El Venerable
Un compañero masón que realizaba su tour de aprendizaje por países extranjeros encontró en uno de sus viajes una piedra preciosa y la guardó en su zurrón. Un día encontró a otro viajero en una posada. Sentados en una mesa abrieron sus zurrones y se dispusieron a compartir sus provisiones.
Un compañero masón que realizaba su tour de aprendizaje por países extranjeros encontró en uno de sus viajes una piedra preciosa y la guardó en su zurrón. Un día encontró a otro viajero en una posada. Sentados en una mesa abrieron sus zurrones y se dispusieron a compartir sus provisiones.
Cuando el viajero vio la joya del masón, le preguntó si no le importaría regalársela. El compañero masón se la dio sin más. El viajero, sorprendido por tal extrema generosidad, le dio las gracias efusivamente y marchó a descansar. Se acostó lleno de gozo con aquel regalo inesperado. Sin duda aquella piedra le daría riqueza y seguridad para el resto de sus días.
Pero pocos días después volvió su camino hacia atrás en busca del generoso masón. Lo encontró, le devolvió la joya y le dijo suplicante:
"Se que esta joya tiene un valor incalculable pero te ruego que me des algo de mucho más valor. Enséñame, por favor, lo que te permitió dármela".
"Se que esta joya tiene un valor incalculable pero te ruego que me des algo de mucho más valor. Enséñame, por favor, lo que te permitió dármela".
El Primer Vigilante
"No camines delante de mi, puede que no te siga. No camines detrás de mí, puede que no te guíe. Camina a mi lado y sé mi amigo".
"No camines delante de mi, puede que no te siga. No camines detrás de mí, puede que no te guíe. Camina a mi lado y sé mi amigo".
El Segundo Vigilante
En el camino aprendí que llegar alto no es crecer, que mirar no siempre es ver, ni escuchar es oír.
Ni lamentarse es sentir, ni acostumbrarse es querer.
En el camino aprendí, que andar solo no es soledad, que cobardía no es paz, ni ser feliz sonreír.
Y que peor que mentir, es silenciar la verdad.
En el camino aprendí, que puede un sueño de amor abrirse como una flor, y como esa flor morir, pero en su breve existir, es todo aroma y color.
En el camino aprendí que la humildad no es sumisión, la humildad es ese don que suele confundir: no es lo mismo ser servil, que ser un buen servidor.
Cuando vayan mal las cosas como a veces suelen ir, cuando ofrezca tu camino solo cuestas que subir, cuando tengas poco haber, pero mucho que pagar, y precises sonreír aún teniendo que llorar.
Cuando el dolor te agobie y no puedas ya sufrir, descansar acaso debes, pero nunca desistir.
Cuando todo esté peor, más debemos insistir.
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