viernes, 19 de enero de 2018

LA CÁBALA, LA DOCTRINA ESENCIAL DE LA TORAH



La Torah Oral es la transmisión, de generación en generación, de los misterios e "interpretaciones" contenidas en la Torah Escrita en forma de "sonidos" (palabras inspiradas) o "luces rutilantes" (visions espirituales). Sigue de ello que lo que se dice en Pirke Aboth (1, 1):

"Moises recibió la Torah en el Sinaí y la transmiti6 a Josué, Josué a los ancianos, los ancianos a los profetas y los profetas a los hombres de la Gran Sinagoga".

Se refiere tanto a la Torah Escrita como a la Oral.

"Cuando el Santo, bendito sea él, se reveló a si mismo sobre el Sinaí para dar la Torah a Israel, se la entregó a Moisés en el siguiente orden: Las Escrituras  (la Torah Escrita); Mishnah, el Talmud, el Haggadah (que juntos designan la Torah Oral)" (Rabba del Éxodo, 47, 1)

 Toda enseñanza oral ortodoxa, aún cuando sea presentada como expresión personal de un maestro, vuelve a los "sonidos" y luces" del Sinaí. "Hasta lo que un discípulo notable estaba destinado a enseñar en presencia de su maestro, ya le había sido dicho a Moisés en el Sinaí (P. Peah, 17a).

Ahora bien: el Haggadah, o el Midrashim Haggádico, forma el eslabón entre la instrucción pública o Talmúdica y la enseñanza secreta de la Cábala, la "recepción" de la sabiduría pura, proyectada para los elegidos espirituales de Israel.

El Haggadah conduce desde el "servicio de Dios" hacia el "Conocimiento del Santo, bendito sea él". "¿Deseas conocer al que habló y dio nacimiento al mundo? Estudia el Haggadah, pues por él llegarás al conocimiento del Santo, bendito sea él, y consérvate en sus senderos" (Sifre Deuteron., xlix, 85a).

La Doctrina Oral interpreta las Escrituras mediante cuatro métodos fundamentales de exégesis que conducen a la Cábala, a la esfera de sod, "misterio", o según lo llama el Talmud, Pardes, el Paraíso del conocimiento divino. Las cuatro consonantes de la palabra Pardee (P R D S) designan por sí mismas estos cuatro métodos, es decir: P = peshot, la interpretación "simple" de las Escrituras, que la enfoca en todas las formas disponibles para un razonamiento elemental; R = remez, "alusión" a los numerosos significados ocultos en toda frase, toda letra, signo y punto de la Torah; D = derash, la "exposición homlítica" de las verdades doctrinales, incluyendo a todas las posibles interpretaciones de la Torah; S = sod, "misterio", iniciación a hokhmah, la sabiduría divina oculta en las Escrituras y llamada, en tanto sea una enseñanza, Hokhmah Hakabbelah, la "sabiduría de la tradición esotérica.

Este cuarto método, que enseña los "misterios de la Torah" (Sithre Torah), consiste esencialmente de la exégesis espiritual y la aplicación del primer capítulo del Génesis (Maaseh Bereshith, el "Trabajo del Principio") y del primer capítulo de las profecías de Ezequiel, que contienen la visión del trono divino en forma de "carroza" celestial (Mooseh Merkabah, el "Trabajo de la Carroza").

Pero además de estas enseñanzas fundamentales, concernientes a la emanación del principio universal y la reintegración en él, todas las Escrituras pueden servir de punto de partida para el método exegético de sod. Los diez Sefiroth, "numeraciones" o determinaciones de los aspectos divinos, juegan en este método el papel de apoyos para la contemplación, mientras que los nombres divinos representan los medios operativos de unir el Cabalista (quien los invoca de acuerdo con reglas iniciáticas) con "la luz de Sinaí", la presencia real de Dios.

Como acabamos de ver, la Cábala es la esencia doctrinal de la Torah, el receptáculo en el corazón del Judaísmo de los "misterios ocultos desde el principio del tiempo".


Dios ha revelado estos misterios en muchas formas tradicionales o religiosas; pero esta diversidad es sólo la expresión de la infinita "riqueza" de una verdad, y no afecta en ninguna forma su trascendente e inmutable unidad. La Cábala no es por lo tanto nada más que la rama judía de ese "árbol" universal de deificante sabiduría que se descubre en la base de toda forma ortodoxa que guíe a un conocimiento puro e integral.

Este conocimiento de la verdad divina fue entregado a los patriarcas de Israel y a sus discípulos elegidos, y finalmente quedó cristalizado en la revelación Sinaítica. Moisés se la transmitió a Josué, Josué a los ancianos, los ancianos a los profetas, los profetas a los hombres de la Gran Sinagoga, y éstos a su vez se la comunicaron a los miembros de "la cadena de tradición (esotérica)" (shalsheleth hakabbalah).

Esta cadena parece haber quedado intacta hasta nuestros días; está destinada, en realidad, a ligar la sabiduría de Adán con la del Mesías. Después del regreso del pueblo desde Babilonia, cuando la profecía había finalizado en Israel, fue Ezra quien, en forma definitiva, entregó la Torah con sus leyes y misterios al mundo Judío. Su legado espiritual fue custodiado por los "hombres de la Gran Sinagoga", los Sofrim, (escribas) y sus discípulos, los miembros de la "cadena tradicional"; estos últimos la transmitieron a los Tannaim (siglos I a III C. E.), que eran autoridades doctrinarias, tales como los grandes maestros Cabalísticos: Akiba y Simeón ben Yohai. Después de la muerte del último de los Tannaim, que fue judas el Santo (autor de la Mishnah escrita), la doctrina oral fue enseñada por los Amoraim (siglos III al v), doctores de la Torah que "habían dejado de ser autoridades por sí mismos", pero que repetían y hacían comentarios sobre las tradiciones de los Tannaim; sus enseñanzas suplementarias de la Torah fueron recogidas en la Gemarah, "complemento" o comentario sobre el Mishnah.

Los Rabinos, o "maestros" espirituales, siguieron con las enseñanzas exotérica y esotérica de los Amoraim mediante "exposiciones" (Midrashim) y la iniciación en los misterios.

Al tiempo de la dispersión del pueblo judío, la "cadena de tradición" secreta atravesó la mayor parte de Europa. La enseñanza de los misterios de la Torah y la práctica de los métodos cabalísticos fueron conocidos en toda la Edad Media, y llegaron hasta los tiempos modernos.

Las colecciones más importantes de la doctrina esotérica del Judaísmo son el Sefer Yetsirah, el "Libro de Formación", cuya enseñanza, según se cree, deriva de Abraham; y el Sefer Hazohar, el "Libro del Esplendor", sobre el cual se basa principalmente la presente exposición de los misterios de Israel. Estas colecciones, y otros tratados místicos que gozan de autoridad, y que han sido conservados hasta nuestros días, hacen que sea posible descubrir la Cábala, el verdadero "receptáculo" de la sabiduría divina, que yace tras la letra de la sagrada Escritura.



 

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