miércoles, 19 de septiembre de 2018

DOCTRINA MASÓNICA


La división de las obediencias masónicas en simbólicas y filosóficas, necesariamente ambas soberanas dentro de sus respectivos grados, y ambas independientes entre sí, muy lejos de estar reñidas guardan las más fraternales relaciones masónicas, de institución a institución, y como los altos grados de todos los ritos regulares toman por base el simbolismo, en otras palabras, como el filosofismo empieza siempre desde el grado 4º, cualquiera que sea su sistema y nomenclatura, se deduce, que la doctrina de los grados filosóficos, verdaderos comentarios de los grados azules, se enlaza de tal manera con ellos que en el examen de admisión, al referido grado 4º se exige a los candidatos ciertos conocimientos filosóficos; por otra parte, propios de la enseñanza simbólica y que sólo en logias simbólicas debe impartirse.
 

De donde, al definir y establecer las potencias filosóficas su dogma y moral, la hacen extensiva a los tres primeros grados, sin que esto signifique que pretendan ninguna jurisdicción de hecho, ni de derecho; pero ni siquiera moral, reconociendo y respetando invariable, como debe ser, la independencia simbólica.
 

 
Esta aclaración hecha, vamos a pasar una breve revista sobre la doctrina que algunas potencias filosóficas entienden propia de los tres primeros grados. El Supremo Consejo del R.·. E.·. A.·. y A.·. de México, explica en su ritual del Gr.·. 14º:
 
—¿Cuál es el fin del grado de aprendiz?

—Sembrar en el corazón del profano aquella duda, filosófica que produce pingües y sazonados frutos, acerca de las materias que no ha estudiado por sí mismo; explicarle la diferencia entre el bien y el mal, la virtud y el vicio, y la necesidad de nuestra depuración constante para alcanzar la una y no caer en el otro, y hacerle palpable la esclavitud en que vive, despertando en su corazón el sentimiento de su propia dignidad, para que se esfuerce en salir de la primera y reconquiste la segunda, estudiando incesantemente lo que debe a Dios, a sí mismo y a sus semejantes. A este fin se dirigen todas las pruebas a que le someten.
 
—¿Cuál es el fin del grado de compañero?
 
—Darle a conocer las facultades de que los dotó el G.·. A.·. D.·. U.·. y el modo de utilizarlas, desarrollarlas y perfeccionarlas física e intelectualmente.
 
—¿Cuál es el grado de maestro?
 
—Probar con el estudio de los fenómenos de la creación o de la vida y de la muerte, que lo constituye al hombre, es la inteligencia, y que si queremos alcanzar la inmortalidad, debemos morir antes que ceder a las pretensiones degradantes de la ignorancia, la hipocresía y la ambición.
 
Continúa el interrogatorio con el fin de los diversos grados filosóficos, que el maestro masón conocerá después.
 
Según el Supremo Consejo de Inglaterra, se enseña al aprendiz, que para hacer efectivos los derechos y los deberes del hombre, debe unir el progreso moral al progreso intelectual, apartar su inteligencia de toda responsabilidad capaz de perjudicar su acción, modificar los principios según las exigencias de la experiencia y de las necesidades reconocidas. Debiendo la inteligencia del hombre, progresar a toda costa, resulta que para el espíritu, el status quo equivale a perecer.
 
El compañero debe ser el apóstol de la igualdad, el defensor de las leyes del progreso. Por este medio se llegará a establecer sobre bases sólidas el reino de la justicia.
 
El maestro tendrá conciencia del cuidado y la abnegación con que debe prepararse el advenimiento de este reino, comprenderá la importancia excepcional de los medios empleados para una obra sin la cual, la libertad se trasforma en licencia y el orden en anarquía.
 
Según los Supremos Consejos de EE.·. UU.·. del Norte, el aprendiz, personifica la ceguedad, la miseria y la esclavitud de la humanidad entregada a los malos instintos; él recibe de la Francmasonería, con la cooperación de los masones, la luz de la esperanza en la perfectabilidad y la dicha del ser humano.
 
El compañero, acepta los deberes de amor, de gratitud y de desprendimiento para la Francmasonería; de afección, de simpatía y de justicia para sus semejantes; deja de ser una máquina para convertirse en uno de los factores de la dicha de la humanidad.
 
El maestro medita la necesidad de nacer por segunda vez muriendo simbólicamente y resucitando completamente regenerado y libre de todas las preocupaciones del oscurantismo.
 
