemplos en los textos de Qumrám. Por otro lado, es una clara correspondencia de la solidaridad animal, como símbolos de lo divino y terrestre alternativamente.
Como última observación cave llamar la atención sobre el final de estos oráculos. En todos los casos terminan como el triunfo sobre ellos (las tinieblas) del reino de Dios (la luz).
CONNOTACIONES CULTURALES:
5. 1- El chivo o la oveja ha sido usado con frecuencia con relación al culto levítico. La sangre del animal es sustitutiva de la vida humana. Aquella que paga el precio de redención pero a la vez se lleva los pecados. En el día de la expiación, el sumo sacerdote debía tomar un animal de este tipo y debía pronunciar sobre su cabeza los pecados de comunidad del pueblo, luego soltaban al animal para que el desierto lo absorba, a Azazel, posiblemente una divinidad negativa.
5. 2- Otro animal usado en el culto pero ya para períodos cristianos, era el pez. Jesús había dicho en Mateo 13: 47- 50, que los herederos del Reino de Dios serían como peces atraídos a las redes de su prédica. Durante el siglo II d. J. C., los cristianos utilizaron este símbolo para identificarse. Según Tertuliano, decía que los cristianos relacionaban al pez con el bautismo cristiano. La palabra IKTHUS, era un signo acróstico que traducido se lee así: Iesous Kristos Theou Urios Sotér (Jesucristo hijo de Dios salvador).
La paloma era otro de los símbolos cristianos más conocidos. Emblema de la paz entre Dios y el hombre cuando este hizo la alianza con Noé después del Diluvio, es el fin de un ciclo y de un nuevo comienzo. También simboliza la tercera persona de la trinidad, el Espíritu Santo. En los gravados medievales se la representaba sobre las mazmorras de una torre, entre rejas. El simbolismo de la torre tiene relación con la ascensión iniciática y con alcanzar el máximo grado de conciencia. Es de notar que en la arquitectura sagrada de las catedrales góticas aparecían peces y palomas terribles en los mosaicos, rosetones y en los capiteles de las columnas.
Un interesante motivo que presentan las obras de arte de la época es el símbolo de Ireneo, conocido como el de los cuatro evangelistas. Dentro del vitral dividido en cuatro partes con el diagrama de una cruz, y el dibujo de Cristo como un cordero en el centro, aparecen los cuatro querubines con cuerpos de león. Cada uno representa a un evangelista. Mateo, con el rostro de hombre; Marcos, el león; Lucas el toro; Juan, el águila. Para Dante, la combinación del cuerpo del león con la cabeza de águila era el emblema mismo de Cristo, en cuya fusión encuentra lo humano (león, animal terrestre) y lo divino (águila, animal que surca los cielos); es decir, dios hecho carne.
Como vimos los animales en la mentalidad arcaica no sólo representa lo humano, lo bestial, reflejado en las cualidades humanas sino también simbolizan la nobleza y los atributos de Dios, pero siempre en movimiento.
El problema con la simbología bíblica y la relación Dios-animal como representación telúrica, presenta serios inconvenientes que no podemos dejar de aclarar si queremos hacer un abordaje temático serio. Yahvé en el culto profético era irrepresentable. Su naturaleza era totalmente ajena a cualquier elemento mágico o natural. En las visiones aparece como la figura de un hombre cuyo rostro no puede ser distinguido, y por lo tanto, representado. La figura animal es refractada a sus criaturas angélicas, como aquellas que espejan sus atributos superiores. Claro que esta concepción se dio en un marco de una especulación teológica hermética, de donde procede el único documento sagrado que disponemos. Sin embargo, creo que este estudio abre la cuestión de sí se puede hablar de que los israelitas hayan tenido en el ámbito de lo popular, de lo subterráneo, de lo proscrito, algún sistema totémico del culto al toro o a la serpiente de cobre. Las limitaciones que nos presentan la arqueología y el silencio de sus fuentes escritas al respecto hacen que existan serias dudas acerca de encontrar algún día una respuesta satisfactoria.
Por lo tanto, el relato bíblico de los orígenes plantea una brecha abismal entre la bestia y el hombre ideal; ni que hablar de Dios mismo. Vale decir, que el simbolismo del producto humano como parte integrante de la imagen divina, no animal, en el caso de la configuración monoteísta, es patente.
