viernes, 24 de junio de 2016

LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD


"Libertad, Igualdad, Fraternidad", como todos sabemos, es una divisa de nuestra Orden. La Libertad está relacionada con la Sabiduría; "la verdad os hará libres" dice el Evangelio; también con la Escuadra de brazos desiguales, emblema del Ven.·. Maestro de la logia.
 
El hombre libre es aquel que permaneciendo en la horizon­tal es guiado por la vertical; en la Escuadra, horizontal y vertical se unen en un punto, ese punto común es el centro del que dimana la acción del hombre libre que, situado en la horizontal, esta abierto a los influjos liberadores del cielo.
 
Como el Loco del Tarot, camina sin mirar a derecha ni a izquierda. Así como el comodín reemplaza a cualquier carta, el Loco es el hombre que asumiendo su papel de intermediario entre el Cielo y la Tierra, está a la orden siendo así instrumento allí donde se le indique. No importa cómo ni cuándo estará dispuesto pues, liberado de todo deseo, o interés, puede asumir cualquier papel o función.
 
La Igualdad podemos relacionarla con el Nivel, con la Fuerza.

Saberse iguales a los demás, no en la forma, sino en la esencia, es reconocer un Origen común; Origen que a la vez es nuestro Destino. Esto lo ha olvidado la civilización occidental, que ha consegui­do en su carrera hacia el individualismo más atroz un anonimato liberal y social para la inmensa mayoría de sus miembros. Por una mal entendida igualdad está llegando a la uniformidad.
 
¿Cómo puede sentirse un miembro de una comunidad que sabe que no es necesario ni importante en ella?
 
¿Qué cualquier otro puede ocupar su lugar?
 
En lo laboral uno hace un trabajo como podría hacer otro, es una cosa u otra según lo hayan determinado las circunstancias; incluso aun cuando haya sido por propia elección, está igualmente mediatizada, pues en una sociedad como esta nada guía al individuo a conocer su verdadera naturaleza; y por tanto a saber cuál es su lugar, su función dentro del conjunto.

Las cosas están mucho mejor diseñadas de lo que el hombre cree; no hay en la creación piezas repetidas, inútiles o secundarias; por el contrario cada criatura tiene su lugar, su función única e in­transferible, pues su misma existencia responde a ella. Somos hijos únicos de un mismo Padre, ahí reside la maravilla de la igualdad de los hombres, de los seres.
 
La manifestación es la concreción, la multiplicación, el despliegue de una potencia generadora que en sí misma es una y que no sale de sí misma, de ahí se contempla como Una en la multiplicidad de sus hijos que sólo, aparentemente, dejan de estar en ella cuando miran egoístamente hacia sí mismos y desconociendo y profanando las leyes que rigen el Cosmos, del que forman parte, se consideran acabados y limitados por facultades que no van más allá de lo individual; con lo cual, ellos, en toda su ignorancia, dictan normas, establecen formas de vida, se preocu­pan desaforadamente en conseguir independencia, autonomía, etc. No es de extrañar que los miembros de esta sociedad busquen tan­to la libertad, la igualdad, pues verdaderamente la han perdido; pero la buscan, en una dirección equivocada, invertida podríamos decir.

El hombre alejándose de la Unidad se sumerge en la uniformi­dad, en el anonimato, en la soledad; no hay selva ni desierto peor que las grandes ciudades modernas.

Finalmente la Fraternidad podemos relacionarla con la Belleza y con el emblema del 2º Vig.·. de la Logia, es decir la Plomada.

Acaso la Fraternidad sea de las tres la más difícil de entender.
 
Hemos podido comprobar que muchas veces en las Logias la fra­ternidad es entendida en su sentido más chato y horizontal; no nos referimos a aquellas Logias donde en nombre de la fraternidad lo que se da es el amiguismo más burdo; si no que queremos señalar que la fraternidad, el afecto, cuando no está guiado por la Sabidu­ría, por el amor a ella, puede convertirse en un verdadero obstácu­lo; como un cemento que amalgama aquello que debería ser disuelto.

Cuando lo que reúne a los hermanos es la búsqueda de la Ver­dad, y el trabajo es a la A.·. L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·., el afecto entre ellos es algo espontáneo y natural, como no podría ser de otro modo. Ahora bien, cuando se busca el afecto (teñido de paternalismo o de cualquier otro ismo del tipo) olvidando así el trabajo, o invirtiendo el orden de prioridades los resultados no son sino problemas, choques, dependencias, presiones, pequeñeces, asuntos de poder.
 
Todo eso con la mejor voluntad de aquellos que entien­den la fraternidad como algo almibarado y se mueven en la horizontal, olvidando que es en la vertical, en la Plomada, donde hay que poner el acento para así verdaderamente ser, aunque eso le cueste a uno estar completamente solo.
 
Únicamente cuando uno renuncia a la compañía la encuentra verdaderamente:

“En la Unidad no hay soledad ni miedo.”

Como siempre en este trabajo la renuncia interna es necesaria para que se nos dé, sin peligro, aquello a lo que renunciamos. Es también por eso que cuanto uno da más, más recibe, cuanto más se entrega más dueño es de sí mismo, cuanto más sirve, mayor es su autonomía.

Queridos hermanos, quiera el G.·. A.·. D.·. U.·. que la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad sean una realidad en nosotros y en nuestro Taller.

 
 
 
 
 

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