Según los Supremos Consejos de la América del Sur, el aprendiz ve surgir en su espíritu la duda filosófica, base de toda sabiduría; se sorprende de haber aprendido cosas que desde luego no tiene sometidas al crisol de la razón; tiene la conciencia de su esclavitud material e intelectual.

El compañero aprende a conocer cuales son las facultades de que está dotado; estudia los medios más eficaces para desarrollarlas y acrecentarlas tanto cuanto es posible.
 
En presencia de los misterios de la vida y de la muerte, el maestro considera que el pensamiento y la inteligencia son los agentes de la generación intelectual; así como el Phallus y el Ligam lo son de la generación natural; investiga por qué medios dará a su inteligencia toda perfección.
 
Según el Gran Oriente de Italia, el orador debe en todos sus discursos envolver y vestir con su elocuencia las 33 afirmaciones siguientes cuyo tenor jamás debe modificar:
 
1º.—La masonería viene de las épocas más remotas de la historia, como su era lo indica; ha sufrido diversas modificaciones, para adaptarse al espíritu de cada siglo, mejorándose y asimilándose lo bueno, y el bien de todas las épocas de la civilización humana.

2º.—Pitágoras profesaba una doctrina, una enseñanza misteriosa, acromática que era el complemento, la revelación de la enseñanza pública y popular, y esotérica de su época.
 
3º.—La masonería tiene símbolos análogos a los de la doctrina pitagórica. En sus misterios, como en los misterios antiguos, las fuerzas de la naturaleza están representadas por símbolos cuya significación íntima sólo se revela a los iniciados.
 
4º.—Los dignatarios de la logia representan a los agentes de la creación, y en todos los misterios su enseñanza comprende tres grados.
 
5º.—Sólo posteriormente, a fin de especular sobre la vanidad y la imbecilidad, es cuando explotadores descarados han introducido otros grados postizos.
 
6º.—Los antiguos rodeaban, la admisión a los misterios, de las más duras pruebas, exigían los juramentos más solemnes, sancionados por los más atroces castigos, para que jamás revelasen los secretos a los profanos.
 
7º.—La leyenda de Adon-Hiram representa el curso, la marcha anual del Sol.
 
8º.—Los tres primeros grados, representan tres periodos de esta marcha anual.
 
9º.—E1 primer grado, representa el periodo del 21 de diciembre al 21 de marzo del solsticio de invierno al equinoccio de primavera.
 
10º.—El segundo grado, representa el periodo del 21 de marzo al 21 de septiembre, del equinoccio de primavera al equinoccio de otoño.
 
11º.—El tercer grado, representa el periodo del 21 de septiembre al 21 de diciembre, del equinoccio de otoño al solsticio de invierno.
 
12º.—Esto explica porqué, en el primer grado, el profano hundido primero en las tinieblas, recorre las tres pruebas de la purificación: por el aire, por el agua y por el fuego, acompañado del hermano terrible, que simboliza el mal.
 
13º.—En el segundo grado, el compañero representa al Sol que da forma y hermosura a la naturaleza entera.

14º.—En el tercer grado la escena se oscurece, porque el Sol baja, en efecto, a la región de las tinieblas.

15º.—En la leyenda de Adon-Hiram, el templo, casi terminado, representa al año que va a terminar.

16º.—Los tres compañeros asesinos, son los tres meses de septiembre, octubre y noviembre, que conspiran contra el Sol.
 

 
17º.—Las tres puertas del templo, son los tres puntos del cielo en que el Sol está visible: oriente, mediodía y poniente.
 
18º.—Adon-Hiram, el Sol, no puede dar la palabra que simboliza la vida, porqué el otoño se aproxima, y aquél ha perdido sus fuerzas vivificantes.
 
19º.—La regla de 24 pulgadas que hiere en la garganta al maestro, representa el día de 24 horas, cuya disminución de tiempo y de luz, da al Sol el primer golpe.
 
20º.—La escuadra que le da el segundo golpe, es la estación equivalente a un cuarto zodiacal.

21º.—El mazo que da el tercer golpe, el golpe mortal, es cilíndrico y redondo; representa al año que termina la vida anual del Sol.
 
22º.—Los nueve maestros que van en busca de Adon-Hiram, son los meses de diciembre, enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio y agosto, que vuelven al Sol la vida.
 
23º.—El ramo de acacia, estaba consagrado al sol por los árabes.
 
