Para determinar los elementos axiológicos y de significatividad de la Cámara de Reflexiones, es necesario comprender, en primera instancia, el significado del concepto cámara y del concepto reflexión, para poder comprenderlo posteriormente desde su articulación inseparable en la formación masónica del aprendiz.
Desde sus raíces latinas y griegas, la palabra cámara [Según el diccionario de la R.A.E., el término cámara viene del latín cámara, y este del gr. καμαρα que significa bóveda.], cámara, significa bóveda, cámara, entendida como sala, pieza principal de una casa o como reunión de personas para tratar algún asunto. También hace referencia al sepulcro o bóveda sepulcral.
Por su importancia, desde el acontecimiento iniciático del A.·.M.·. conviene que nos detengamos en el concepto de reflexión. La reflexión, la comprendemos desde la conceptualización que hace Jonh Locke [Filósofo inglés del siglo XVII, fundador de la escuela empírica, caracterizada por que el conocimiento se funda en la experiencia, la cual plantea desde dos dimensiones, la primera como percepción externa mediante los sentidos –sensación- y como percepción interna de estados psíquicos -reflexión- esta última ópera siempre sobre un material aportado por la sensación. Planteamientos hechos en su obra "ensayo sobre el Entendimiento Humano."] como "aquellas noticias que el espíritu adquiere de sus propias operaciones y del modo de efectuarlas, en virtud de lo cual llega a poseer ideas de estas operaciones en el entendimiento."
La reflexión es la apropiación teórica y la comprensión desde el pensar, sentir y actuar de las acciones que proyecta el espíritu del A.·.M.·. y que pueden ser conocidas, en un primer momento, desde el conocimiento sensible para construir un conocimiento abstracto, desde la reflexión y un conocimiento lógico, en la operacionalidad de los elementos teóricos construidos.
La reflexión es un proceso que articula teoría, contexto e interacciones entre los anteriores. La reflexión se identifica por la inserción desde la conciencia humana a la experiencia, la εμπειρία [Termino griego que significa experiencia.] griega, comprendida como toda acción que construye, esta experiencia se confronta desde la inmersión consciente del hombre en el mundo, lo que le posibilita construir su visión del mundo, a partir de procesos de descripción, interpretación, explicación y valoración de los intercambios simbólicos, las manifestaciones afectivas, sociales culturales, económicas y éticas-políticas.
Es importante tener claro que la reflexión, a diferencia de otras formas de conocimiento, supone tanto un sistemático esfuerzo de análisis, como la necesidad de elaborar una propuesta totalizadora, que captura y orienta la acción. El conocimiento sólo puede considerarse instrumento de los procesos de reflexión cuando se ha integrado significativamente no en parcelas aisladas de la memoria semántica, sino en los esquemas de pensamiento más genéricos que activa el individuo al interpretar la realidad concreta en la que vive y sobre la que actúa, y cuando organiza su propia experiencia.
La reflexión, es el medio para construir un conocimiento en la acción, que responde a situaciones polémicas, desde el espíritu humano y que pretende construir una acción con sentido.
La Cámara de Reflexiones, desde la concepción masónica, se comprende como la sala en el que se encierra al neófito antes de su iniciación, para meditar ante un cierto número de símbolos. Es allí donde debe también redactar su testamento filosófico [Pequeño diccionario de términos Masónicos. Algunas denominaciones masónicas].
El encierro del cual es objeto el neófito, posterior A.·.M.·., en la Cámara de Reflexiones, le posibilita entrar en el más profundo de los silencios que contrasta con un mundo cotidiano caracterizado por el exceso de ruidos. En este espacio es donde el neófito, posterior A.·. M.·. comienza su conocimiento iniciático, caracterizado, no por la teorización a la que estamos acostumbrados, sino por la reflexión en los términos anteriormente expuestos desde la confrontación del yo con yo, en lo más profundo del autoconocimiento interior. Es por eso que valorar la experiencia iniciática de la Cámara de Reflexiones, permite al neófito, posterior A.·.M.·., transformar su relación con el mismo, con su entorno, con los demás y con el G.·.A.·.D.·.U.·.
