Ninguna de estas canciones o himnos que se van a publicar a continuación se acerca ni de lejos a la más importante de las piezas musicales masónicas, que sin duda es la famosísima Flauta Mágica de un genial compositor masón, Wolfgang Amadeus Mozart, de quien hablaremos más adelante ampliamente, y que fue toda su vida un fiel católico; las condenas de la Iglesia contra la Masonería estaban ya formuladas en la segunda mitad del siglo XVIII pero de forma mucho menos tajante que en el XIX y envueltas en una confusión semejante a la de nuestro tiempo.
La Flauta Mágica posee una dimensión y una trama masónica evidentes, pese a lo cual muchos comentaristas muestran cierto pudor para no insistir en ello. Toda la composición mozartiana es la ambientación y el relato fantástico de una iniciación del protagonista joven en la Masonería, institución a la que se cubre de elogios y se trata con reverencia impar.
Las Canciones que se incluyen en las Constituciones de Anderson, y que son, dentro del mismo siglo XVIII, muy anteriores, pertenecen a la época primordial de la Masonería especulativa. Las dos primeras (canción del Maestro y canción del Vigilante) son obra, en cuanto a la letra, del propio Anderson y constituyen dos resúmenes de la historia masónica, es decir de la primera sección de las Constituciones. La tercera, o Canción del Compañero, obra del Hermano Charles Delafaye, se destina a la Gran Fiesta Anual. La cuarta, o canción de los Aprendices, fue compuesta por otro Hermano, Matthieu Birkhead, para ser cantada en logia una vez solucionados por el Maestro los asuntos importantes.
Las dos canciones debidas a Anderson son farragosas y reiterativas; él creía escribir poesía pero las letras de tales cánticos son la antología de la credulidad y el aburrimiento. Las transcribimos por fidelidad al texto completo de las Constituciones y nada más.
Las dos breves canciones finales son mucho más vivas y poéticas; también más jactanciosas y exageradas.
Todo el cancionero (especialmente sus dos últimas piezas) exalta el secreto masónico, que es también un motivo director para todas las partes del Libro de las Constituciones, como habrá observado el lector y comentaremos en la tercera y cuarta parte.
Publicaré cada una de estas 4 canciones en cuatro entradas sucesivas e individuales.
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