Una de las preguntas que más me gustan del ritual la efectúa el Venerable al Primer Vigilante:
«- ¿Están los obreros contentos y
satisfechos?
- Así lo parecen en ambas columnas, Venerable Maestro».
- Así lo parecen en ambas columnas, Venerable Maestro».
Se trata de
una pregunta sencilla, pero absolutamente necesaria, ya que ningún ritual
puede terminarse sin la plena satisfacción de sus componentes.
La satisfacción
indica que los trabajos han resultado provechosos. El aprendizaje a extraer de
esta enseñanza ritual es que cada día deberíamos estar contentos de haber
desarrollado nuestro trabajo, o por lo menos una parte de él, de forma
satisfactoria.
Busquemos entre las acciones realizadas durante la jornada
aquella de la cual nos sentimos más complacidos y dediquemos unos minutos a
reflexionar sobre las que han resultado poco provechosas.
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