Como todos conocéis, al final de nuestras tenidas finalizamos el rito con la llamada Cadena de Unión. Esta cadena que nos une a todos, desde el Venerable a los nuevos aprendices tiene, entre otros, dos significados que desearíamos destacar en este momento.
En primer lugar, es una imagen en el plano de la cadena vertical que entronca con los orígenes de nuestra Orden y asegura una transmisión regular, a través de los iniciados de todos los tiempos, con el Gran Arquitecto Universal. Esto se produce por medio de nuestros símbolos, ritos y mitos que no son sino manifestaciones prototípicas de arquetipos permanentes que, hoy como ayer, están presentes en el plan y la estructura cósmica.
En segundo término, y como su nombre lo indica, significa la unión efectiva y real de los integrantes de la Logia en una nueva entidad que rechaza las individualidades para integrarlas en un organismo unitario de energía y alcance mayor por sus propias características transpersonales, conformando así un colectivo cuya fuerza es más grande que la suma de los elementos individuales, como bien lo sabéis por propia experiencia, pues ya habéis participado en su composición. Haciendo la salvedad que esta cadena fraterna no sólo se refiere a nuestra Logia, o a nuestras obligaciones con toda la hermandad masónica, sino a la humanidad en general, y en particular a la totalidad de los iniciados que hubieran conocido el camino del conocimiento por otras vías diferentes a la nuestra.
Debemos recordar sin embargo que cuando comienza a formarse, esta cadena está incompleta y hay un vacío en ella, un eslabón que aún no ha sido cerrado, por lo que el Venerable Maestro pregunta:
- "Queridos hermanos, Maestro de Ceremonias ¿Por qué está rota la cadena?"
- Y el Maestro de Ceremonias responde:
- "Por nuestras imperfecciones Venerable Maestro".
- Entonces el Venerable Maestro vuelve a preguntar:
- "¿Cómo podemos cerrarla?"
- Y el Maestro de Ceremonias contesta:
- "Con las palabras sagradas de Sabiduría, Fuerza y Belleza. Uno para todos y todos para uno, repetidas tres veces".
- "Cerradla, querido hermano", ordena el Venerable.
Y mientras el Maestro de Ceremonias lo realiza los integrantes de la Logia pronuncian tres veces las palabras sagradas, sus brazos derechos sobre los izquierdos y engarzando los dedos con los de los lados, constituyendo un círculo mágico perfecto de concentración de vibraciones, un dínamo generador, no únicamente capaz de transmitir su fuerza a cada uno de los integrantes, sino la de emanar a otros espacios visibles e invisibles; una forma activa de la invocación y también un encantamiento de protección para todos aquellos que tienen la gracia de participar en los misterios del Arte Sagrado, los llamados guardianes del Templo de la sabiduría salomónica, imagen de todos los templos, los que como parte de sus funciones deben saber estrechar sus filas y trabajar de modo armónico, tendiente a la perfección.
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