Hermano Mío:
Con un trabajo constante y asiduo hemos logrado dar una forma regular a la piedra bruta, emblema del grado de Aprendiz. Guiados por esta primera luz que se representa en la estrella flamígera, hemos penetrado hasta el centro de la piedra misteriosa, para descubrir desde ella, el principio de nuestros trabajos, que aunque muy simples, ofrecen a los espíritus mas ilustrados, un objeto digno de su admiración, meditación, e investigaciones.
En vano el hombre se elevaría hasta lo mas eminente de la naturaleza si no recapacita todos los puntos que ha recorrido, para conocerse a sí mismo. Desconociendo este principio, merece nuestra piedad, porque entregado a la orgullosa presunción, irá con su delirio, hasta olvidarse de las leyes mas sagradas.
Este cuadro representa Hermano mío, casi los mismos emblemas que el del grado de Aprendiz; la diferencia que percibís en él consiste en las cinco gradas que os conducen a las puertas del Templo, a la entrada del cual veis una piedra cúbica en lugar de una bruta, que en vuestro primer grado os representaba el Caos; en fin, ya veis todo el circuito del Templo iluminado por los rayos brillantes de la estrella flamígera. Estos nuevos emblemas serán para ti, de un precio inestimable, si con profundas meditaciones llegas a comprender los verdaderos principios de la grande obra de la sabiduría.
Como el arte mecánico que sirve de emblema a nuestros trabajos, requiere que el que lo profese tenga el conocimiento necesario de la Geometría práctica; así es, que nosotros no podemos ejecutar el plan de arquitectura que se nos ha confiado, sin el conocimiento de la quinta ciencia, esto es la geometría simbólica; por ella sacarás en claro que nuestro Templo no se puede elevar sino bajo la reunión de las proporciones mas exactas en todas las partes del edificio; y verás por fin, que las piedras cúbicas y simbólicas que están destinadas a formarlo, deben ser exactamente examinadas por nuestros Arquitectos, antes de sentarlas; por temor de que conteniendo irregularidades, puedan causar la ruina total del Templo.
Con la geometría ignorada de los profanos hemos sondado la profundidad del Templo, y medido su alto y todas sus dimensiones; por sus leyes, han guardado simetría todos los ornamentos con que se ha decorarlo cada una de sus partes, con los emblemas propios para descubrir al sabio meditador el intento de nuestros trabajos; por este arte se han levantado las Columnas de Bronce; con los números que contiene, se han adornados sus capiteles de granadas y embellecido el conjunto de olorosos lirios. En fin, por la geometría se conoce la medida y el peso de las palabras de la sabiduría.
Sube con confianza las cinco gradas que te conducen al Templo donde todo profano tiembla al llegar; y ayudado de nuestra Sublime Geometría apura todos tus recursos para llegar a conocer con perfección el número; porque sin este conocimiento tan necesario, J.·. y B.·. serán para ti un misterio impenetrable.
Por nuestros institutores se nos ha ensenado que el número cinco es el de la unión y del matrimonio, compuesto de 2 y 3 números par e impar. En efecto, acuérdate que nuestro Templo es el emblema del universo, y que dos substancias constituyen todos los seres por medio de tres principios. Estas dos substancias son el cielo y la tierra; que estas, teniendo por agentes los tres principios, forman un conjunto armonioso, en la producción de todos los mixtos o compuestos de la naturaleza. En fin estos tres principios constitutivos de los seres están representados por las tres Columnas, Sabiduría, Fuerza, y Belleza, que sostienen el Templo.
Este número cinco aumentado en dos porciones iguales, forma el 10, que es el complemento de toda perfección: el 1, representa al G.·. A.·. D.·. U.·. y el 0, la inmensidad de su poder; porque el círculo no tiene ni principio ni fin.
La cifra X de los Romanos, representa del mismo modo un emblema muy precioso para los Masones, porque desmontándola, poniéndola y analizándola, forma un sentido distinto. Separando los dos brazos y levantando uno de ellos perpendicularmente y sentando el otro horizontal en su extremidad, se forma la letra L; unidos en ángulos, la letra V; y cruzados, la letra X, las que unidas, forman la voz latina LVX, Luz. Así pues, por el arte Geométrico obtendrás el conocimiento de esta luz increada que da la inteligencia y la vida: pero estos números, son números racionales, nunca los profanes considerándolos materialmente, pues como tales pueden servir solo a usos profanos. Esta demostración será inútil si nos limitamos a el conocimiento abstracto de la luz, pero volvamos a su principio y sigámosle en sus progresos, a fin de poder recoger toda su sabiduría que es el último y mas perfecto resultado de sus producciones.
