lunes, 12 de febrero de 2018

LA APERTURA DE CAMINO DEL COMPAÑERO MASÓN

 
El recipiendario concentrando toda su energía, y conducido por los influjos celestiales, nace aprendiz masón en un espacio sagrado, simbolizado por el templo.
 
Pule la Piedra bruta, de la que parte con las Herramientas propias de su grado y centrando toda su atención en no desviarse de la línea recta que le conduce a Oriente, rectitud que es simbolizada por los tres pasos del aprendiz.
 
Así su trabajo fructifica, intuyéndose en la Piedra bruta las seis caras propias de la Piedra cúbica que todos portamos. Es decir, el "Hombre Nuevo", que habiendo nacido al morir el viejo por la muerte iniciática y ordenado según lo sagrado, es capaz de trabajar A.·. L.·. G.·. D.·. G.·. A.. D.·. U.·., y recibir su salario: despertar a la Verdad, la única Realidad, lo que le llevará a ser digno de su admisión entre los compañeros masones.
 
De este modo, habiendo sido purificado por los cuatro elementos durante su tiempo de Aprendiz, simbolizados por las cuatro primeras gradas, puede ascender a la que corresponde a la Quinta-esencia, síntesis y principio de aquellos, desde donde puede contemplar la Estrella Flamígera. Su luz es la que guía nuestros pasos, abriéndonos al Universo entero, a toda la Creación, tanto formal como no formal; y nos permite reconocer que todas las energías que componen lo creado se hallan de forma idéntica tanto en el macrocosmos como en el microcosmos, es decir en nosotros.
 
También, para ayudarnos en esta apertura, en este nuevo despertar de la conciencia, se nos instruye en el manejo de las Herramientas y Artes propias del compañero, así como en el saber de los grandes iniciados que nos precedieron. Todo ello sin olvidar en ningún momento que esta andadura por la horizontal (simbolizada por el Nivel), por todo lo manifestado, reflejo del Principio Universal, debe ir siempre dirigida por la Perpendicular o Plomada, por donde desciende la Luz. Conformando ambas, Plomada y Nivel, la Escuadra.
 
Es pues mediante la Escuadra que podemos comprobar e ir trabajando la Piedra cúbica que somos y emprender el viaje hacia su "Centro", desde el que se accede al "Verdadero Hombre", capaz de cumplir en el Universo creado su "oficio", es decir encarna, el Principio cada uno según las posibilidades que le han sido dadas. Se le ofrece pues al Compañero toda la manifestación para que sirviéndonos de soporte podamos reconocer que todo proviene del Principio Universal, Único. Y que Este al manifestarse, al reflejarse, lo hace de forma binaria. O sea, que las energías que componen el Universo, la Obra del Gran Arquitecto, obedecen a una perfecta complementariedad.
 
Así, el ser humano, siendo reflejo en la Creación del Principio Universal, está conformado como ser manifestado por las dos energías complementarias, activa y pasiva. Al igual que el binomio hombre-mujer, también símbolo de la Unidad. Dicho esto cabe preguntarse: ¿Cuál es en este reflejo el "oficio" de la energía pasiva, presente tanto en el hombre individual como en la humanidad tomada como un todo?
 
Podríamos decir que lejos de ser una pasividad sin dirección, toda su acción está en su pasividad-receptividad que constantemente genera al ser fecundada por lo activo, o principio luminoso. Símbolo de lo cual es la letra "G" en el centro de la Estrella Flamígera. Pero su "generación" es gratuita, no es de su posesión, ya que generar es su "oficio", siendo sólo así cuando verdaderamente es. Más, si su acción se dirige hacia la posesión, pierde su posibilidad receptiva y por tanto la verdaderamente generativa. Es decir, aquella que siendo soporte interviene en la generación de la Luz en su dimensión horizontal.
 
Y en nuestro camino de retorno al origen reconocer en nosotros dichos principios es lo que nos permitirá que la multiplicidad de lo horizontal, o podríamos decir que toda acción en este plano, se sintetice en un solo punto central para desde ahí poder ascender.
 
Podríamos preguntarnos también, ¿qué pasa en nuestro mundo moderno? En general la acción del mundo contemporáneo no va encaminada a reunir lo disperso, a sintetizar, a complementar, para despertar y ser conscientes de lo que en el plano superior es Único. Sino que, al revés de la complementariedad, le rige la competencia a muerte por la posesión externa, ya sea económica, intelectual, de poder, u otras más sutiles como el reconocimiento, el afecto a cambio de intereses, etc.
 
El mundo actual tanto endurece su parte pasivo-receptiva, dirigiendo toda su acción hacia la multiplicidad sin orden, que se niega la posibilidad de generar y, lo que es peor, con ello da cabida a cualquier desorden o monstruosidad, o lo que es lo mismo a la "degeneración".
 

Hay pues en la apertura del camino del Compañero, ayudas y dificultades que sólo con el Trabajo y la Invocación de las energías celestiales, estando al Orden y siendo guiado por la Luz, le conducirán de nuevo recto al Oriente, como simboliza la marcha de su grado.


 

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