La escalera que comunica con el cielo y que se encuentra en gabinete de reflexión, está en relación simbólica con la llamada «escalera de Jacob», por la cual, en un sueño que tuvo, los Ángeles subían y bajaban del cielo. La escalera tiene siete peldaños, que simbolizan los siete grados de conciencia y que, superados, conducen al ser humano hasta la esfera divina.
La escalera recuerda al candidato masónico su obligación ineludible de ascender por ella. Todos los demás símbolos carecerían de importancia si dejaran de estar enfocados a lograr esa extensión de la conciencia. Nuestra obra humana debe estar proyectada hacia esa finalidad.
Lo ideal sería que cada mañana, a la salida del Sol, reserváramos unos minutos a la meditación para tratar de abrir esa conexión con la conciencia, con la intuición.
Al final de cada una de nuestras jornadas debemos preguntarnos: ¿qué acción he realizado hoy en vistas a conseguir subir esos peldaños y conectar con las inteligencias superiores dispuestas a darme la mano en esa ascensión? Ningún candidato a la sabiduría debería cerrar los ojos sin haber meditado y respondido a esta pregunta.
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