Una de las primeras órdenes del Venerable Maestro durante la apertura de los trabajos de la logia es que sus ayudantes se aseguren de que ésta está a cubierto de indiscreciones profanas. Entonces el Guarda Templo, armado con la espada del discernimiento, sale del templo para cumplir con este mandato.
Cuando iniciamos una labor importante, debemos concentrarnos en ella e intentar que nadie nos interrumpa.
La voluntad (representada por el Venerable Maestro) le dice a la conciencia (el Primer Vigilante) y éste al protector de los deseos (el Segundo Vigilante) que compruebe nuestro estado de protección y espera una respuesta satisfactoria de nuestras defensas.
Todos hemos aprendido a construirnos una envoltura como protección externa. Al principio esa barrera suele ser infranqueable, nos mostramos egoístas, pensamos en nuestros intereses, ponemos a cubierto nuestra logia interior e impedimos la entrada de todo aquello que nos asusta. Poco a poco, iremos abriendo nuestras barreras y permitiremos que los portadores de nuevas experiencias penetren en nuestros espacios internos, siempre que hayan sido iniciados en nuestros misterios. Dicho de otro modo, nadie va a revelar sus secretos íntimos a un desconocido.
Cuando alguien está trabajando en los aspectos más elevados de su personalidad, necesita estar protegido de las interferencias que podrían generar las tendencias que son ajenas a la labor que se está realizando.
Imaginemos por un momento el impacto que podría causar en una persona cualquiera entrar por equivocación en uno de los templos y encontrarse a una serie de individuos vestidos con un mandil y unos guantes, algunos con espadas, otros con báculos, con malletes...
Antes de iniciar los trabajos debemos asegurarnos de estar a cubierto. En nuestra labor cotidiana también debemos tomar esa precaución.
En un curso de formación de empresarios, uno de ellos me comentó que en una reunión habían decidido un nombre para su portal de Internet a punto de estrenar (y habían comprobado que estaba disponible). Ese mismo día le comentó a un amigo el tema. Al día siguiente el nombre había sido registrado por otra empresa.
Cuando alguien nos informa de que mañana va a iniciar un régimen alimenticio, podemos apostar a que en la mayoría de los casos durará dos días, porque gran parte de la energía de voluntad que necesita para conseguir su objetivo la está perdiendo en el anuncio.
Mantenerse a cubierto de indiscreciones profanas significa guardar la energía de un proyecto a buen recaudo hasta que esté en la calle, hasta que se haya plasmado en la realidad. Sólo deben conocer su desarrollo las personas que forman parte de la familia (el grupo con el que trabajamos en ese proyecto).
Por otro lado, también debemos ponernos a cubierto de aquellos que puedan lastimarnos de algún modo. Hay personas que son vampiros inconscientes y absorben la vitalidad de quienes se acercan, hasta el punto de que si alguien se sienta a su lado o habla con ellos durante un rato nota que está completamente agotado y parece incapaz de realizar su trabajo. En estos casos, haremos bien en cubrir la logia de nuestro cuerpo físico envolviéndolo en una compacta coraza de luz.
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