Sin embargo, para la estructura simbólica de la mayoría de los pueblos antiguos, el hombre en el mundo comparte una solidaridad entre el cielo y la tierra como parte plena y totalizadora del cosmos; lugar al que accede después de su vida terrena, como reintegro a su origen (No debemos olvidar que en la mayoría de los mitologemas, el hombre está compuesto por un principio divino: espíritu; aliento; parte de otra divinidad. Y otro terrestre: barro; tierra; humus; humanidad). Como cité en un trabajo anterior, según las creencias del pasado, en el instante de la muerte, el hombre vuelve a formar parte de un emblema sideral del que procede su estirpe; pero aquí en el espacio telúrico se desdobla en su esencia originaria, y pervive en una polaridad opuesta, en el símbolo animal o vegetal, del cual también procede el eterno retorno (Eclesiastés 12: 7).
Ahora, ¿es posible encontrar estas relaciones entre los israelitas? ¿Permite el sistema monoteísta representar a Yahvé bajo emblemas animales?
¿EXISTIÓ UN TOTEM DE YAHVÉ?
El sistema del tótem:
1. 1- Las tribus que basan su sociedad en el sistema totémico, reconocen su parentesco con el animal representado en el tótem, como emblema terrestre que une a la casta. Dicho animal es hierofánico, sagrado por naturaleza, es el progenitor mítico del clan al que sólo es posible matar o cazar en la instancia ritual ( Wunt "Elementos de psicología de los pueblos" 1912, Pág 116).
1. 2- Se puede rastrear el culto animal hasta las culturas nómadas, sociedades en que la caza y la domesticación era esencial para su subsistencia. En el Génesis, Abel era pastor. Ante Yahvé presentó un carnero (arquetipo de Israel). Para estas sociedades itinerantes todo está en movimiento, como sus animales. Por lo tanto, su espacio es simbólicamente circular, como sus tiendas. Caín, en cambio, era cultivador, ofrece el fruto de la tierra, representa el sedentarismo (culto cananeo), la permanencia, la estática, la construcción con piedra. De hecho él funda la primera ciudad antediluviana, Enoc. Un detalle interesante es que en la época del nieto de Adán, Enos, se "da comienzo a invocar el nombre de Yahvé" (Gen4: 26). Los comentaristas judíos entendían este pasaje como la instauración de un culto profano. Quizá representando a Yahvé elohim en su símbolo animal, como un torillo alado. Entre los fenicios conocido como el dios toro El ( El- eloha, singular de elohim).
Tanto los cultos de pueblos pastores (Israel), como en los ritos de pueblos agrarios (cananeos), tenían una adhesión a las practicas cruentas, y diríamos de estos últimos lascivas y sanguinarias; son "bestiales", instintivos.
Ciertas divinidades con aspecto animal pueden provenir de una imagen totémica primitiva y politeísta, como los dioses egipcios que se enmascaraban con aspectos de diferentes animales. O como la diosa Hindú Genesa o el Dionisos Zagreus, transformado en toro, que fue muerto y devorado por los titanes. Lo que llevó a muchos a establecer la hipótesis que con Yahvé pudo haber ocurrido el mismo proceso evolutivo.
Sin embargo, existen profundas diferencias entre el culto hebreo y el cananeo. Al sur de Jerusalén, en el valle de Hinón, durante el siglo VIII a. C., se llevaba a cabo una horrenda inmolación de infantes al Molek (Malcan, otro aspecto de la divinidad de Baal el hijo del toro El, adorado en Amón), en el culto a la fertilidad y el inicio de las cosechas. Dichos ritos terminaron con la campaña iconoclasta del reformista rey Josias (II Reyes 23: 1-25; II Crónicas 25-34).
El ídolo tenía un busto con cabeza de toro y su cuerpo era un horno llameante de hierro. La relación es clara, el Dios de la fertilidad y la capa telúrica compartía una correspondencia con lo profundo de la tierra donde se obtenían los metales y el emblema animal. La víctima era devuelta al seno materno, a lo abismal, al origen, siendo otra instancia de la disolución, hasta lograr fundirse con lo divino.
Gran parte de los que practicaban dicho culto eran israelitas. En el Antiguo Testamento encontramos innumerables referencias a la inclinación casi natural del pueblo hebreo a adorar estatuarios de becerros ( Exodo 32 1-6, 24, 35; I Reyes12: 11). El sincretismo entre Yahvé-El (dios toro) parece ser la respuesta más viable.