Esa estrella resplandeciente es el emblema de la luz que procede del G.·. A.·. D.·. U.·. y para darnos a conocer su principio, se ha puesto en su centro la letra G, que indica el nombre de Dios, Gibor Elshim, cuyo significado es, Dios fuerte, creador de los elementos y de lo mas perfecto.
Sin la Geometría, en vano comenzarías la obra de la sabiduría que debes perfeccionar; en vano intentarás erigir un templo simbólico, pues todo quedaría sin efecto: para conseguirlo toma la perpendicular y elévate hacia al verdadero principio de la luz, esto es hacia el G.·. Arq.·. D.·. U.·. del cual recibimos la inteligencia que nos hace penetrar todos los secretos de la naturaleza.
Esta estrella es pues, la luz que aclara todo hombre que viene al mundo, y luce en medio de las tinieblas, no como fuego fatuo, sino como el centro de donde dimana toda.
Ella hermosea y adorna toda la naturaleza; a ella debemos el fuego de la imaginación, los dichos agudos, la sublimidad de los pensamientos, la profundidad del juicio; en una palabra, todo lo que caracteriza la inteligencia del hombre. Es el principio del movimiento y de la vida; compone todos los cuerpos, los perfecciona, los multiplica y los destruye, para darles una forma nueva y mas perfecta que la primera; como se ve en el gusano de seda, cuando lo saca de la tumba donde estaba sepultado, para hacerle gozar una segunda vez, del beneficio de sus rayos. En su primer estado era un animal vil, pesado y proscrito con inclinaciones terrestres, condenado al trabajo, reducido a arrastrarse y a ramonear con ansia los alimentos mas groseros, ofreciendo a la vista un exterior feo y asqueroso. Llega el momento de su regeneración, convertido en Mariposa, y es la agilidad misma, no le detiene la tierra, pues parece que la mira con desprecio. Adornado con los mas bellos colores, no se alimenta sino de miel y rocío, este dulce licor con el cual se embriaga, la hace mas ligera, fuerte, atrevida y alegre; agita blandamente sus alas, y con vuelo rápido y sinuoso, anda de un cabo a otro, llanuras inmensas, vergeles y prados sembrados de flores; se columpia en el aire, donde la influencia de la luz es mas abundante, y parece cuando despliega sus alas brillantes y ligeras, que quiere elevarse hasta el santuario del Ser Supremo para rendirle homenaje por la vida que recibió de él.
Parece que la abeja industriosa no va a sacar su alimento del cáliz aromático de las flores sino para producir la materia que perpetua la claridad de la luz, cuando la noche quiere ocultárnosla. Esta materia tan pura como la esencia de las flores de donde saca su existencia, que se emplea en el culto de los templos de los Dioses, y que alimenta la llama que se reduce en vapor, se confunde con el humo del incienso que se ofrece a la Divinidad en holocausto, para volver a la región de la luz, como su primer origen.
Cuando después del invierno aparece la hermosa primavera, ostenta a nuestra vista los mixtos, cuerpos y substancias que ha ido preparando silenciosamente debajo de los velos. En cada flor despliega sus libreas en los colores que las embellecen y que nos presenta en su arco iris. La modificación de sus rayos produce el lustre y el olor de la rosa, el sabor de los frutos, la blancura del lirio, y la púrpura del amaranto. Esta misma modificación aparece en las piedras preciosas, pues en algunas de ellas la luz ha concentrado su resplandor. En una palabra, es fuente de la vida y de la salud; y si os dedicáis al bien de la humanidad, debéis hacer un estudio particular de ella.
Cuando nos pintan la sabiduría, le ponen sobre la cabeza una lengua de fuego y en el pecho un sol resplandeciente. Pero la sabiduría según dice Salomón no gusta arraigarse sino con los hijos de los hombres; en vosotros mismos tenéis la obra de la luz.
¡HH.·. míos! elevemos nuestros espíritus hacia su creador, y démosle las debidas gracias por el don tan precioso con que nos ha dotado. A la luz debe toda la naturaleza su existencia; por ella se hacen las combinaciones cuyo resultado es la armonía de todos los cuerpos existentes. Esta luz está combinada con una esencia sutil que se evapora, y sin la cual nada opera, esta esencia es la humedad radical de los cuerpos.
