Los Sephiroth belîmah mantienen el orden del mundo creado. Ellos son poder de todo cuanto existe y de todo lo que ha sido objeto de un nombre.
1. Los Sephiroth según el Tratado de la Formación
Diez son los Sephiroth belimah, como diez es el número de dedos en las manos del hombre. Cinco frente a cinco. Y la Alianza del Único se dirige hacia la mitad por la palabra de la lengua y la de la desnudez.
Diez Sephiroth belimah. Diez y no nueve; diez y no once; comprende por la Sabiduría y enseña por la inteligencia.
Diez Sephiroth belimah, cuya medida es diez: diez que no tienen fin. Profundidad en el Comienzo y profundidad en el Fin; profundidad en el Bien y profundidad en el Mal; profundidad hacia Oriente y Occidente, hacia Norte y Sur. Único Señor, Él, Fiel Rey, que reina sobre todos desde su morada sacra, por eternidades de eternidades.
Diez Sephiroth belimah. Su aspecto es como el relámpago al contemplarlos y no es posible dilucidar el final de su cometido.
Diez Sephiroth belimah. Su fin vuelve hacia el origen y su origen hacia el fin, como llama que envuelve un carbón ardiente, pues el Señor es Único y no tiene segundo. Más Allá del Uno, ¿qué podría contarse?
Diez Sephiroth belimah:
Uno: Soplo de Vida emanado por Elohîm. Su nombre es bendito y glorificado por toda la eternidad. Voz, aliento y palabra es el soplo sagrado.
Dos: Aliento del aliento. Él ha grabado y cincelado en veintidós letras fundamentales, tres madres, siete redobladas y doce simples, y un solo aliento en todas ellas.
Tres: Agua del soplo. Él ha grabado y cincelado en medio del caos y el barullo discorde, sobre el barro y el lodo, como quien hace arbustos elevados como una muralla y rodeados como por parapeto.
Cuatro: Fuego del agua. En un Trono de gloria. Él ha grabado y cincelado Ruedas y Serafines, los Hayots de lo sagrado y sus Ángeles servidores, y en medio de ellos ha puesto su morada, pues está escrito: «Él ha creado a sus ángeles, que son aliento, y a sus servidores, de fuego ardiente.»
Cinco: Tres letras entre las simples. Él sella su altura, las separa con el poder de su gran Nombre: Yod-He-Vav, e inscribe en ellas seis extremidades. Luego se vuelve hacia lo alto y las sella con Yod-He-Vav.
Seis: Él sella la base, se vuelve hacia abajo y la sella con Yod-Vav-He.
Siete: Él sella el Oriente, volviéndose hacia sí mismo, como He-Yod-Vav.
Ocho: Él sella el Occidente, volviéndose hacia atrás de sí mismo, con He-Vav-Yod.
Nueve: Él sella el Sur, volviéndose hacia atrás de sí mismo, con Vav-Yod-He.
Diez: Él sella el Norte, volviéndose hacia su izquierda, con Vav-He-Yod.
Tales son los diez Sephiroth belimah. Primero, soplo de Vida Elohîm, soplo del soplo, agua del soplo, fuego del agua, alto, bajo, Oriente, Occidente, Norte y Sur.
Está escrito: «Es por Tu luz que nosotros vemos la luz.»
Antes de la Creación del mundo, el Maestro del Todo permanecía incomprensible en su Ser. Él no se ha revelado desde entonces sino por medio de sus atributos sefiróticos, si bien no existe en Él atributo ni forma alguna.
El Maestro del Todo ha creado diez formas que mantienen el orden de los mundos visibles e invisibles. Estas diez formas constituyen el árbol sefirótico.
El Árbol de los Sephiroth
En su cima se halla la corona (Kether), desde donde se riega todo el árbol y se propaga la savia por las ramas y el tronco. La corona, es la primera manifestación del infinito (EïnSôf). Es por ella que el No-Ser se transmuta en el Ser, al efectuarse el paso de la potencia al acto. La corona es el Punto inicial, la luz primordial, la Mente suprema de donde emana toda luz.
De la corona nacen dos principios, masculino y femenino. El principio activo, la sabiduría (Hokhmah), es llamado también el Padre. El principio pasivo, la inteligencia (Binâh), es llamado la Madre. Es, pues, a partir de la sabiduría y la inteligencia que se desarrolla todo lo diferenciado.
Unidas, pues, a la corona, la sabiduría y la inteligencia forman el gran rostro (Arîkh Anpîn), que es también el Dado (Erekh Apayîm). Esta trinidad indivisible está situada por encima del Trono y corresponde al plano de la Emanación (Olâm ha-Atsîluth). Mas todo lo que a los ojos de la criaturas aparece diferenciado es una sola y única cosa para el Creador.
Al unirse entre ellas, Hokhmah y Binâh engendran a Da’ath, la ciencia o el conocimiento.
Dos Sephiroth emanan por separado de la sabiduría y de la inteligencia: la clemencia (Gedullah), conocida también como la gracia (‘Hesed), y el rigor (Geburah), llamado también el juicio (Dîn)
La clemencia y el rigor son los dos brazos del Maestro del Todo, las dos lámparas que constituyen el adorno del Trono real. Ellas van a unirse en el corazón del árbol, representado por la Sephirah central, la belleza (Tiphereth). Si es verdad que la belleza debe ser considerada desde el punto de vista sefirótico como la armonía del Bien, se comprenderá mejor su significado si ella adopta el nombre de misericordia (Ra’hamîn). Así, ella es de hecho el Corazón del Maestro del Todo.
Esta segunda trinidad indivisible se sitúa aún por encima del Trono, y corresponde al Plano de la Creación (Olâm ha-Brîah)
Parecería que la clemencia engendra la sefirah victoria (Netsa’h) y el rigor la Sephirah gloria (Hod). Pero la victoria y la gloria brotan más bien de Tiphereth, la primera de la Luz emanada y la segunda de su refracción. Su unión se opera en Yesod, el fundamento, verdadero principio generador del universo.
Esta tercera trinidad sefirótica se sitúa por debajo del Trono, allí donde comienza verdaderamente todo lo diferenciado, y corresponde al Plano o Mundo de la Formación (Olâm ha Yetsirah)
Las seis Sephiroth inferiores forman el pequeño rostro (Zéïr Anpîn), o lo Irascible (Ketsar Apayîm). Puesto que un rayo de luz muy fino separa el Gran Rostro del Pequeño Rostro, y a éste del mundo de abajo, el cual encuentra en aquél su fundamento. Así, está indicada la vía de Unidad sobre los dos mundos, el de lo alto y el de abajo, y se hace posible la unificación del Nombre que se ha separado en varias ramas, pues está escrito: «En ese día, el Señor será Uno y Uno su nombre.»
A los pies del Trono, en el plano de la Acción (Olâm ha-Assiah), se encuentra la Sephirah inferior, llamada el reino (Malkuth), décima y última dentro del árbol sefirótico. Es por Malkuth que el Ein-Sôf ha establecido su reino. Esta presencia real lleva también el nombre de Shekinah, que es a la vez principio femenino divino, Esposa y Reina, compenetrada en el Plano de la Acción con la Asamblea de Israel. Mas, por encima del Trono, el Rey llamado el Santo —sea Él bendito— (Qadôch Barukh Hou), y la Shekinah, forman Uno solo.
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