1. 3-Excavaciones arqueológicas han desenterrado, tanto en Eridú como en Jericó, numerosos objetos votivos de animales cultuales en tierras bíblicas que datan del período natufiense reciente. Esto nos recuerda los ídolos familiares que se mencionan en la época patriarcal, conocidos como terafin (Génesis 31), cuyo testimonio se encuentra documentado en las tablillas de Nuzi. ¿Es posible que hayan sido tótems de Yahvé? Mientras la religión de los patriarcas siga siendo un misterio la pregunta quedara sin una respuesta definitiva.
En el sitio Timna, en la península del Sinaí, donde los egipcios explotaban las minas de cobre durante la dinastía XVIII, se ha desenterrado un santuario dedicado originalmente a la diosa Hator, representada a menudo como un becerro. El emplazamiento sostenía una estructura tipo tienda, que luego fue reutilizada por los madianitas emparentados con Moisés. En el interior del santuario, se halló una serpiente totémica de cobre con la cabeza dorada. Lo que nos recuerda al ídolo-serpiente de cobre que los israelitas levantaron durante su travesía en el desierto. Por las referencias del libro de los Reyes, este emblema totémico fue conservado como reliquia en el santuario del templo de Yahvé como objeto de devoción. Si bien, por un lado no podemos hacer ninguna apreciación con respecto al relato del Pentateuco o a las crónicas reales, por el otro, es imposible no establecer relaciones.
LOS ANIMALES SIMBÓLICOS EN LA BIBLIA
2.1-En la Biblia la palabra "bestia" (Heb. Be-hema) tiene una connotación arábiga y se usa en la mayoría de los casos con relación a lo terreno, a lo profano. Algunos animales se han usado figurativamente en este sentido. Cuando Adán y Eva fueron expulsados del Edén y entraron al ámbito de lo humano, Dios los cubrió con pieles; ya no reflejaban las cualidades divinas. En Génesis 4: 7, en sentido alegórico, se relaciona la actitud asesina de Caín con la de un animal (agazapado) que él debía dominar.
En el salmo 80 contrapone la figura de su "escogido" con la de un jabalí. En el libro apócrifo del "Apocalipsis de Moisés" se relata la leyenda judía donde Eva increpa a una bestia que ataca a su hijo Set, y ésta le responde "¡El poder de los animales ha comenzado por tu culpa!", y hace una dicotomía cualitativa entre los seres hechos a imagen de Dios y las bestias salvajes del campo. Estos textos forman un substrato contextual en la que muestran en sentido teológico la condición humana alejada de Dios y que se hallan más cerca del mundo profano, el reino animal, pero en el fondo con un toque divino, dormido, que deben despertar.
Lo cierto es que los animales en los registros testamentarios han sido usados con una diversidad de valencias, esto se debe a la polisemia del símbolo. Nosotros en el presente trabajo repasaremos tres: con relación a lo divino, a lo político y a lo cultual.
CONNOTACIONES DIVINAS:
3. 1- El simbolismo bíblico animal, en ocasiones fue utilizado para representar cualidades divinas. En la Biblia es aplicado frecuentemente como parte integrante de las visiones místicas proféticas. La creencia antigua era que los animales que se aparecen en sueños revelan significados para despertar el alma. Por ejemplo, en la visión del carro del profeta Ezequiel, éste ve la figura de cuatro querubines con cuatro caras cada uno: de águila; de toro; de hombre y de león. La imagen del "carro" alude a la movilidad de todo el drama místico, y las ruedas circulares al mensaje dinámico que caracteriza al pensamiento de las sociedades nómadas. Por lo tanto, el simbolismo animal no podía estar ausente. Además el estar en presencia del trono de Dios tiene que interpretarse a estos símbolos animales como cualidades divinas. El mismo núcleo simbólico aparece en Apocalipsis Cap. 4, con una lectura similar. En este último esquema, si bien el trono está estático, las criaturas querúbicas aladas están en movimiento.
El águila dorada de Palestina, por su mirada penetrante ha sido símbolo de la sabiduría de Yahvé. En la antigüedad se la relacionaba con las hierofanía, o las apariciones visibles de poderes misteriosos, usada frecuentemente como signo supersticiosos de mensajes divinos. En el medioevo, el águila con las alas extendidas representaba las tres personas de la combinación trinitaria cristiana. De esta ave sublime se creía que al envejecer volaba hacia el sol para quemar sus alas reintegrándose al fuego y al oro, y luego se bañaba en las aguas bautismales recuperando su vigor, símbolo cristiano de la muerte y resurrección de Cristo.