Sea pues esta esencia el objeto de nuestras observaciones; ocultas bajo la corteza de la piedra bruta, se libra de sus prisiones por el trabajo asiduo de obreros laboriosos y sufridos, que forman de ella la piedra cúbica con punta. Informe en el primer grado, se prestaba a todas las formas y figuras que se le quisieran dar; pero ahora con la asistencia de la luz, se ofrece a tus ojos bajo una forma regular, como recompensa debida a tus trabajos.
El orden os acaba de conferir Hermano mío un nuevo grado, que en los tiempos primitivos solo se otorgaba después de cinco años de Aprendizaje. Sin hacer valer este favor como una gracia, se lisonjea este Resp.·. cuerpo que no olvides nunca que el Compañero debe dar prueba de su adhesión a nuestra sociedad; bien sea comunicándole sus luces, o viniendo a agotar en sus fuentes los principios y conocimientos que ignores; sin que padezca tu amor propio creyéndote superior a aquellos mismos principios y conocimientos.
Redobla tu celo y actividad Hermano mío; medita con madurez los emblemas de nuestro arte; acuérdate que la parábola no tiene sino un verdadero sentido, pero que se puede interpretar de diferentes maneras.
La explicación que te damos de nuestros emblemas te parecerá quizá errónea, porque estamos obligados a ocultarte en parte su verdadera interpretación cuyo descubrimiento debe ser el fruto de tu trabajo, de tu inteligencia y sobre todo de tu veneración por todo lo que lleve el carácter augusto de aquella sabiduría, cuyo santuario es este Templo, y nosotros sus verdaderos ministros.
Ejercita nuestro espíritu, buscando la verdad. El atleta solo adquiere fuerza y vigor con un ejercicio continuo; así mismo no se desenvuelve el espíritu de un sabio, no se enriquece de conocimientos, sino a fuerza de un trabajo infatigable. El hilo que ha de servirte de guía en el laberinto confuso de tu entendimiento ya se te ha puesto presente para que por su medio puedas llegar al conocimiento de esta estrella misteriosa, que te guiará, como guiaba a los magos cuando buscaban al Señor de la naturaleza, al conocimiento de sus obras, y de ti mismo.
Con un trabajo constante y asiduo hemos logrado dar una forma regular a la piedra bruta, emblema del grado de Aprendiz. Guiados por esta primera luz que se representa en la estrella flamígera, hemos penetrado hasta el centro de la piedra misteriosa, para descubrir desde ella, el principio de nuestros trabajos, que aunque muy simples, ofrecen a los espíritus mas ilustrados, un objeto digno de su admiración, meditación, e investigaciones.
En vano el hombre se elevaría hasta lo mas eminente de la naturaleza si no recapacita todos los puntos que ha recorrido, para conocerse a sí mismo. Desconociendo este principio, merece nuestra piedad, porque entregado a la orgullosa presunción, irá con su delirio, hasta olvidarse de las leyes mas sagradas.
Este cuadro representa Hermano mío, casi los mismos emblemas que el del grado de Aprendiz; la diferencia que percibís en él consiste en las cinco gradas que os conducen a las puertas del Templo, a la entrada del cual veis una piedra cúbica en lugar de una bruta, que en vuestro primer grado os representaba el Caos; en fin, ya veis todo el circuito del Templo iluminado por los rayos brillantes de la estrella flamígera. Estos nuevos emblemas serán para ti, de un precio inestimable, si con profundas meditaciones llegas a comprender los verdaderos principios de la grande obra de la sabiduría.
Como el arte mecánico que sirve de emblema a nuestros trabajos, requiere que el que lo profese tenga el conocimiento necesario de la Geometría práctica; así es, que nosotros no podemos ejecutar el plan de arquitectura que se nos ha confiado, sin el conocimiento de la quinta ciencia, esto es la geometría simbólica; por ella sacarás en claro que nuestro Templo no se puede elevar sino bajo la reunión de las proporciones mas exactas en todas las partes del edificio; y verás por fin, que las piedras cúbicas y simbólicas que están destinadas a formarlo, deben ser exactamente examinadas por nuestros Arquitectos, antes de sentarlas; por temor de que conteniendo irregularidades, puedan causar la ruina total del Templo.