24º.—El túmulo y la rama fresca de acacia, representan el enlace del misterio de la vida y del misterio de la muerte que gobierna al mundo.

25º.—La marcha del candidato, representa la renovación zodiacal.

26º.—Los adornos masónicos, tienen su significación, y el mandil semicircular representa el hemisferio inferior.
 
27º.—El cordón, representa la banda del zodiaco y el compás, significa el Sol, por su cabeza, y los rayos del Sol, por sus ramas.
 
28º.—La escuadra, representa la porción de la circunferencia terrestre, que se encuentra alumbrada por el Sol cuando este astro llega al cenit.
 
29º.—La edad del aprendiz es de tres años, emblema de los tres elementos de la generación: el agente, el paciente, y el producto.
 
30º.—La edad del compañero es de cinco años, emblema de la vida activa en los cinco sentidos vitales del hombre.
 
31º.—La edad del maestro es de siete años, emblema de la vida perfecta, simbolizada por los siete planetas.
 
32º.—Cualquier otro grado masónico es, o invención de los enemigos de la masonería para desacreditarla, o maniobra culpable de charlatanes indignos.
 
El grado de Rosa-Cruz, fue compuesto por los jesuitas, y el Kadosch, templario, debe su existencia a los intereses políticos, diametralmente opuestos a los intereses de masonería.
 
Según el Supremo Consejo de Francia:
 
El grado de aprendiz.
 
—El aprendiz no es aceptado en la masonería sino como un hombre de buena voluntad. En la masonería práctica de la Edad Media era el servidor de los maestros. Veía y aprendía. Silencioso en el taller del trabajo, continuaba la obra del maestro, llevaba los materiales, se sometía y obedecía. Dócil a la voz de superiores, esclavo de un juramento, ignoraba los secretos del arte y de la sabiduría, esperaba la recompensa del celo que demostraba. Consideraba como un derecho, el de escoger el jefe de su taller, entre la lista de los maestros más dignos; lista formada por los maestros mismos.
 
Era, pues, el aprendiz una prueba de docilidad y de sumisión. Cuando la institución masónica se convirtió en una corporación regular, el aprendiz tuvo que franquear el riesgo de las pruebas físicas. La masonería ha conservado algunas de estas pruebas como un medio tradicional de herir la imaginación de los adeptos, dejándoles entrever que, el camino de la sabiduría, está lleno de asperezas, y que la ciencia es un árbol a cuya cima no se llega sino después de haber vencido las pasiones.
 
Grado de compañero.
 
— Los compañeros dan a los maestros buen testimonio del celo de los aprendices. Los maestros llaman entonces a los aprendices diligentes, al compañerismo, al estudio de las artes liberales. Les inician en todos los elementos de la ciencia, y en el empleo de todos los útiles, tanto bajo el punto de vista material e intelectual, como bajo el punto de vista alegórico.
 
Sin embargo, cualesquiera que sean los conocimientos que hayan adquirido, el compañero está todavía lejos de haber acabado su trabajo; los materiales destinados a la construcción de este templo, de que es a un mismo tiempo la piedra y el obrero, no están suficientemente pulimentados. Está en el camino, pero no percibe el objeto, que no podrá alcanzar sino después de constantes esfuerzos.
 
Grado de Maestro.
 
— La alegoría contenida en el maestrazgo, es sublime.
 
"Un paso más, y el obrero se apartaría de la materia, para elevarse al mundo de las inteligencias. La forma tumular del templo, su aspecto, las imágenes del duelo que encierra, todo da a este grado el carácter de una ceremonia fúnebre, ¡han pretendido con esto, nuestros padres, enseñarnos que la ciencia es dolorosa, y recordarnos este terrible aforismo:

Summum sapientiae, doloris summum?
 
En medio de un silencio profundo, la voz del maestro se alza para contar la poética leyenda de la muerte de Hiram. Alegoría sencilla y conmovedora, en la que el principio del bien, combatido y derribado de pronto por el orgullo, sobrevive y sale del sepulcro para perpetuarse en las edades.
 
Todas las creencias han consagrado el culto de los sepulcros. Los masones van más lejos, os hacen bajar a él; y allí, mientras os despojáis del hombre viejo, os instruyen por la relación de la vida del maestro. El compañero ha caído en las pasiones de la humanidad. Debe levantarse purificado e instruido; y a fin de que comprenda que el dogma no basta sin las obras, ve a los maestros marcharse en su derredor, en busca de la luz".


 

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