El león crinado fue todo un emblema de realeza y justicia. En la escalinata que llevaba al trono del rey Salomón había doce leones de oro en cada lado ya que a la dinastía davídica se la llama "el león que es de la tribu de Judá"; y en la visión de Ezequiel simboliza la equidad de Dios, el juez supremo.
El toro era ilustración del poder de Yahvé y de las fuentes fecundantes de la vida. En su sangre residía la redención y era el tipo profético de una simiente mesiánica salvadora. Por ello se entiende que se hallaran representaciones de él en el altar de cobre de sacrificios del patio del templo.
La cara del hombre, es un símbolo patente del amor, cualidad superlativa de Dios como principio neutro que sólo Yahvé puede manifestar y que sólo el humano puede refractar. Se notara que aún en esta interpretación simbólica no se deja de mostrar el distanciamiento que pone el pensamiento hebreo entre el hombre y la bestia.
CONNOTACIONES POLÍTICAS:
4. 1-Otra asociación que ha hecho el hombre del simbolismo animal es con relación a su identidad territorial y sus escudos correspondientes. En épocas donde los límites geográficos eran imprecisos, el estandarte animal suplía esa función ya que el signo sideral no ofrecía ninguna solución al ser demasiado vago. Con el tiempo, el signo animal que identificaba al pueblo o en su defecto el emblema del dios o ancestro, empezó a dibujarse en los broqueles "circulares". En este caso podemos ver una solidaridad entre el simbolismo animal y los estandartes. Filón de Alejandría nos narra que en tiempos de Tiberio, Poncio Pilato gravó su imagen en escudos ceremoniales, lo que provocó el levantamiento del pueblo judío.
4. 2-Las hordas de cazadores, se identificaban con el león al igual que los persas. Las sociedades patriarcales ostentaban el toro salvaje y su cornamenta. En Egipto se tenía por signo faraónico la serpiente áspid, y los escitas se representaban con los caballos. También encontramos el signo en Roma, donde aparece el águila como emblema imperial.
4. 3- En él capitulo 7 de Daniel, se presentan las imágenes de cuatro bestias que salían del mar, del caos primordial. Significan reinos y naciones agresivas, integradas por hombres de iguales características, buscando el dominio de unas sobre otras. Es una lucha de supremacías de reinos en constante movimiento. "En cuanto a las bestias, porque son cuatro, hay cuatro reyes que se pondrán de pie en la tierra" (Dan 7: 17). Estos representaban a Babilonia, bajo la figura dinámica de un león con alas, que luego le fueron arrancadas. Se interpreta como que los sucesores de Nabucodonosor II ya no conquistaron territorios con la misma rapidez. Media y Persia, aparece como un oso terrible que tenía tres costillas en su boca, símbolo de las tres direcciones por donde se extendieron sus dominios: Mesopotamia, Tracia (Asia menor) y Egipto. Grecia como un leopardo joven (Alejandro hijo de Filipo II) con cuatro alas y cuatro cabezas (sus cuatro generales que le sucedieron) y a Roma con una bestia polimorfa temible, que todo a su paso lo trituraba.
4. 4-En el Apocalipsis de Juan, aparece una única bestia que reúne simbólicamente los significados de las visiones de Daniel. Se presenta a las potencias mundiales protagonistas de la historia bíblica como distintas cabezas, siete en total, que procede de un mismo cuerpo, es de color escarlata (en un trabajo futuro trataremos el tema del símbolo de los colores) y posee diez diademas. Los cuernos son símbolos bíblicos de naciones o reyes. Esta también sale del mar, del caos primitivo y lleva el número 666. El 6 no alcanza el número perfecto, el 7, el hecho que el 6 se repita tres veces es símbolo de imperfección.
4. 5- En el Apocalipsis cristiano, aparece un dragón (gr. Drakon) con siete cabezas. La serpiente en esta valencia es Satanás mismo, aquel viejo reptil que tentó sinuosamente a Eva. El hecho que tenga el mismo número de cabezas que la bestia escarlata nos quiere decir que el diablo domina a las potencias mundiales. Además lidera a los ángeles caídos, representados en el drama como la tercera parte de las estrellas que el maligno ofídio arrastra con su cola.