Con la geometría ignorada de los profanos hemos sondado la profundidad del Templo, y medido su alto y todas sus dimensiones; por sus leyes, han guardado simetría todos los ornamentos con que se ha decorarlo cada una de sus partes, con los emblemas propios para descubrir al sabio meditador el intento de nuestros trabajos; por este arte se han levantado las Columnas de Bronce; con los números que contiene, se han adornados sus capiteles de granadas y embellecido el conjunto de olorosos lirios. En fin, por la geometría se conoce la medida y el peso de las palabras de la sabiduría.
Sube con confianza las cinco gradas que te conducen al Templo donde todo profano tiembla al llegar; y ayudado de nuestra Sublime Geometría apura todos tus recursos para llegar a conocer con perfección el número; porque sin este conocimiento tan necesario, J.·. y B.·. serán para ti un misterio impenetrable.
Por nuestros institutores se nos ha ensenado que el número cinco es el de la unión y del matrimonio, compuesto de 2 y 3 números par e impar. En efecto, acuérdate que nuestro Templo es el emblema del universo, y que dos substancias constituyen todos los seres por medio de tres principios. Estas dos substancias son el cielo y la tierra; que estas, teniendo por agentes los tres principios, forman un conjunto armonioso, en la producción de todos los mixtos o compuestos de la naturaleza. En fin estos tres principios constitutivos de los seres están representados por las tres Columnas, Sabiduría, Fuerza, y Belleza, que sostienen el Templo.
Este número cinco aumentado en dos porciones iguales, forma el 10, que es el complemento de toda perfección: el 1, representa al G.·. A.·. D.·. U.·. y el 0, la inmensidad de su poder; porque el círculo no tiene ni principio ni fin.
La cifra X de los Romanos, representa del mismo modo un emblema muy precioso para los Masones, porque desmontándola, poniéndola y analizándola, forma un sentido distinto. Separando los dos brazos y levantando uno de ellos perpendicularmente y sentando el otro horizontal en su extremidad, se forma la letra L; unidos en ángulos, la letra V; y cruzados, la letra X, las que unidas, forman la voz latina LVX, Luz. Así pues, por el arte Geométrico obtendrás el conocimiento de esta luz increada que da la inteligencia y la vida: pero estos números, son números racionales, nunca los profanes considerándolos materialmente, pues como tales pueden servir solo a usos profanos. Esta demostración será inútil si nos limitamos a el conocimiento abstracto de la luz, pero volvamos a su principio y sigámosle en sus progresos, a fin de poder recoger toda su sabiduría que es el último y mas perfecto resultado de sus producciones.
Esa estrella resplandeciente es el emblema de la luz que procede del G.·. A.·. D.·. U.·. y para darnos a conocer su principio, se ha puesto en su centro la letra G, que indica el nombre de Dios, Gibor Elshim, cuyo significado es, Dios fuerte, creador de los elementos y de lo mas perfecto.
Sin la Geometría, en vano comenzarías la obra de la sabiduría que debes perfeccionar; en vano intentarás erigir un templo simbólico, pues todo quedaría sin efecto: para conseguirlo toma la perpendicular y elévate hacia al verdadero principio de la luz, esto es hacia el G.·. Arq.·. D.·. U.·. del cual recibimos la inteligencia que nos hace penetrar todos los secretos de la naturaleza.
Esta estrella es pues, la luz que aclara todo hombre que viene al mundo, y luce en medio de las tinieblas, no como fuego fatuo, sino como el centro de donde dimana toda.
Ella hermosea y adorna toda la naturaleza; a ella debemos el fuego de la imaginación, los dichos agudos, la sublimidad de los pensamientos, la profundidad del juicio; en una palabra, todo lo que caracteriza la inteligencia del hombre. Es el principio del movimiento y de la vida; compone todos los cuerpos, los perfecciona, los multiplica y los destruye, para darles una forma nueva y mas perfecta que la primera; como se ve en el gusano de seda, cuando lo saca de la tumba donde estaba sepultado, para hacerle gozar una segunda vez, del beneficio de sus rayos. En su primer estado era un animal vil, pesado y proscrito con inclinaciones terrestres, condenado al trabajo, reducido a arrastrarse y a ramonear con ansia los alimentos mas groseros, ofreciendo a la vista un exterior feo y asqueroso. Llega el momento de su regeneración, convertido en Mariposa, y es la agilidad misma, no le detiene la tierra, pues parece que la mira con desprecio. Adornado con los mas bellos colores, no se alimenta sino de miel y rocío, este dulce licor con el cual se embriaga, la hace mas ligera, fuerte, atrevida y alegre; agita blandamente sus alas, y con vuelo rápido y sinuoso, anda de un cabo a otro, llanuras inmensas, vergeles y prados sembrados de flores; se columpia en el aire, donde la influencia de la luz es mas abundante, y parece cuando despliega sus alas brillantes y ligeras, que quiere elevarse hasta el santuario del Ser Supremo para rendirle homenaje por la vida que recibió de él.