Es importante comprender el proceso de la Cámara de Reflexión en el grado de A.·.M.·. pues es el comienzo, el preámbulo, el inicio desde el momento de las vendas en los ojos, en el cual, debe, necesariamente, confrontarse el neófito, posterior A.·.M.·., con sus propias oscuridades, que lo preparan para comprender las oscuridades propias de la muerte, es allí, donde la reflexión afecta la acción y comienza a transformar la vida del neófito, posterior A.·.M.·.
Pero, ¿por qué reflexionar en un espacio oscuro y sólo sobre la muerte? Esta pregunta es el centro del quehacer reflexivo del neófito, posterior A:. M:. ya que la muerte es vista como última morada, el final, descanso eterno. Es la muerte, la que propicia en el hombre el miedo, pero para otros es signo de esperanza, como a muchos les produce indiferencia.
Ya Francis Bacon decía: "Los hombres tienen miedo de la muerte, como los niños temen ir por la oscuridad".
La Cámara de Reflexiones, caracterizada por sus paredes negras, las cuales simbolizan el misterio, la ignorancia y la oscuridad en que se encuentra el neófito [Randolf M.Koppel A.·.M.·. La Cámara de Reflexión en - es expresión del hombre profano. Platón. Fedón. 250 D y 66.], que anda en tinieblas y le teme profundamente al sufrimiento y, por tal razón, en ella se encuentran los emblemas de la muerte y una lámpara sepulcral. Esta realidad nos hace enfrentar una crisis interna, una confrontación dialéctica en el cual las tesis del neófito, posterior A.·.M.·., su visión del mundo, se confronta con una antítesis, la simbología presente en la Cámara de Reflexiones; de esta confrontación dialéctica debe surgir la síntesis, entendida como una vida nueva, que se reconstruye a partir de la formación del A.·.M.·.; es importante determinar que la Cámara de Reflexiones representa el cuerpo del neófito, posterior A.·.M.·. que sirve de prisión al ser interior, al espíritu.
Platón sostiene que el cuerpo es la cárcel del alma, algo así como el caparazón que lleva dentro a la ostra. Supone un lastre negativo para el alma, pues le crea necesidades, enfermedades, deseos, temores, pasiones y sensaciones que le obstaculizan la búsqueda de la verdad. Es un estorbo del que el alma tiene que liberarse poco a poco, del que tiene que purificarse para poder acceder a la contemplación de las ideas. El cuerpo inclina al alma a poseer cada vez más, a ser ambiciosa, al comportamiento violento y a la guerra, a los placeres sensibles.
Está crisis dialéctica se complementa con las inscripciones en las paredes, cuya finalidad es levantar las energías y desarrollar la voluntad del neófito, como son:
"Conócete a ti mismo".
"Si te trae aquí la mera curiosidad, vete".
"Si rindes homenaje a las prerrogativas humanas, vete, porque aquí no se las conoce".
"Si temes que alguien te eche en cara tus defectos, no prosigas".
"Espera y cree. Porque entrever y comprender el infinito es caminar hacia la perfección".
"Ama a los buenos, compadécete de los malos y ayúdalos, huye de los embusteros y no oigas a nadie".
"El hombre perfecto es aquel que más útil es a sus hermanos".
"No juzgues livianamente las acciones de los hombres, elogia poco, adula menos. Jamás censures ni critiques".
"Lee y aprovecha, mira e imita, reflexiona y trabaja, trata de ser útil a tus hermanos y trabajarás para ti mismo".
"Piensa siempre que polvo eres y en polvo te convertirás".
"Naciste para morir." [Cfr. ADOUM. Jorge, Esta es la masonería. El aprendiz y sus misterios. Primer Grado. Ed. Kier S.A. Buenos Aires, 1999.]
De todas estas inscripciones en las paredes, debe resaltarse la sigla V.I.T.R.I.O.L., en fin, resume en sí el contenido potencial de todos los símbolos presentes en la Cámara de Reflexión: Visita Interiora Terrae Rectificando que Invenies Occultum Lapidem (visita el interior de la tierra y rectificando hallarás la piedra oculta). Sólo adquiriendo conciencia de la propia identidad, analizando y discerniendo, ordenando y rectificando las apariencias con que nuestros sentidos nos velan la realidad, seremos capaces de encontrar en nosotros mismos la materia prima del verdadero ser, la chispa "divina" que habita en cada hombre.