La estructura de sentido de estos oráculos, corresponden con el estilo de la literatura "apocaliptica" bastante usada para el siglo II a. C; y de ella tenemos numerosos ejemplos en los textos de Qumrám. Por otro lado, es una clara correspondencia de la solidaridad animal, como símbolos de lo divino y terrestre alternativamente.
Como última observación cave llamar la atención sobre el final de estos oráculos. En todos los casos terminan como el triunfo sobre ellos (las tinieblas) del reino de Dios (la luz).
CONNOTACIONES CULTURALES:
5. 1- El chivo o la oveja ha sido usado con frecuencia con relación al culto levítico. La sangre del animal es sustitutiva de la vida humana. Aquella que paga el precio de redención pero a la vez se lleva los pecados. En el día de la expiación, el sumo sacerdote debía tomar un animal de este tipo y debía pronunciar sobre su cabeza los pecados de comunidad del pueblo, luego soltaban al animal para que el desierto lo absorba, a Azazel, posiblemente una divinidad negativa.
5. 2- Otro animal usado en el culto pero ya para períodos cristianos, era el pez. Jesús había dicho en Mateo 13: 47- 50, que los herederos del Reino de Dios serían como peces atraídos a las redes de su prédica. Durante el siglo II d. J. C., los cristianos utilizaron este símbolo para identificarse. Según Tertuliano, decía que los cristianos relacionaban al pez con el bautismo cristiano. La palabra IKTHUS, era un signo acróstico que traducido se lee así: Iesous Kristos Theou Urios Sotér (Jesucristo hijo de Dios salvador).
La paloma era otro de los símbolos cristianos más conocidos. Emblema de la paz entre Dios y el hombre cuando este hizo la alianza con Noé después del Diluvio, es el fin de un ciclo y de un nuevo comienzo. También simboliza la tercera persona de la trinidad, el Espíritu Santo. En los gravados medievales se la representaba sobre las mazmorras de una torre, entre rejas. El simbolismo de la torre tiene relación con la ascensión iniciática y con alcanzar el máximo grado de conciencia. Es de notar que en la arquitectura sagrada de las catedrales góticas aparecían peces y palomas terribles en los mosaicos, rosetones y en los capiteles de las columnas.
Un interesante motivo que presentan las obras de arte de la época es el símbolo de Ireneo, conocido como el de los cuatro evangelistas. Dentro del vitral dividido en cuatro partes con el diagrama de una cruz, y el dibujo de Cristo como un cordero en el centro, aparecen los cuatro querubines con cuerpos de león. Cada uno representa a un evangelista. Mateo, con el rostro de hombre; Marcos, el león; Lucas el toro; Juan, el águila. Para Dante, la combinación del cuerpo del león con la cabeza de águila era el emblema mismo de Cristo, en cuya fusión encuentra lo humano (león, animal terrestre) y lo divino (águila, animal que surca los cielos); es decir, dios hecho carne.
Como vimos los animales en la mentalidad arcaica no sólo representa lo humano, lo bestial, reflejado en las cualidades humanas sino también simbolizan la nobleza y los atributos de Dios, pero siempre en movimiento.
El problema con la simbología bíblica y la relación Dios-animal como representación telúrica, presenta serios inconvenientes que no podemos dejar de aclarar si queremos hacer un abordaje temático serio. Yahvé en el culto profético era irrepresentable. Su naturaleza era totalmente ajena a cualquier elemento mágico o natural. En las visiones aparece como la figura de un hombre cuyo rostro no puede ser distinguido, y por lo tanto, representado. La figura animal es refractada a sus criaturas angélicas, como aquellas que espejan sus atributos superiores. Claro que esta concepción se dio en un marco de una especulación teológica hermética, de donde procede el único documento sagrado que disponemos. Sin embargo, creo que este estudio abre la cuestión de sí se puede hablar de que los israelitas hayan tenido en el ámbito de lo popular, de lo subterráneo, de lo proscrito, algún sistema totémico del culto al toro o a la serpiente de cobre. Las limitaciones que nos presentan la arqueología y el silencio de sus fuentes escritas al respecto hacen que existan serias dudas acerca de encontrar algún día una respuesta satisfactoria.
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