Parece que la abeja industriosa no va a sacar su alimento del cáliz aromático de las flores sino para producir la materia que perpetua la claridad de la luz, cuando la noche quiere ocultárnosla. Esta materia tan pura como la esencia de las flores de donde saca su existencia, que se emplea en el culto de los templos de los Dioses, y que alimenta la llama que se reduce en vapor, se confunde con el humo del incienso que se ofrece a la Divinidad en holocausto, para volver a la región de la luz, como su primer origen.
Cuando después del invierno aparece la hermosa primavera, ostenta a nuestra vista los mixtos, cuerpos y substancias que ha ido preparando silenciosamente debajo de los velos. En cada flor despliega sus libreas en los colores que las embellecen y que nos presenta en su arco iris. La modificación de sus rayos produce el lustre y el olor de la rosa, el sabor de los frutos, la blancura del lirio, y la púrpura del amaranto. Esta misma modificación aparece en las piedras preciosas, pues en algunas de ellas la luz ha concentrado su resplandor. En una palabra, es fuente de la vida y de la salud; y si os dedicáis al bien de la humanidad, debéis hacer un estudio particular de ella.
Cuando nos pintan la sabiduría, le ponen sobre la cabeza una lengua de fuego y en el pecho un sol resplandeciente. Pero la sabiduría según dice Salomón no gusta arraigarse sino con los hijos de los hombres; en vosotros mismos tenéis la obra de la luz.
¡HH.·. míos! elevemos nuestros espíritus hacia su creador, y démosle las debidas gracias por el don tan precioso con que nos ha dotado. A la luz debe toda la naturaleza su existencia; por ella se hacen las combinaciones cuyo resultado es la armonía de todos los cuerpos existentes. Esta luz está combinada con una esencia sutil que se evapora, y sin la cual nada opera, esta esencia es la humedad radical de los cuerpos.
Sea pues esta esencia el objeto de nuestras observaciones; ocultas bajo la corteza de la piedra bruta, se libra de sus prisiones por el trabajo asiduo de obreros laboriosos y sufridos, que forman de ella la piedra cúbica con punta. Informe en el primer grado, se prestaba a todas las formas y figuras que se le quisieran dar; pero ahora con la asistencia de la luz, se ofrece a tus ojos bajo una forma regular, como recompensa debida a tus trabajos.
El orden os acaba de conferir Hermano mío un nuevo grado, que en los tiempos primitivos solo se otorgaba después de cinco años de Aprendizaje. Sin hacer valer este favor como una gracia, se lisonjea este Resp.·. cuerpo que no olvides nunca que el Compañero debe dar prueba de su adhesión a nuestra sociedad; bien sea comunicándole sus luces, o viniendo a agotar en sus fuentes los principios y conocimientos que ignores; sin que padezca tu amor propio creyéndote superior a aquellos mismos principios y conocimientos.
Redobla tu celo y actividad Hermano mío; medita con madurez los emblemas de nuestro arte; acuérdate que la parábola no tiene sino un verdadero sentido, pero que se puede interpretar de diferentes maneras.
La explicación que te damos de nuestros emblemas te parecerá quizá errónea, porque estamos obligados a ocultarte en parte su verdadera interpretación cuyo descubrimiento debe ser el fruto de tu trabajo, de tu inteligencia y sobre todo de tu veneración por todo lo que lleve el carácter augusto de aquella sabiduría, cuyo santuario es este Templo, y nosotros sus verdaderos ministros.
Ejercita nuestro espíritu, buscando la verdad. El atleta solo adquiere fuerza y vigor con un ejercicio continuo; así mismo no se desenvuelve el espíritu de un sabio, no se enriquece de conocimientos, sino a fuerza de un trabajo infatigable. El hilo que ha de servirte de guía en el laberinto confuso de tu entendimiento ya se te ha puesto presente para que por su medio puedas llegar al conocimiento de esta estrella misteriosa, que te guiará, como guiaba a los magos cuando buscaban al Señor de la naturaleza, al conocimiento de sus obras, y de ti mismo.
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