Estas inscripciones, como en contexto de la Cámara de Reflexiones, buscar generar en el neófito y posteriormente en el A.·.M.·., la confrontación dialéctica entre muerte y vida, entre dolor y felicidad, entre engaño e iluminación. Si los cinco sentidos ofrecen la muerte, el espíritu da la vida eterna.
Otro elemento presentes en la Cámara de Reflexiones, como primer contacto del neófito, posterior A.·.M.·., con su iniciación es el simbolismo de la tierra, representando el volver a su estado de inexistencia, a su no ser, posibilitando su renacimiento con una nueva visión del papel a que es llamado y al ser consagrado como A.·.M.·., debe reorientar su vida, a partir de la significatividad de los elementos propios de la tierra, presentes en la Cámara de Reflexiones, a saber: agua, pan ,azufre, mercurio, sal y carbón o ceniza, el significado de cada uno de estos elemento tiene un profundo valor simbólico.
De toda esta simbología, es importante comprender las siguientes:
- El color de las paredes: Es negro, generando un ambiente de penumbras, simbolizando esta oscuridad el estado de conciencia actual del neófito, posterior A.·.M.·.
- Los huesos humanos y piedras: Significan el caos en que hemos desenvuelto nuestras vidas hasta ese instante, en lo material y espiritual, y que precede al orden que prendemos establecer en ella a partir de nuestra Iniciación masónica.
- El cráneo humano: Simboliza la igualdad que nos depara la naturaleza a todo ser viviente, y debe inspirar al neófito a reflexionar sobre la necesidad de actuar en concordancia principios y valores de solidaridad con los más necesitados, de tolerancia y respeto para quienes no concuerdan con sus ideas o conceptos, y de justicia y verdad para con todos sus semejantes.
- El reloj de arena: Representa el flujo inexorable del tiempo y la corta duración de la vida del cuerpo físico, así como la necesidad que tenemos de emplear este breve destello de nuestra existencia material para construir nuestro templo interior, luchando contra nuestras pasiones, y haciendo cuantas buenas obras y servicios a los demás nos sean posible, pero también indica el regreso al origen, lo vacío y lo lleno, lo inferior y lo superior, el Cielo y la Tierra, lo de arriba y lo de abajo.
- El gallo: Indica el despertar interior del hombre, el triunfo de la Luz sobre las tinieblas, señalando además, la necesidad de la vigilancia que hemos de tener sobre nuestros actos, no permitiendo que nada nos aparte del sendero de la Verdad, la Justicia y el Honor.
- El pan y el agua: Así como ellos constituyen el alimento del cuerpo, los pensamientos limpios y nobles constituyen el alimento del espíritu. Además hace referencia al espíritu de sacrificio y de servicio que ha del estar siempre presto a brindar el Iniciado, indicando que como el pan mitiga el hambre material, así él está dispuesto a consolar, ayudar y servir al necesitado; y el agua, que es la esencia de la vida humana, calma la sed, sirve para el regadío de las cosechas, para la producción industrial, etc. Simbólicamente nos muestra la necesidad de la moderación en nuestros actos, evitando el excesos de los extremos, y ambos unidos (el pan y el agua) nos indican lo necesario de la prudencia con que hemos de enfrentar las vicisitudes del diario vivir.
- El azufre: Representa la acción o energía espiritual creadora que parte del ser interno, es la esencia o chispa divina que reside en cada hombre y que tiende a elevarlo a su Creador.
- El Mercurio: Simboliza toda influencia material o sensorial que procedente del medio externo, intenta penetrar el ser interno del hombre.
- La sal: Formada por cristales, es el equilibrio entre los principios internos (azufre) y la influencia de las sensaciones que provienen del exterior (Mercurio) y representa la armonía de los elementos anteriores que debe alcanzar el neófito, posterior A.·.M.·., antes de ser iniciado, logrando estabilizar su ser interno, preparándolo así para recibir la LUZ. También indica al Candidato que la sal es obtenida producto del Trabajo, simbolizando, igualmente, la necesidad de trabajar con productividad para que la Sociedad progrese.
- La Ceniza: Este elemento simboliza a la necesidad de incrementar la producción [Producción de bienes y servicios, medio por el cual el trabajo humano crea riqueza.], atendiendo a que el mismo es el resultado de la acción del elemento fuego actuando sobre las materias primas, que posteriormente se convertirán en objetos de consumo [Adolfo Terrones Benítez. Gr.·. 32º y Alfonso León García González. Gr.·. 33º. El libro del aprendiz masón. Los 33 temas del aprendiz masón y estatutos de la orden. Ed. Erbasa, México D.F afirman que: "luego lleva su vista al plato que guarda la CENIZA, y se imagina que es el GERMEN que contiene todas las substancias que produce la Naturaleza, pero IGUALADAS mediante la acción del FUEGO, lo que viene a demostrar, que debe incrementarse la PRODUCCIÓN que nos brinda por nuestra Madre TIERRA, porque es lo que nos da la VIDA, el VIGOR y la FUERZA."] .
- La Lámpara sepulcral: Su débil luz representa la vida del hombre, lo que indica la necesidad que este tiene de la Solidaridad y la Fraternidad, del esfuerzo común que transforma la vida y eleva al hombre a la categoría de ser social.
- El Sarcófago y el esqueleto humano: Representan el estado de descomposición moral a que llega el hombre que carece de un guía que le conduzca por el camino de la Virtud, el Amor y el Servicio a la humanidad que ha de ser la aspiración de todo masón.
A manera de conclusión podemos decir que El candidato antes y después del paso por la Cámara de Reflexiones, debe ser amigo de lo Justo, hombre de bien, capaz de ser luchador contra la absurda ambición de los reconocimientos y glorias humanos, sabiéndolas efímeras frente a la inmensa grandeza y justicia del Eterno.
Por otra parte, la Cámara de Reflexiones es representación, del macrocosmos y del microcosmos, es decir, del universo y del hombre; además nos hace recordar el estado de ignorancia en el que vivimos los humanos antes de conocer el principio fundamental de la orden masónica, "hay que morir a los vicios para nacer a las virtudes", como el legado verbal trascrito por sus seguidores y donado a la humanidad por el Q.·. y V.·. H.·. " Jesús de Nazaret " que dice: "El que no nace de nuevo, no entrara al reino de los cielos."
La Cámara de Reflexiones, representa el descenso a los infiernos, la muerte aparente que precede a la reencarnación, el reencuentro con una nueva vida. En el tenemos nuestras primeras reflexiones antes de ver la luz. Reflexionamos acerca de los "Deberes del Hombre para con Dios... para con sus semejantes... y para consigo mismo". Volvemos la vista hacia Dios y hacia nosotros mismos.
- El Sarcófago y el esqueleto humano: Representan el estado de descomposición moral a que llega el hombre que carece de un guía que le conduzca por el camino de la Virtud, el Amor y el Servicio a la humanidad que ha de ser la aspiración de todo masón.
A manera de conclusión podemos decir que El candidato antes y después del paso por la Cámara de Reflexiones, debe ser amigo de lo Justo, hombre de bien, capaz de ser luchador contra la absurda ambición de los reconocimientos y glorias humanos, sabiéndolas efímeras frente a la inmensa grandeza y justicia del Eterno.
Por otra parte, la Cámara de Reflexiones es representación, del macrocosmos y del microcosmos, es decir, del universo y del hombre; además nos hace recordar el estado de ignorancia en el que vivimos los humanos antes de conocer el principio fundamental de la orden masónica, "hay que morir a los vicios para nacer a las virtudes", como el legado verbal trascrito por sus seguidores y donado a la humanidad por el Q.·. y V.·. H.·. " Jesús de Nazaret " que dice: "El que no nace de nuevo, no entrara al reino de los cielos."
La Cámara de Reflexiones, representa el descenso a los infiernos, la muerte aparente que precede a la reencarnación, el reencuentro con una nueva vida. En el tenemos nuestras primeras reflexiones antes de ver la luz. Reflexionamos acerca de los "Deberes del Hombre para con Dios... para con sus semejantes... y para consigo mismo". Volvemos la vista hacia Dios y hacia nosotros mismos.
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